La Res Hispanica como esperanza tranquila
La Hispanidad ha sobrevivido en "modo archipiélago" y ello nos ha conducido a la subordinación deseada por poderes extraños.
"Un continente y otro renovando las viejas prosapias,
en espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua,
ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos.
La latina estirpe verá la gran alba futura:
en un trueno de música gloriosa, millones de labios,
saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente,
Oriente augusto, en donde todo lo cambia y renueva
la eternidad de Dios, la actividad infinita.
Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros,
ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda"
Quizás no seamos ya tan optimistas como Rubén Darío acerca del futuro de la Hispanidad, esa idea que se sustenta en una realidad rotunda, pero difícil de aprehender. Se atribuye a Cicerón la definición de la paz como "una libertad tranquila", que retomó el Papa Pío XII tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Somos hispanistas de convicción, pero tranquilos.
Somos optimistas sobre el futuro de la Hispanidad, de la Res Hispanica, ese algo contundente y real pero hostil a la formalización concreta. Somos, eso también, optimistas tranquilos, sin urgencias, sin aspavientos, sin imprudencias y, por lo mismo, sin cansancio, sin agotamiento, sin desánimo. Al contrario, cultivamos la esperanza tranquila en la fuerza sencilla de las cosas mismas a las que hay que facilitarles la expresión.
Hace tres años ya un grupo de personas, un grupo de afinidad electiva, al margen de todo estatuto y de toda disciplina salvo la libre y voluntaria, empezamos a reunirnos en El Escorial para escucharnos unos a otros nuestras reflexiones sobre el Ser de la Res Hispanica (Res es Ser leído a la inversa, una sugerente retropalabra), ese complejo magma de hechos, sentimientos e ideas que celebramos cada 12 de octubre. Por ello, adoptamos el nombre de Res Hispánica, creo que feliz hallazgo de Agapito Maestre e Inés Montano.
Volvemos a encontrarnos en el Monasterio de La Rábida este fin de semana de octubre de 2025 en el que estamos. Gracias a la gestión de Fray Teodoro López, sacerdote franciscano al que conocí en una peregrinación a Tierra Santa a finales de septiembre de 2023, precisamente días antes de que Hamás perpetrara su espantoso atentado, vamos a escucharnos y a conversar en el refectorio del convento de la Virgen Santa María de los Milagros, en Palos de la Frontera (Huelva), cuyo recinto se conserva casi intacto a pesar de los siglos.
Es una gracia inesperada y maravillosa que un grupo de personas como este nuestro, humilde y menudo, pueda reunirse a pensar en libertad y tranquilidad sobre la Res Hispanica precisamente entre esos muros en los que Cristóbal Colón, acogido allí con su hijo Diego en 1484-5, elaboró su plan de viaje hacia las Indias Occidentales ayudado, y de qué modo tan práctico, por los franciscanos Fray Juan Pérez y Fray Antonio de Marchena.
Nos recordaba hace sólo unos días el pensador Juan Carlos Moreno Romo, de la Universidad Autónoma de Querétaro (dicen que Querétaro es la palabra más bonita del español), que se cumplen 100 años de la publicación de la impactante obra de José de Vasconcelos, La raza cósmica. Misión de la raza iberoamericana, en la que saluda la venida de la quinta raza, que aúna en sí las cuatro anteriores, la blanca, la negra, la roja y la amarilla y que "llenará el planeta, con los triunfos de la primera cultura verdaderamente universal, verdaderamente cósmica." Sería, creía, una de las consecuencias de la Hispanidad y de la raza iberoamericana a la que dio lugar.
En el marasmo de los acontecimientos cotidianos, visibles y no tan visibles, tanto en España como en Iberoamérica, es difícil sostener razonablemente optimismos tan entusiastas. Sin embargo, hay quien encuentra en la confusión de los hechos, difícilmente comprensible, la esperanza tranquila en la potencia de la Hispanidad en un mundo que está por venir o que ya está entre nosotros de forma aún latente y poco desarrollada.
Este mismo año de 2025 se ha publicado un libro que se titula Por qué el futuro es hispano, que explica en su subtítulo "El poder global de la Hispanidad a través de la población, la lengua y el ciberespacio." Su autor es el profesor venezolano e hispanista Carlos Leáñez Aristimuño, afincado en España y crítico incisivo de la dictadura bolivariana de Chávez y Maduro.
Para entender de forma inmediata lo que propone hay que escuchar una de sus reflexiones: "Cuando el patito feo cae en la cuenta de que es un cisne, su vida cambia. La anagnórisis[i] hispánica es darnos cuenta de que no somos el patito feo. Somos un pueblo nuevo que generó una realidad político-espiritual portentosa y que fue interrumpida a comienzos del siglo XIX. Nos han aplicado un borrado de origen, una distorsión de la memoria."
Y añade: "Estamos enmarañados con cantidad de imágenes negativas que hacen que en América vivamos la Hispanidad desde el resentimiento y que, en España, buena parte la viva como vergüenza. Nosotros debemos vivir en España desde el orgullo y en América desde el agradecimiento. Cuando lo hagamos, volveremos a caminar erguidos y comenzará otra historia."
Es más, precisa que "La lucha por la Hispanidad es sobre todo espiritual. La Hispanidad se balancea entre la fe y la razón, entre el individuo y lo colectivo, y plantea una conexión con la trascendencia… La lucha espiritual se está librando, pero todavía el nihilismo lleva las riendas. Ahora debemos conseguir las palabras, metáforas, historias y modos de decir para ir desmontando unos relatos que nos llevan a callejones sin salida. Y muchas personas están en la búsqueda."
Encabeza el texto de su libro con una frase de la profesora de Historia de América de la Universidad de Burgos, Adelaida Sagarra Gamazo: "Saber que procedemos de una gente que se batió con los tres océanos nos defiende de la tentación de acostumbrarse a una charca." Es el principio de la reflexión acerca de quiénes somos realmente al margen de la ciénaga nacional que se vive en España y del infierno totalitario y pandillero que pretende abrirse paso en Iberoamérica.
Pertenece este libro a ese impulso hispanista, rebelión hispanista lo llama. "Se trata de un movimiento espontáneo, independiente de factores estructurados de poder, que rompe el imperante clima de mentiras, omisiones y exageraciones que mantiene maniatado al gigante hispano…Sus conclusiones destruyen el relato dominante: no cabe en forma alguna avergonzarnos o sentirnos culpables de tener ascendencia hispánica."
Se une así este libro a los que, limito el campo, desde el año 2000, se han publicado en defensa de la Hispanidad. Empezaré por proximidad personal con el Viaje a los Ínferos (2003) de Agapito Maestre, al que habría que unir su defensa del gran heterodoxo, Marcelino Menéndez Pelayo, uno de los paladines de la primera intuición de la Hispanidad de los siglos XIX y XX.
Véanse luego los de María Elvira Roca Barea, Imperiofobia y leyenda negra: Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español (2016) y Fracasología: España y sus élites (2019).; Stanley G. Payne, En defensa de España: Desmontando mitos y leyendas negras (2017). Iván Vélez, Sobre la Leyenda Negra (2018); Pedro Insua, 1492. España contra sus fantasmas (2018) y El orbe a sus pies: Magallanes y Elcano (2019) o Javier Rubio Donzé, España contra su Leyenda Negra. Mitos, agravios y discursos (2023).
Igualmente importantes y exitosos han sido los de Marcelo Gullo Omodeo, el primero Madre patria: Desmontando la leyenda negra desde Bartolomé de las Casas hasta el separatismo catalán (2021) y luego dos más; Ricardo García Cárcel El demonio del Sur. La Leyenda Negra de Felipe II (reeditado en 2017), Alberto Gil Ibáñez) La conjura silenciada contra España (2016) o Fernando Díaz Villanueva, La ContraHistoria de España (2021), entre otros muchos. No debe olvidarse el impacto de los documentales de José Luis López-Linares como el reciente Hispanoamérica, canto de vida y esperanza, de 2024 o el anterior sobre la Primera Globalización debida a España.
Entrevérense con los ya clásicas aportaciones de Ángel Ganivet, del Padre Zacarías de Vizcarra, Ramiro de Maeztu, Manuel García Morente, de los propios Unamuno y Ortega, de Julián Marías, Laín Entralgo, Gustavo Bueno y tantos otros (lamento no ser exhaustivo y dejar al lado a Salvador de Madariaga, a Rafael Altamira y a muchos más) y se estará ante un corpus cada vez más denso y fértil para afrontar la debida reconsideración de una mirada falsa – los hechos son contundentes -, o servil hacia intereses políticos externos sobre lo que fue el encuentro de España con América, la del Sur y la del Norte, no se olvide.
Las nuevas tecnologías como oportunidad para el hispanismo
El libro de Leáñez contempla que el triunfo futuro que anticipa de lo hispano se debe a la confluencia de tres energías básicas: la que se encuentra en la población, en el número de hispanohablantes (600 millones); en la lengua española como vehículo identitario y de conexión entre millones de personas y en la que se deriva de la nueva realidad tecnológica, desde Internet a la Inteligencia artificial y sus redes y plataformas al margen de poderes nacionales.
Las dos primeras han sido consideradas de varias maneras, pero la tercera analiza la potencia oculta que para el hispanismo tiene la tecnología, lo cual me parece una interesante aproximación a la realidad que vivimos y una invitación a no desaprovechar las ventajas que esta realidad nos ofrece.
Parte de una "foto", dice, del Instituto Cervantes: "El español es la tercera lengua más empleada en este medio (Internet) por número de usuarios. De los más de 5.168 millones de usuarios que tenía internet en todo el mundo en febrero de 2022, el 7,9 % se comunicaba en español[ii]…El porcentaje de población (hispanohablante) que usa internet es del 70,4 %...Es la segunda lengua más utilizada en las principales redes sociales del mundo (Facebook, Instagram, LinkedIn y Twitter [hoy X]) y en plataformas tan conocidas como YouTube, Netflix o Wikipedia".
Esto es, el territorio virtual "está siendo efectivamente ocupado por la lengua española común. Se está desplegando, pues, lo que llama la "ciberhispanidad política", en la que "el espacio físico ya no aísla como antes" y tampoco pueden inmiscuirse del todo los Estados. Se posibilitan "intercambios de escritos, sonidos e imágenes a una escala sin precedentes y en tiempo real. Es la nueva plaza pública, la nueva oficina, la nueva sala de estar de la familia. En este contexto, las megalenguas, como la nuestra, llevan mucha ventaja" y, precisa, pueden encontrarse "causas comunes".
La Hispanidad ha sobrevivido en "modo archipiélago" y ello nos ha conducido a la subordinación deseada por poderes extraños. Hay que pasar de ese aislamiento al modo común y físico, real, posible hoy aprovechando el "tangible factor ciberespacial panhispánico global" y activándolo mediante causas transversales.
A la primera ola de demostración de las falsedades nigrolegendarias, sucede la segunda fase de la "mostración" de la riqueza común tan olvidada. Y finalmente se llegará a la tercera, que aprovecha el trinomio grandes masas + ciberterritorio + lengua española y convergerá hacia una realidad de poder civil y político.
Ya se "difunden discursos, imágenes, músicas que nos ponen ante la potencia que fuimos y ante las posibilidades reales de un presente disminuido, abriendo, cada vez más, perspectivas de futuro pleno. Emblemática en este sentido resulta la asociación cultural Héroes de Cavite.
¿Qué pasará cuando este tipo de asociaciones logre federarse en función de objetivos panhispánicos? Esto apenas despunta y podría configurar una aceleración centrípeta sin precedentes, al realizar demandas articuladas, absolutamente masivas, de abajo hacia arriba muy susceptibles de trastocar la miope visión de los dirigentes."
Pone como ejemplo de lucha panhispánica la reacción ante la cancelación de la letra Ñ en los teclados de los ordenadores y dispositivos móviles, intento que se hizo fracasar. "La lección de este episodio para la hispanidad es que, si acometemos algo juntos, podemos enfrentar con muy probable éxito a los más poderosos y empezar nuestra salida de la periferia, nuestro retorno al centro. Por lo tanto, debemos buscar causas panhispánicas que nos permitan actuar unidos."
Esto es, la ciberhispanidad terminará incidiendo en la política porque está provocando un movimiento centrípeto de unidad lejano al modo archipiélago deseado por sus adversarios internos (nacionalismos e indigenismos) y por los externos, y principales instigadores de los primeros, los supremacistas anglosajones.
Hay que fraguar discursos cohesionadores de la Hispanidad que están siendo atacados "por las modas intelectuales disolventes, atomizadoras, pusífilas[iii] y cada vez más opresivas que prevalecen en Occidente —el marxismo cultural, la cultura de la cancelación, lo políticamente correcto y el movimiento woke, entre otras— " que dificultan la erección de un gran relato vertebrador hispano. "Y necesitamos uno", apuntilla.
¿Cómo crearlo, tras el hundimiento del gran relato monárquico y católico, debido al triunfo de la fragmentación del siglo XIX? Aquella estructura nos inscribía a todos "en un marco universal de trascendencia y grandeza generador de referentes robustos y satisfactorios para las mayorías" como corroboraban la estabilidad política, la expansión demográfica y la paz interna de siglos en América. ¿Cómo recuperar su aceptación de las particularidades y su conservación de referencias y territorios indígenas?
Se responde Leáñez Aristimuño que debemos rescatar aquella "capacidad de sostener una gran unidad, de inspirar el acometimiento de grandes empresas, de incluir realidades muy disímiles, de encontrar equilibrios entre el centro y la periferia, de forjar solidaridad entre territorios lejanos" si no se quiere naufragar en el siglo XXI. Tres factores son exigibles: trascendencia, pertenencia y adaptabilidad. Casi nada.
Tal vez sea el optimismo sin fronteras el que anima al venezolano. Bastante de lo que dice tiene sentido y nos demuestra por fin que el "modo archipiélago" solo beneficia a los enemigos de la Hispanidad como realidad emergente, será un primer paso necesario para ir proponiendo los escalones que sucesivamente se tendrán que subir para estar de nuevo a la altura del mundo en que vivimos. El Nobel de la Paz para María Corina Machado es uno de ellos. Cómo han ladrado algunos, incluso en silencio.
Hay muchas asociaciones en España que ya tienen ese marco como referencia y producen contenidos de convergencia. La esperanza tranquila aconseja que, sin frenadas ni aceleraciones, la convicción hispanista – la convicción fundada mueve a la acción -, vaya confluyendo hacia objetivos comunes sin menoscabo de diversidades y diferencias. La Hispanidad no está sólo detrás de nosotros, como origen, sino que está delante, como porvenir.
[i] "La anagnórisis es una estructura narrativa, un momento en que el protagonista cae en cuenta de que no es lo que pensaba que era", dice. Término aristotélico trata de iluminar el momento y las consecuencias de que alguien descubra quién es realmente, algo que le conduce al cambio decisivo de sus acciones.
[ii] Más de 400 millones.
[iii] Léase "amor o afición a lo pequeño, a lo limitado, a la esfera de lo conocido y
seguro. Asociado con frecuencia a estrechez o bajeza.
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