
Conocí al Inspector Jefe de Policía Diego Martínez González, de Almendralejo (Badajoz) cuando era miembro de la Unidad adscrita de la Policía Judicial que auxiliaba a los juzgados de Sevilla, a las órdenes del inspector jefe, José Antonio Vidal Arcioles, muerto hace poco más de un año. Yo comenzaba a investigar para El Mundo lo que luego se llamó el caso Juan Guerra y ellos dos, junto con Paco Manzanero y no muchos más, tuvieron la responsabilidad de hacer lo propio en el ámbito policial y judicial.
La instrucción recayó en el juez Ángel Márquez, titular del juzgado número 6 de Sevilla, curiosamente el mismo en el que Mercedes Alaya, años después, instruyó el caso ERE que acabó en condena de la cúpula del PSOE y de la Junta de Andalucía en el Tribunal Supremo. La denuncia fue interpuesta inicialmente por el Partido Andalucista siendo archivada por la Fiscalía de Sevilla. Finalmente, tras otra denuncia de Izquierda Unida, qué tiempos aquellos de Luis Carlos Rejón y Antonio Romero, ya no hubo manera de parar un caso que se llevaría a Alfonso Guerra por delante un año después.
