El "Cristo" de Giotto será expuesto de nuevo en la iglesia florentina de San María Novella

Con esta tabla, de 578 centímetros de alto por 476 de ancho, Giotto dio un paso definitivo hacia la superación de la pintura antigua, de la que en ese momento su principal exponente había sido Cimabue y su famoso crucifijo de Arezzo.

Cimabue fue maestro de Giotto, quien nació en Mugello (norte de Italia) en 1266 y cuando tenía poco más de veinte años pintó para los dominicos de Santa María Novella esta imagen de Cristo sobre tabla, en la que propuso un cuerpo en claroscuro, con un concepto más de escultura que de la pintura que se conocía hasta entonces.

Las manos clavadas en la cruz aparecen en relieve, en lugar de estar aplanadas contra el fondo, mientras la musculatura de los brazos y las piernas refleja la pesadez de un cuerpo que apenas se aguanta por los clavos de las extremidades y todo el cuerpo permite apreciar la tensión.

Giotto alargó la medida de la figura de Cristo respecto a los crucifijos habituales en la época y le dio un aire más naturalista, al tiempo que incluyó en la parte inferior de la cruz una imagen del Gólgota y una gruta con el cráneo de Adán.

Durante casi tres siglos el crucifijo estuvo frente al altar mayor de esa iglesia de Florencia, hasta que un incendio que se declaró en 1564 obligó a su traslado a la sacristía, donde ha estado todo este tiempo en buenas condiciones de conservación. No obstante, hace doce años empezaron unos trabajos para devolver a la obra todo su esplendor, tanto a la madera en la que se apoya como a la superficie pintada sobre un finísimo lienzo de lino adherido a la tabla.

A partir del 7 de abril, el Cristo de Giotto volverá a su lugar original, en el centro de la iglesia, colgado a cuatro metros del suelo, para permitir que los visitantes puedan apreciarlo desde diversos ángulos.