L. D. / EFE.-
El libro, publicado en la colección "Nombres de la historia", de "Temas de Hoy", explica cómo, en algunos casos, sus amantes la traicionaron y en otros, fueron los propios políticos los que "le presentaban a los que querían que fuesen sus amantes hasta que otro intrigante decidía que había que cambiar".
De este modo consiguieron apartar de su lado a dos de los hombres que más amó, el militar Enrique Puigmoltó, con el que mantuvo un amor apasionado, y el diplomático Miguel Tenorio del Castillo, padre de varias de sus hijas. Barrios precisó que Isabel II era una mujer muy campechana y sincera, poco culta pero sensible, con un gusto exquisito por la música, a quien no le gustaban las mentiras pero si los hombres, sobretodo desde que empezó a tomar clases con su profesor Vicente Ventosa.
De alguna manera se puede decir, puntualiza Barrios, que su amor romántico fue Francisco Serrano, a quien ella llamó "el general bonito" por su espectacular físico. Para Barrios la historia ha sido bastante injusta con uno de los últimos amantes, Carlos Marfori, porque, aunque es cierto que tenía aspecto de chuleta y usaba patillas flamencas, "fue el único capaz de vivir con ella en la corte sin cobrar un céntimo y se ofreció acompañarla a Francia".
De este modo consiguieron apartar de su lado a dos de los hombres que más amó, el militar Enrique Puigmoltó, con el que mantuvo un amor apasionado, y el diplomático Miguel Tenorio del Castillo, padre de varias de sus hijas. Barrios precisó que Isabel II era una mujer muy campechana y sincera, poco culta pero sensible, con un gusto exquisito por la música, a quien no le gustaban las mentiras pero si los hombres, sobretodo desde que empezó a tomar clases con su profesor Vicente Ventosa.
De alguna manera se puede decir, puntualiza Barrios, que su amor romántico fue Francisco Serrano, a quien ella llamó "el general bonito" por su espectacular físico. Para Barrios la historia ha sido bastante injusta con uno de los últimos amantes, Carlos Marfori, porque, aunque es cierto que tenía aspecto de chuleta y usaba patillas flamencas, "fue el único capaz de vivir con ella en la corte sin cobrar un céntimo y se ofreció acompañarla a Francia".