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Al estilo de Quevedo, unas veraniegas sátiras contra los caballeros que visten con "la pelambrera exhibiendo"

Magníficas composiciones que atizan a diestro y siniestro a la deuda pública, a Sánchez, Campechano o a la Ley Celaá porque "se prohibió el aprobado, no vaya a ser que el suspendido llore".

Magníficas composiciones que atizan a diestro y siniestro a la deuda pública, a Sánchez, Campechano o a la Ley Celaá porque "se prohibió el aprobado, no vaya a ser que el suspendido llore".
Cordon Press

I. Contra la moda de los pantalones rotos

Asustado se quedó

un comatoso repuesto

que desde el año sesenta

vivía en su coma inmerso,

cuando vino a despertar

en aqueste hórrido tiempo

en que van los pantalones

más decimales que enteros.

Vaqueros tuvo que ver

que parecían los restos

torpemente aprovechados

de un pantalón verdadero.

Más agujeros tenían

que las cuentas de Banesto,

más faltas que un embarazo,

más hoyos que Madrid-centro,

más honduras que un filósofo,

más brevedad que lo bueno,

más carencias que la psique

de un mendicante de afeto.

Con más sangre, se dirían

taleguilla de torero

cogido por seis miuras

jugando al balonvoleo.

Y era tan poco el pantaca

que no pudo serlo menos,

pues quitándole algún hilo

quedaba en goma del pelo

y cavando otra oquedad

tornaba en línea de metro

o trinchera de Verdún

adaptada a paquidermos.

Al sastre que los cosió,

por los dichos desperfectos

le han condenado a ponerse

un Elvira de primero.

Y tanto asqueó al anciano

el jirón que estaba viendo

que peroró a grandes voces

el siguiente discursejo:

"Se decía antiguamente

de los buenos caballeros

que se visten por los pies

y caminan por derecho";

pero en el mundo de hoy

sucede a lo que voy viendo

que sólo los pies se visten,

y lo demás se va al fresco.

En alta estima se tiene

-y como cosa de mérito-

ir por calles concurridas

la pelambrera exhibiendo.

Se considera elegancia

vestirse como un desecho,

con más aires que la pose

de Luis García Montero.

Esto es el mundo al revés:

trabajar no da provecho,

pues se trabaja hasta junio

para pagar ministerios;

todas las mediocridades

presumen de tener premios,

lo mismo en cine que en libros

de liripollas intensos;

la zorra alcanza las uvas;

el viñador queda a cero;

estudiar está prohibido

si no es con memes y memos;

niño que quiera vivir

corra a esconder su talento,

no vayan a hacerle bullying

con el 'profe' de palmero;

la oveja prefiere al lobo

porque lo ve más apuesto

y porque leyó en la LOGSE

que el lobo también es bueno;

y, en suma, es tanto el absurdo

deste terror posmoderno,

que los pantalones rotos

se pagan con sobreprecio".

Esto dijo el comatoso

ya de su coma repuesto

y al terminar de decillo

un ictus lo dejó seco.

II. Retrata a las élites del país hablando de la chusma

Basta ya de tonterías,

que al reír me da la tos.

Echen los pobres sus cuentas

con el sueldo de su oficio,

mas no se quejen de vicio

si no les llegan las rentas.

Que en vez de todos los días

cenen sólo cada dos.

Y basta de tonterías,

ay, ay, que me da la tos.

Bailen al son que prefieran

los siervos en sus descansos,

pero regresen tan mansos

cual sus labores requieran.

Digan sus habladurías,

pero currelen por nos.

Y basta de tonterías,

ay, ay, que me da la tos.

No aspiren esos cabestros

que el Cielo les dio por hijos

a tener contratos fijos

compitiendo con los nuestros.

Si en el mundo hay jerarquías,

será que lo quiso Dios.

Y basta de tonterías,

ay, ay, que me da la tos.

Déjenles sin prestaciones

por ansiar nuestras migajas,

mas las públicas alhajas

vengan presto en concesiones.

Obra estatal y autovías

caigan infladas en nos.

Y basta de tonterías,

ay, ay, que me da la tos.

III. Confesión que hizo su majestad emérita Campechano I

Al fraude llevóme

mi necesidad,

pero una vez rico

no pude parar.

Súbditos, hablaros quiero

para quietud de la gente

de cierta falta inocente

que cometí por dinero.

Y como el perdón espero

de vuestra humana bondad,

mi confesión escuchad

porque en mi papel de rey

llegué a saltarme la ley

con borbona majestad.

Al fraude llevóme

mi necesidad,

pero una vez rico

no pude parar.

En la Roma de Nerón

Segundo, y el treinta y ocho,

con España en el desmocho,

si no en franco desmochón,

de un Borbón y una Borbón,

primos tercios entre sí,

de enero el cinco nací,

que de reyes iba el día;

mas, siendo de primos cría,

¿qué esperávedes de mí?

Al fraude llevóme

mi necesidad,

pero una vez rico

no pude parar.

A mi padre, Juan Tercero

-según la voz cortesana-,

aunque exiliado en Lausana,

Ginebra le iba primero.

No fue en sus tratos certero

con el ladino Caudillo,

pues jugando al pillo-pillo

se lo cepilló un verano;

y el pecé republicano

le dio en el otro carrillo.

Al fraude llevóme

mi necesidad,

pero una vez rico

no pude parar.

Mi abuelo Alfonsito Trece,

guarismo de mal presagio,

por hacer bueno el adagio

no hizo bien sino las heces.

Tan malo fue que enrojece

saberlo antecesor mío;

y más, que el patrio gentío,

bastión de ingeniosas artes,

no lo antepusiera al martes

como el as del trecerío.

Al fraude llevóme

mi necesidad,

pero una vez rico

no pude parar.

Niño fui en casa de locos

con más tensión que una nube,

y tan pobre que no tuve

con qué sonarme los mocos.

Los bienes, aunque no pocos,

no estaban a nuestra alteza;

pero papá, en su destreza

de fingirse inmerso ruinas,

logró esquilmar en propinas

de "ge" a "ene" a la Grandeza.

Al fraude llevóme

mi necesidad,

pero una vez rico

no pude parar.

Así, con paterno orgullo

y estafas aristogáticas

adquirí costosas prácticas

para vivir del chanchullo.

Costosas fueron de suyo

para quien lo suyo daba;

y tanta mano me daba

con quien la suya extendía

que estrechándole la mía

con su brazo me quedaba.

Al fraude llevóme

mi necesidad,

pero una vez rico

no pude parar.

Ya de monarca, en palacio,

preso de mi matrimonio,

junté en regio patrimonio

más duros que un San Pancracio.

A más charcos que un batracio

condújome la codicia,

mas si agora soy noticia

por gozar fortuna extensa,

siga rabiando la prensa,

que ya calló la Justicia.

Al fraude llevóme

mi necesidad,

pero una vez rico

no pude parar.

De los de Latores conde

investí a mi secretario

porque secretó en precario

lo que ocultar corresponde.

Los Albertos, Mario Conde,

De la Rosa y Manuel Prado:

habrá quien haya pensado

que me arrimo a delincuentes

y no que a mí tales gentes

por robar se han arrimado.

Al fraude llevóme

mi necesidad,

pero una vez rico

no pude parar.

Reitero, en fin, mi inocencia,

porque no hay quien tanta sume,

que la ajena se presume

y la mía se evidencia.

Antes de dictar sentencia

dejemos que la ley hable:

súbditos, soy inviolable

cual pacto entre la Camorra;

vivir en Golfo me aforra,

y de nada soy culpable.

Al Golfo llevóme

la necesidad

y agora no puedo

lo golfo dejar.

IV. Diálogo entre el Presidente del Gobierno y su edecán

-Señor, la deuda en máximos se ubica

y el dispendio en verbenas se desboca.

Cien mil caciques sobran y echar toca

(que el gusto por gastar se multiplica).

Ya el despilfarro en obras nos salpica,

pues ni un solo ladrillo se coloca;

y es tan extenso el mal que nos desmoca

que no es dable saber dónde radica.

En descubrir las causas del derroche

derrochamos también, y no hay despacho

que no peche con compras a despecho.

-¿Terminaste? Prepara, avión y coche,

que hoy me tiene que ver el populacho

en los Goya y el fútbol.

-Dicho y hecho.

V. Refiere la conversación que Garcilaso y Boscán mantuvieron con un ciudadano

-Boscán, errado habemos el camino

porque a fe que este suelo no es España.

-Eso pensé al oír tal jerga extraña

que al pan no dice "pan", ni al vino "vino".

-Preguntaréle a aquese campesino,

que siento que tu guía nos engaña.

-Perdonad, buen señor... -¡Santa Compaña,

por fin alguien me habla en clandestino...!

-¿Cómo decís? -Que hablar así es vedado,

porque decir "señor" y no "señore"

es delito de lesa democracia .

-¿Y qué más se prohibió? -El aprobado,

no vaya a ser que el suspendido llore

y tener que estudiar no le haga gracia.

Y viendo que el idioma del Estado

mezclaba jerigonza y germanía,

que el necio era encumbrado

y hablar bien español se perseguía,

Boscán y Garcilaso

ya a salir no se atreven del Parnaso.

VI. Contra el turismo de redes sociales

Marchó María a Roma de turismo

y cuentan que decía en su paseo:

-¡Qué asco de avión! Estoy que me mareo,

a ver si inventan otro mecanismo.

-Tanta piedra ruinosa es masoquismo.

Parece que no hay güifi en el museo...

¿Y ese espanto de allí? -El Coliseo.

-Entonces quiero fotos, ¡mas ya mismo!

-No me gusta aquel palo, ¿tiene historia?

-La columna Trajana, señorita.

-¿Da para selfi? Yo es que soy discreta.

(Con esto y postear "Roma es la gloria"

todos me supondrán cosmopolita

y no como la Esther, cosmopaleta).

VII. Consejos probadísimos para lances de amor

Si quieres, ¡oh mancebo!, ligar algo,

viste roto y peor que una folclórica,

mezcla el cheli, el inglés y la retórica

y date más el pote que un hidalgo.

Diles: "yo no soy Casper, yo sí valgo"

(mas suéltales ficción fantasmagórica).

Habla de que tu life es tan pletórica

que no te alcanzan ni viajando en Talgo.

Explica que eres runner y "hasta atleta",

que desarrollas apps y "emprendes cosas"

(aunque no sepas qué ni en qué planeta).

Que tus palabras suenen novedosas,

que tu objetivo sea tocar teta

en tanto las demás rabian celosas.

Pues, si no te retiras

de ser hortera y de vender mentiras,

tomando estos consejos

en hijos ganarás a los conejos.

VIII. Contra la palabrería de los cocineros de vanguardia

¡Oh tú, que tienes gusto gongorino,

que al huevo llamas "pompa de ave amiga",

"espuma candeal" a lo que es miga

y "flan de raza ibérico" al tocino!

Tú que nombras la carta en argentino,

según nos la encarece tu cantiga;

tú que a leer nos das con gran fatiga

un pliego que talmente suena a chino.

Abjura del desvío culterano

y pon de forma clara y que no asombre

un menú que hasta yo pueda entenderlo.

Redacta tus fogones en cristiano,

pues, siendo corto el plato y largo el nombre,

me lleva más leerlo que comerlo.

IX. Contra las universidades de exigencia laxa

Escucho, bachiller, que has estudiado

en un centro "europeo" superpijo,

que has empeñado tu tercer cortijo

para comprar los cincos de tu grado.

Llamábante en las aulas "encerado",

"prueba de Bernoullí", "ruina de hijo",

"notas en BCD" y "suspenso fijo",

de roscos como habías amasado.

Pues tantos son tus "cero, cero, cero"

que exceden todavía a los del cheque

con que un "apto" premió tu poca idea.

Dices tener un grado y me lo espero

porque es común sacarlo haciendo trueque

y exámenes de pinta y colorea.

X. Contra los apparatchik

No porque vales, sino porque balas,

para hablar en las Cortes te nombraron.

Y a fe que para hablar edificaron

el Parlamento, donde te acaudalas.

Allí baláis tal chivos en realas

disputando la ubre a que os echaron.

Y porque más maméis, otros dejaron

su renta miserable en alcabalas.

No quisiste estudiar por no perderte

una conspiración de camarilla

y desde joven pordioseas cargos.

Malo será que tengas buena suerte

y el cargo que hoy prejuzgas calderilla

juzgarte impida de otros más amargos.

En Cultura

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