
El Museo Nacional del Prado ha querido participar en las celebraciones del centenario de Joaquín Sorrolla con un homenaje a su faceta como retratista. Para ello, ha rescatado algunas de las obras que tenía en el sótano y que nunca habían sido expuestas en sus salas.
Hasta el 18 de junio, pueden verse, en la sala 60 del edificio Villanueva, dedicada a la Presentación de Colecciones del Siglo XIX, una selección de los retratos del artista que conservaban en el depósito de la pinacoteca madrileña, y que se complementan con las obras que forman parte de la colección permanente.
Miguel Falomir, director del Prado, destacó que este homenaje ha permitido el regreso a España de dos retratos que estaban fuera desde la Guerra Civil. Se trata del Retrato de Manuel Bartolomé Cossío, adquirido por 80.000 euros, de quien fuera miembro del primer Patronato del Museo del Prado y autor de la primera gran monografía sobre el Greco, "importante por mil razones"; y el Retrato de Francisco Giner de los Ríos, recientemente adquirido por la Institución Libre de Enseñanza por 25.000 euros y en préstamo temporal.
Reflejo de una época
De las 23 pinturas del artista conservadas por el Museo del Prado, 18 son retratos. En esta muestra, en la que se percibe la evolución del artista en este género que tantos éxitos le reportó, convirtiéndolo en referencia internacional en la primera década del siglo XX, vemos a destacados personajes de la cultura de su tiempo, "la mejor España de ese momento", asegura Javier Barón, jefe de Conservación de Pintura del Siglo XIX. Son escritores como Rafael Altamira o Jacinto Felipe Picón y Pardiñas, médicos como Francisco Rodríguez de Sandoval, Joaquín Decref o pintores como Martín Rico, cuyo retrato ha sido adquirido por el Prado este mismo año y se exhibe desde hace tan solo seis meses.
El talento naturalista de Sorolla encontró el cauce excelente en el retrato, no solo en los institucionales sino también en personajes menos conocidos, destacó Barón. A menudo encontró inspiración en los maestros antiguos, el Greco y Goya, pero sobre todo en Velázquez. Vemos una referencia clara en el cuadro María Figueroa, vestida de menina. El comisario destacó así mismo esa inspiración en el tratamiento de los negros y grises de El pintor Aureliano Beruete y de María Teresa Moret, "quizá sus dos mejores retratos".
Por primera vez se expone, destacó Falomir, una fotografía de Sorolla que le realizó su suegro, el fotógrafo Antonio García, que tanto le influyó además en sus años de formación.

