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Pumares, "¡Buenas noches, dígame!", ha muerto

Pumares era un maestro en combinar la alta cultura con la cultura pop, siendo un adelantado a la hora de transmitir conocimiento duro a través de unas formas populares, pero no populistas.

Pumares era un maestro en combinar la alta cultura con la cultura pop, siendo un adelantado a la hora de transmitir conocimiento duro a través de unas formas populares, pero no populistas.
Imagen de archivo del periodista y crítico de cine, Carlos Pumares. | EFE

Ha muerto Carlos Pumares, un educador de España. Fue el programador cinematográfico de Sábado Cine y La Clave, con los que una generación pudimos ver las mejores películas de la historia en rutilante blanco y negro o fastuoso technicolor. Pumares hacía que la denostada "caja tonta" televisiva se transformase en la Cinemateca de París en el salón de tu casa. Un adolescente en los 80 se familiarizaba, gracias a Pumares, con John Ford, Gillo Pontecorvo y Rita Hayworth.

También fue un mítico presentador de Polvo de Estrellas, un programa nocturno en Antena 3 por el que nos quedábamos hasta las tantas, entre juicios sumarísimos sobre películas, directores y actores, así como especiales prodigiosos sobre diversos temas como el monolito de 2001 o bandas sonoras como la de Desayuno con diamantes. Si te quedabas dormido, Pumares te despertaba con un alarido porque un oyente le había preguntado su opinión sobre alguna película de Godard o la enésima vergüenza del cine español (su aspiración confesa era que alguien se atreviese a producirle una película para hacer efectivo su título de licenciado por la Escuela de Cine). Al día siguiente llegábamos al instituto hechos polvo por dormir poco, pero no importaba porque, en realidad, con Pumares cursábamos un Máster en Historia, Estética y Sensibilidad Cinéfila que ríete de los tochos de David Bordwell sobre arte cinematográfico. En aquella Antena 3 había voces extraordinarias como Antonio Herrero, Manuel Martín Ferrand o Santiago Amón, pero para los que teníamos colgados de la pared los pósters de El Sur y Apocalypse Now el primus inter pares era Carlos Pumares.

Fue de los pocos que se alegró del Oscar a José Luis Garci, del que El País, entonces la Biblia "progre", pasaba olímpicamente. Y le tenía una especia manía, por ejemplo, al bigote de Valérie Kaprisky. Os sugiero que veáis Sin aliento, la versión de Jim McBride con Richard Gere de Á bout de souffle, para decirme si la "actriz" francesa tenía bigote o no. Pumares era un maestro en combinar la alta cultura con la cultura pop, siendo un adelantado a la hora de transmitir conocimiento duro a través de unas formas populares, pero no populistas. El método democrático de "Polvo de Estrellas" consistía en que Pumares respondía a llamadas de los oyentes, a los que nunca jamás doraba la píldora ni consentía con sentimentalismos baratos, clichés baratos y errores de bulto. Hoy sería imposible su histrión radiofónico dado que vivimos una época de cancelamiento políticamente correcto y entronización de mediocridades a mayor gloria del voto popular.

El mejor homenaje a Pumares es ver Desayuno con diamantes, El Dorado, El hombre tranquilo o cualquier película clásica norteamericana, las más amadas por este extraordinario hombre de la radio que nos hacía imaginar el cine en la oscuridad de un dormitorio, pegados al altavoz de una radio que sonaba bajita para no molestar a los demás, armado con una estentórea voz, un conocimiento enciclopédico y un juicio radical pero fundamentado. Uno de esos maestros a los que recuerdas con admiración, respeto y, sobre todo, cariño.

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