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El único edificio modernista que conserva su interior original

Este monumento se encuentra en España y es el único que se conserva intacto en el mundo.

Este monumento se encuentra en España y es el único que se conserva intacto en el mundo.
Interior de la Casa Navàs | Casa Navàs

Uno de los movimientos más destacados en España es el modernismo, que surgió entorno a 1880 y duró hasta 1917. Es uno de los movimientos más importantes de la historia. Se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático, el culturalismo literario y una profunda estética del lenguaje y la métrica.

En el caso de la arquitectura, el modernismo tuvo su máxima expresión en Antonio Gaudí, el cual es reconocido internacionalmente como uno de los expertos más prodigiosos con obras como la Sagrada Familia, la Casa Batlló o la Casa Vicens.

Este movimiento tuvo su mayor esplendor en Cataluña sobre todo en Barcelona, la ciudad condal era el lugar elegido por el arquitecto para vivir y desarrollar sus obras maestras. Pero no fue el único lugar donde dejo su huella, solo hay que ver la ciudad de Astorga y su Palacio Episcopal.

En este caso, no fue Gaudí el arquitecto de la obra maestra que vamos a comentar. Se trata de Lluìs Domènech i Montaner, arquitecto y profesor de la Escuela de Arquitectura. Algunas de sus obras más importantes son el Hospital de Sant Pau de Barcelona – una auténtica joya arquitectónica— y el Palau de la Música catalana de Barcelona, ambas consideradas Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Pero la obra que vamos a comentar no es ninguna de esas, se trata de Casa Nàvas, construida entre 1901 y 1908, es el único edificio del mundo que conserva su interior original y además se puede visitar para conocer su encanto.

En este caso, esta obra arquitectónica, no tendría lugar en Barcelona, si no en Reus, en la Plaza del Mercadal. La obra encargada por Joaquim Navàs es una de las más lujosas por su gran presupuesto. Fue construida por Domènech i Montaner y decorada por Gaspar Homar.

Reus fue una de la ciudades que más sufrió durante la Guerra Civil y en concreto este edificio, pues en 1938 perdió la torre, parte del tejado y algunas de las habitaciones del segundo piso sufrieron el mismo final también. Pese a ello, después de la Guerra Civil, las instancias fueron renovadas para poder adquirir la presencia que mantienen hoy en día.

Tras una fachada típica del modernismo que recuerda a una mezcla entre la Casa Milà y la Casa Batlló, se esconde un precioso interior que representa a la perfección el modernismo catalán de forma espléndida, fantasioso y por supuesto completa.

Como ya hemos dicho, su parte interna sigue manteniendo las vidrieras de colores, las claraboyas, tabiques y puertas que se pusieron en su creación. Desde su interior, podemos imaginarnos un gran jardín de flores de piedra de más de doscientos metros cuadrados.

Destaca sobre todo en la riqueza de sus materiales y en su decoración detallada –obra de Gaspar Homar— destacando sus vidrieras y mosaicos, los trabajos de madera y hierro forjado sobre paredes, techos y escaleras, además de unos muebles fabricados específicamente para la casa con detalles florales y geométricos resaltando así el lujo y la elegancia de la época.

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