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Adiós, Pili, la periodista más chulapa

Un estilo, el de Pili, ochentero, despreocupado, genuino y de pocas flores. Un ego aparcado porque le sobraba personalidad.

Un estilo, el de Pili, ochentero, despreocupado, genuino y de pocas flores. Un ego aparcado porque le sobraba personalidad.
La periodista de Libertad Digital Pilar Díez. | Libertad Digital

Pili, nuestra Pili, latía con el pulso de la información, sin aspavientos. Me contaba un día cómo fue ese 11S en un diario digital incipiente. Sabía lo que había que hacer y cómo ir desmadejando la información.

Sentido común y humor. Sus análisis de la prensa del día, "la revista", como lo llamaba ella, era un trabajo sobre todo periodístico, pormenorizado y socarrón que luego muchos han imitado. Leía entre líneas y las ponía a bailar a su son. Tras la ardua redacción de esos textos luego siempre venía la tertulia con los compañeros.

Un estilo, el de Pili, ochentero, despreocupado, genuino y de pocas flores (esa búsqueda continua de la palmada en la espalda que se lleva ahora). Un ego aparcado porque personalidad le sobraba. Una chulapa que lució mucho tiempo en su foto de perfil un clavel rojo en la oreja.

Han sido unos últimos años de lucha incansable. A tu familia, Pili, le dejas un gran roto y aquí no te cuento el tamaño. Tú eras de esa primera LD del teletipo y de la de ahora: esa maraña de vídeos, audios, notificaciones…

Cuando estuve haciendo el vídeo del origen del periódico, en Conde de Aranda, todas y cada una de las personas con las que hablé te recordaban, fundida con la labor. Pili, eras de esas periodistas de raza que se cagan en lo que haga falta, como las que aparecen en las pelis americanas del género.

Recuerdo cuando nos contaste tu viaje a Canadá. Siempre alucinada con tanta tontería. Eras el puente entre un pasado reciente, en tantas cosas caduco, y hoy. Un mundo que nos toca vivir pero que a veces no reconoce ni la madre que lo parió.

Sólo lamento que estos últimos años no pudimos disfrutarte más con tanto confinamiento y ese invento insufrible que es el teletrabajo.

Tu sitio en nuestra redacción siempre será tu sitio, en la cabecera y con la tele al lado. A media mañana siempre te ponía a los del otro lado para ver si rascabas algo y para reírnos un poco de tanto siervo moral del político de turno.

Te añoramos ya, Pili.

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