
Si el periodismo consiste esencialmente en decir 'Lord Jones ha muerto' a gente que no sabía que Lord Jones estaba vivo, realicé mi función como periodista al publicar mi obituario sobre Saul Kripke. Tenía pendiente a Daniel Dennett (fallecido el 19 de abril de 2024) otro filósofo pero que a diferencia de Kripke sí llegaba al gran público. Si Kripke era el más grande de los filósofos norteamericanos esotéricos, los conocidos dentro del ámbito exclusivo de la academia, Dennett lo era de los exotéricos, los que se hinchan a ganar dinero con libros superventas (quizá por ello secretamente envidiado por colegas universitarios que le negaban el acceso al Olimpo filosófico).

Sobre todo por su obra La peligrosa idea de Darwin, su activismo político-social como ateo enemigo de la religión y sus críticas desde la izquierda política tanto a la derecha como a la extrema izquierda en el ámbito de la ciencia. Su polémica con el gurú del radicalismo izquierdista, el también famoso biólogo Stephen Jay Gould, fue una de las más sonadas de finales del siglo XX.
Una de las coincidencias mortuorias más célebres es la que quiso que Cervantes y Shakespeare murieran un 23 de abril del mismo año, aunque no murieron el mismo día porque sus calendarios respectivos eran diferentes. También es de remarcar la coincidencia entre la fecha de defunción de Dennett y su héroe intelectual absoluto, Charles Darwin, ya que ambos dejaron de evolucionar un 19 de abril (1882 y 2024). Abril es el mes más implacable para los defensores de una filosofía materialista, sin "ganchos celestiales" para explicar cómo ocurren las cosas en la naturaleza, sea el origen del universo, el desarrollo de las especies vivas o el funcionamiento de esa cosa llamada mente.
Filosofía naturalista
Aunque sea mejor llamarlo filósofo naturalista que materialista, ya que el materialismo suele entenderse de una forma simplista como un reduccionismo hacia las cosas que se pueden ver y tocar. Sin embargo, Dennett, en la senda de otros naturalistas, como Aristóteles y Nietzsche, creía en lo que podríamos denominar niveles de realidad que emergen a partir de lo estrictamente material.
Por ejemplo, si Aristóteles caracterizaba el alma como mortal en cuanto que estructura de lo material. Dennett, del mismo modo, defendía el libre albedrío (está de moda criticar dicho concepto por científicos sin mucha finura filosófica) haciendo compatible el determinismo físico con la libertad moral. Dennett, siguiendo a Nietzsche, cree que lo que podríamos denominar "libre albedrío mínimo"
Las variedades del libre albedrío que vale la pena desear son aquellas que garantizan la dignidad y la responsabilidad humanas.
Fíjense que incluso los más posmodernos defensores de la inexistencia del libre albedrío siguen insistiendo en ser considerados responsables, y no van por ahí matando gente pensando que son mandriles (bueno, espero que no). Por otra parte, Dennett plantea que, metafísicamente hablando, es tan imposible afirmar como negar la existencia del libre albedrío, como ocurre, por otra parte, con la idea de Dios. Lo que pasa es que, sigue Dennett, es posible vivir razonablemente sin la idea de Dios, tanto en la ciencia como en la ética, no es posible hacer lo mismo con la idea del libre albedrío. Recordemos que ya Kant proponía a la libertad como un postulado de la razón práctica. O dicho a la irónica manera de Dennett.
entonces quienes han escrito artículos y libros negando la realidad del libre albedrío se hallan en una situación aún más embarazosa: tienen que aconsejar al lector (o al menos simular que lo hacen) que aconsejar es inútil.
Más tarde, aconsejaba a los que negaban la pertinencia de los consejos que se callasen o se suicidasen (los filósofos son gente que se toman en serio el pensamiento, y exigen coherencia entre el dicho y el hecho). En resumen, el libre albedrío tiene que ver con el control de uno mismo, nada que ver con el determinismo físico. De modo que no es que nosotros no seamos libres, sino que hay muchas más entidades que tienen libre albedrío.
Activismo filosófico
En la estela de los grandes filósofos de la historia, de Platón a Hayek, Dennett combinaba la dimensión filosófica con la activista. A diferencia de los que se refugian en torres de marfil escribiendo pormenorizadas refutaciones de fruslerías y detalladas demostraciones de naderías, a los que denominan "papers", los pensadores de verdad piensan el mundo por las mañanas, lo explican por la tarde y se disponen a transformarlo por la noche. Si tuviéramos que resumir el pensamiento de Dennett en algo así como un titular de periódico sería que estamos hechos, el mundo y nosotros mismos, de algoritmos ciegos funcionando según reglas sencillas, al ritmo del azar y la necesidad, de un modo que crean una realidad de sentido y significado, de trascendencia y espíritu. Esta idea la aplicó a la metafísica, la mente y la libertad. Un precedente de esta visión la encontramos en Hamlet cuando le explicaba a Horacio que hay otros mundos, pero están en este.
Cuando por las tardes se disponía a explicar el mundo lo hacía desde la resistencia crítica nietzscheana, no la complacencia acomodaticia de los consensos prefabricados. Su polémica con Jay Gould, a la que me refería antes, es reveladora del aristotélico y auténtico espíritu filosófico para el que la verdad es todavía más importante que la amistad. El racionalismo crítico de Dennett no comulgaba con el racionalismo sectario del paleoantropólogo que le llevó a una inquisición contra la sociobiología que parecía sacada de la guardia roja de Mao contra la ciencia "burguesa".
En sus noches activistas se reunía con sus cuates ateos, Richard Dawkins, Sam Harris y Christopher Hitchens para una cruzada contra la religión en nombre de la razón. Se les conocía, y esto es bastante ridículo, "los cuatro jinetes del Apocalipsis". Este último proyecto siempre me pareció, y se lo dice un ateo, lo más simplista de su posicionamiento filosófico. No sé si ha dicho algo al respecto, pero tanto Dawkins como Hirsi Ali (que sustituyó a Hitchens tras su fallecimiento) han abandonado las aristas más antirreligiosas últimamente.
Cuando se publicó La peligrosa idea de Darwin, la reseña de The Wall Street Journal lo describió como "extremadamente lúcido, maravillosamente escrito y científica y filosóficamente impecable". Más allá de que se esté de acuerdo con Dennett en todos sus planteamientos, ¿de qué otro filósofo contemporáneo se podría decir algo semejante?
