
Ambas palabras provienen del verbo sumergir, pero su uso no es idéntico. La Real Academia Española (RAE) aclara esta diferencia, permitiendo escribir con precisión y una mayor adecuación según el contexto.
"Sumergido" funciona como participio regular del verbo sumergir y se emplea de manera cotidiana para indicar que algo ha sido introducido en un líquido o está debajo de la superficie. Es la forma más frecuente en la lengua moderna: "El submarino estaba completamente sumergido" o "Sumergió la mano en el agua para coger la piedra."
"Sumerso"
Por su parte, "sumerso" es un participio irregular que también deriva de sumergir, pero con un uso más limitado y literario. No es incorrecto, pero aparece en contextos más formales o estilizados, especialmente en la literatura: "El navío quedó sumerso en la bruma de la madrugada" o "Sumerso en sus pensamientos, no escuchaba nada alrededor."
En estos casos, "sumerso" aporta un matiz más poético o enfático, y no reemplaza a "sumergido" en el habla común.
Aunque en algunos contextos ambas palabras podrían parecer sinónimas, la RAE recomienda tener en cuenta la frecuencia y el registro: "sumergido" enfocado al uso cotidiano, técnico o literal y "sumerso" para un uso literario, formal o estilístico.
Por ejemplo, decir "El pez estaba sumerso en el acuario" suena correcto, pero "El pez estaba sumergido en el acuario" es mucho más habitual y natural.

