
Aunque parece una palabra sencilla, "murciélago" genera dudas entre muchos hablantes. ¿Es correcto decir "murciégalo"? ¿Es un error, una broma o una variante aceptada? La Real Academia Española (RAE), institución encargada de velar por el buen uso del idioma, ha explicado en varias ocasiones cuál es la forma válida y cuál debe evitarse.
La confusión no es nueva, y lo curioso es que tiene un trasfondo etimológico real. Pero eso no significa que todas las formas sean aceptables en el español actual.
De "ratón ciego" al murciélago moderno
La palabra "murciélago" proviene del latín mus caeculus, una combinación de mus, muris (ratón) y caeculus, diminutivo de caecus (ciego). Es decir, su significado literal sería "ratón ciego".
A lo largo de los siglos, esta expresión evolucionó en la lengua española y fue dando lugar a distintas formas, entre ellas "murciégalo", que llegó incluso a figurar en diccionarios desde el siglo XVIII. No era una invención ni una deformación caprichosa, sino una forma que reflejaba la evolución lingüística de la época.
Aquí es donde la RAE es contundente. En su servicio de consultas lingüísticas aclara lo siguiente: "En el uso culto, la única forma válida hoy es murciélago. La forma murciégalo (que se recoge en el diccionario desde el siglo XVIII) es la forma etimológica (del latín mus, muris ‘ratón’ y caeculus, diminutivo de caecus ‘ciego’), pero hoy está en desuso y se considera vulgar".
Es decir, aunque murciégalo tiene respaldo histórico y una etimología legítima, no se considera correcta en el uso culto actual, y su empleo se asocia más al habla popular o incluso a errores lingüísticos.

