
El hijo de Sean Phillips. ¿Cuántas veces tendrá que escuchar Jacob Phillips que es el hijo de su padre? Ojo, no es algo que deba ocultar, ni mucho menos, ya que hay que sentirse muy orgulloso de tener en casa alguien que, entre otras cosas, dejó su impronta en cómics tan importantes como los de Hellblazer. Eso sí, no debe reducirse todo a "el hijo de...". Por eso, dicho esto, el resto de mi reseña de That Texas Blood no va a recordar quién es el padre del dibujante, sino lo bueno que es Jacob labrándose su propio camino.
Antes de entrar en materia con este That Texas Blood, vamos con el apartado técnico del cómic: guion de Chris Condon, dibujo de Jacob Phillips, contiene That Texas Blood 1-6, editorial Planeta, cartoné tapa dura, 176 páginas y un precio de 20 euros.

Vamos con la reseña
La violencia de la rutina en Texas
Si he centrado el inicio del artículo en Jacob y no en Chris Condon es por motivos obvios, pero ni mucho menos, hay que dejar de lado lo que este señor, de apellido curioso y seguro en España, está haciendo en el mundo de los cómics. Ya os he comentado en reseñas del Sello de Akira lo que está haciendo Chris con Green Arrow y lo bien que se adapta este guionista a personajes o tramas oscuras y urbanas. Aquí vuelve a brillar en ese terreno.
En este primer volumen de That Texas Blood nos encontramos con el sheriff Joe Bob Coates, el cual tiene una importante crisis existencial propia de la edad y de los largos años que lleva ejerciendo su trabajo en Ambrose (Texas). A eso se suma un conflicto violento dentro del pueblo que acaba en muerte y en el regreso de un escritor que abandonó el pueblo para salir de la oscuridad y ahora debe volver a él para una vendetta personal. No puedo revelar mucho más porque la historia en sí es sencilla y si desvelas más de la trama, básicamente te cargas medio cómic.

Dicho esto, que la trama es sencilla, el cómic no sustenta su eficacia en la potencia de los hechos del guion sino en la forma de contarlo. Condon no necesita virguerías y con un solo giro final impactante es capaz de llevarte en un viaje tranquilo y muy bien estructurado a través de lo que ocurre, dando más fuerza a los personajes y sus conversaciones que a la violencia en sí.
Esta es una historia de rutina. Violenta, sí, pero de rutina. Y dentro de esa normalidad contada en reflexiones y vivencias del día a día de los personajes, Condon lleva al lector a un camino que se disfruta y se paladea con calma. Bien es cierto que he echado de menos alguna trama secundaria más completa, pero el producto final es notable y si te gustan los thrillers y la temática western, Texas pocas veces defrauda.
Ahora sí, respecto al dibujo, Jacob Phillips firma un trabajo descomunal. Es capaz de sostener la historia con su narrativa y es contundente cuando debe serlo y sutil si la escena lo merece. Ese aspecto sucio y con líneas llovidas me ha encantado, además de un gran uso de los colores fríos y cálidos para abrazar la narración y lo que la misma necesita en cada momento.
Os dejo imágenes del dibujo y del color de Jacob:


Una imagen vale más que mil palabras. De hecho, en el cómic hay momentos en los que Condon no necesita de texto para que Jacob en una sucesión de viñetas te cuente lo que ocurre y encima le añada a la narración con sutiles matices cómo se siente el personaje o los personajes en cuestión ante lo que está ocurriendo. Si narrar es transmitir, Jacob lo hace de maravilla y aquí se le nota suelto con el uso del color y de la tinta. ¿Este cómic huele a Texas? De la A a la Z.
Conclusión: un más que apañado cómic de thriller noir western autoconclusivo con dos de los nombres que, si mantienen el nivel, darán mucho de qué hablar en el futuro. Confío mucho en Condon y Jacob porque de momento todo lo que llega de ellos así lo reafirma. Newburn es otro ejemplo. En este caso solo me ha faltado algo más de trama, sin embargo, la sencillez puede que sea lo que mejor le venga a la historia. Si gustan, disfruten de la lectura.

