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Exposición en Madrid

Joel Meyerowtiz, el fotógrafo que se adueñó de la calle y le encontró "un sentido"

Una exposición en Madrid recoge una pequeña pero excelente muestra de uno de los más grandes fotógrafos americanos vivos.

Una exposición en Madrid recoge una pequeña pero excelente muestra de uno de los más grandes fotógrafos americanos vivos.
Una fotografía de Joel Meyerowitz realizada en París en 1967. | C.Jordá

En su libro Cómo hago fotografías (Gustavo Gili, 2020), Joel Meyerowitz (Nueva York, 1938) da veinte consejos para ayudar al optimista lector a lograr imágenes como las suyas, una tarea harto complicada. El tercero de ellos parece algo de lo que el propio fotógrafo se hubiese autoconvencido al principio de su carrera: "Aduéñate de la calle" y hubiese aplicado a rajatabla a lo largo de su carrera.

Porque el neoyorquino Meyerowitz –del que ahora se pude disfrutar una pequeña pero prodigiosa exposición en la Leica Store de Madridha dominado durante décadas las calles de Nueva York, documentando la evolución de la ciudad más vibrante del mundo de una forma que muy pocos fotógrafos han logrado, desde los cambios de los 60 y los 70 hasta el drama del 11S.

Y lo ha hecho con un estilo directo, único, muy personal y que ha resultado esencial en configurar la forma –y casi la temática– de buena parte de lo que hoy se entiende como fotografía de calle: capturas rápidas, colores intensos y sombras duras, personajes únicos en instantes únicos, pero también gente normal en lo que parecen momentos anodinos de su vida, pero que cobran un carácter mágico gracias al ojo del fotógrafo.

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Nueva York, 1974 | Joel Meyerowitz

De seguidor de Frank a pionero del color

Meyerowitz ha contado en muchas entrevistas –por ejemplo en este muy interesante documental que se puede ver completo en YouTube– que decidió hacerse fotógrafo el mismo día en el que vio cómo hacía su trabajo Robert Frank, uno de los más influyentes del siglo XX autor, entre otras muchas cosas, del famosísimo libro Los Americanos.

Sin embargo, casi desde el primer momento decidió marcar una diferencia fundamental con sus maestros –el propio Frank, Garry Winogrand o Cartier-Bresson– y hacer algo que ahora puede parecernos no sólo normal sino lógico, pero que entonces era completamente insólito dentro de la fotografía profesional y más aún en la emparentada de alguna forma con el periodismo: usar película de color.

De hecho, aunque en un principio fue compaginándolo con el blanco y negro, que era la "verdadera fotografía" para los artistas de la época, ya desde principios de los años setenta se centró en plasmar en sus imágenes toda la riqueza de color que le ofrecía Nueva York. Así, aunque tiene fotografías monocromas realmente buenas de esa primera etapa, sus imágenes más conocidas tienen los tonos brillantes y cálidos característicos de la película Kodachrome que, como cantaba Paul Simon, "te hacían pensar que todo el mundo es un día soleado".

Neoyorquino... y trotamundos

Meyerowitz está muy identificado por sus imágenes de Nueva York, pero hizo fotografías en otros muchos lugares de su país, y también en el extranjero: su trabajo en París, por ejemplo, también es recordado. Y estuvo en Málaga a mediados de los 60: pasó allí seis meses que se han reflejado en un libro titulado Hacia la luz.

Entre sus trabajos más conocidos hay dos que en cierta forma se salen de su estilo habitual: el primero de ellos es Cape Light, una serie de imágenes captadas en sus vacaciones en Cape Cod, una zona de costa junto a Boston. Todo lo que en sus fotos callejeras es electricidad, nervio y excitación urbana, se convierte en calma y relajación en sus imágenes de Cape Cod, realizadas con una cámara de gran formato y que tienen una belleza serena y una riqueza de tonos que reafirman la condición de maestro del color de Meyerowitz.

El segundo es aún más peculiar, si cabe: inmediatamente después del 11S consiguió un permiso de un museo de la ciudad para documentar con imágenes la llamada Zona Cero. Fue el único fotógrafo que logró acceder desde casi el primer momento a los gigantescos trabajos de desescombro que siguieron a los brutales atentados, y durante meses se acercó día tras día a la zona del sur de Manhattan a la que nadie más, excepto los trabajadores del área, podía entrar.

El resultado es un impresionante trabajo llamado Aftermath, con sobrecogedoras imágenes de la destrucción causada, retratos de los operarios en el área y excelentes fotografías de la ingente tarea que fue necesaria para que la ciudad empezase a recuperarse.

Meyerowitz en Madrid

"La calle es un texto invisible y si eres un lector curioso serás capaz de encontrarle un sentido", decía Meyerowitz en el documental que les recomendaba antes, y la pequeña pero exquisita exposición que se puede ver en la Leica Store de Madrid es un excelente ejemplo de ello.

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Imágenes de Joel Meyerowitz en la Leica Store de Madrid | C.Jordá

Se trata de una veintena de fotografías esenciales de su producción como fotógrafo callejero, la mayoría de los años 70 y algunas presentadas en grandes formatos que proponen una experiencia visual muy interesante, absorbente: casi puede uno sumergirse en la imagen y sobre todo en la Nueva York o en el París de los sesenta y setenta que reflejan la mayoría de ellas.

Además, una proyección en un formato aún mayor permite ver algo más del trabajo de Meyerowitz, abriendo el abanico temático e incluyendo alguno de los trabajos que hemos comentado. La exposición estará abierta hasta el próximo 27 de mayo y es gratuita, pero es recomendable pedir cita online.

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