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'La Espera', una joya del thriller rural español que triunfa en streaming

Pese a pasar desapercibida en cines, La Espera, un thriller rural con notas sobrenaturales, triunfa a nivel internacional y en Filmin.

Pese a pasar desapercibida en cines, La Espera, un thriller rural con notas sobrenaturales, triunfa a nivel internacional y en Filmin.
La Espera con Victor Clavijo | Archivo

Genuinamente español en su costumbrismo, pero de alcance universal por sus derivadas de western, fantasía y terror, La Espera es una de esas películas independientes que parecen hundir sus raíces en el paisaje patrio. La orografía de la sierra andaluza es parte de la historia de la película de F. Javier Gutiérrez, que regresa de Hollywood tras dirigir la secuela Rings con un thriller rural que aúna venganza con, incluso, cuento de fantasmas y retrato de la España profunda ya atávica.

No es de extrañar que la película presuma, o lamente, haber sido financiada sin ayudas públicas del ministerio y solo ahora, con su estreno en Filmin, parece estar alcanzando suficiente repercusión nacional. La Espera habla de miseria rural y moral, de caza y de cómo los restos de una España atávica sobreviven en unos 70 atemporales, congelados en el tiempo, escondidos en el último rincón del campo. Pero la venganza y descomposición de Eladio, un campesino que pierde a su hijo en una partida de caza, deriva hacia derroteros diferentes a los discursos habituales y previsibles, y desde luego, resulta sobre todo un ejercicio de crispada atmósfera para el cineasta. Sin discursos y sin moralismo, el escenario campestre de colores ocres y terrosos está retratado con dureza y suciedad, sin romanticismos ni ideología, pero a la vez hundiendo sus raíces en el táctil bodegón barroco: La Espera, gracias a recursos puramente fílmicos, luce como una película tres veces más cara de los que probablemente haya sido.

La película de Gutiérrez, que como su debut apocalíptico 3 días -película de culto española donde las haya- recurre a Víctor Clavijo como protagonista, está preñada de encuadres exquisitos y preciosos en su apología de la herrumbre, el polvo y la suciedad. El director extiende su meticulosidad al uso del sonido, ya sea el de un huevo frito al romperse o al de las armas de caza al amartillarse. Con esos elementos La Espera se va haciendo a fuego lento hasta que, allá por la mitad de metraje, algunas cosas comienzan a suceder muy deprisa.

No hay condesdencia a ningún nivel, y desde luego tampoco con el espectador, en una película hondamente moral (todo sucede, al fin y al cabo, tras un momento de flaqueza) conectada a la idiosincrasia española. El retrato de la caza rehuye lo ideológico y Gutiérrez lo convierte todo en una herramienta para narrar un western alucinógeno y negro de ritmo lento (no estamos ante una película "para todos") pero seguro. El director se confirma así como una fuerza motriz propia y emancipado del sistema, una suerte de John Carpenter capaz de tratar géneros comerciales (podría ser también una película no de casa encantada, sino "tierra encantada") de una forma hondamente personal.

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