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'El Cuervo' (2024) es una película mediocre, pero no se merece este escarnio

El Cuervo, nueva versión de la película protagonizada por Brandon Lee, llega a los cines españoles este viernes.

El Cuervo, nueva versión de la película protagonizada por Brandon Lee, llega a los cines españoles este viernes.
El Cuervo | TriPictures

La nueva versión de El Cuervo, icónica película de los noventa donde su protagonista Brandon Lee halló la muerte, y a su vez basada en el cómic de James O'Barr, comienza precedida de una veintena larga de productores durante los títulos de crédito. Se trata de un aperitivo del enjuague que viene después, una película fallida pero, a la vez, terriblemente maltratada por toda una oleada de titulares proveniente de Estados Unidos. La crítica se ha cebado con el filme de Rupert Sanders (Ghost in the Shell) y el público no ha acudido a los cines a verla, con una pobre recaudación de poco más de cuatro millones de dólares el primer fin de semana (sobre un presupuesto de 50 cubierto en su mayoría por las ventas internacionales, todo hay que decirlo).

Lejos de hacer leña del árbol caído, la nueva versión de El Cuervo es un filme con virtudes. Acosado, también, por un sinfín de problemas durante su primera mitad, un romance juvenil que Sanders intenta relatar con melancolía y tristeza, pero que más bien se nos aparece, y perdón por el chiste, falto de ángel. El Cuervo protagonizado por un excelente Bill Skarsgaard y la cantante británica FKA Twigs, que ofrece una actuación mediocre, no es una película terrible pero sí una terriblemente desigual, algo así como su descompensada pero físicamente fibrosa pareja protagonista.

Durante la primera hora de película, Sanders se esfuerza en reinterpretar con fidelidad el material original ofreciendo un romance entre dos desamparados y desarrapados que, ciertamente, desafía el discurso dominante de las películas de cómic creado por Marvel. Solo eso es digno de un pequeño aplauso, como también la actuación de un Skarsgaard igual de comprometido física e intelectualmente con el papel que en la reciente, e igualmente fracasada (también muy superior) Kill Boy. Lamentablemente, el romance sombrío da la impresión de tener demasiado relleno, y pese a las atmosféricas imágenes creadas por Sanders (visualmente la película está muy bien) tampoco existe una integración de lo sobrenatural especialmente relevante.

Nada parece importar demasiado en una historia trágica que, tras un romance e investigación "noir" un tanto sosas, se va soltando durante su segunda mitad, a medida que los tiroteos y eventos sangrientos de la venganza de ultratumba se suceden. Entre imposibles homenajes a Crying Freeman y el cine de samuráis, El Cuervo parece despertar súbitamente de su letargo en una serie de sangrientas secuencias que (de nuevo, muestra de lo desigual del largometraje) podrían figurar perfectamente entre lo mejor filmado este año en su área. Si hasta ese momento el nuevo cuervo hubiera mostrado al menos ramalazos de la misma energía, rabia y sentido del humor, estaríamos hablando en otros términos. Otra cosa es que la película merezca el terrible escarnio que está sufriendo, pese a los mencionados lastres. Porque su problema, sin más, no es que sea horrible, es que le falta garra.

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