
Que nadie se deje engañar por la apariencia descarnada y cruda de El teorema de Marguerite. La película de la francesa Anne Novion es una tierna fábula de maduración comparable con El indomable Will Hunting no solo por su ambientación académica, sino también por su retrato íntimo de un genio incapaz de resolverse entre las matemáticas y sus propias emociones.
El genio es el de la Marguerite del título, una joven matemática que fracasa en su resolución de la famosa conjetura de Goldblach y decide empezar desde cero en todas las facetas de su vida. Una vez planteada la excusa, la puesta en escena henchida de realismo francés de Novion apenas puede hacer nada frente a la interpretación de Ella Rumpf (Crudo), que consigue invadir toda la película con el sentimiento y complejidad de la estudiante en crisis.
Toda la película habla de ello, pero a El teorema de Marguerite no le hubiera venido mal una perspectiva visual nueva, más original y creativa, sobre todo teniendo en cuenta la inasible ecuación emocional donde se manejan la película y el personaje. Porque esta es una de esas películas donde la película "es" el personaje, y como éste, también tiene sus contradicciones.
El drama está preñado de tópicos pero las buenas intenciones también tienen su recompensa con una calculada dosis de emoción, pero como los de Marguerite, los sentimientos son un vendaval contradictorio y la película no puede evitar caminar la senda más conocida. Eso sí, la chica encuentra su propia lógica gracias a Rumpf, incluso a costa de anular la inicial reflexión sobre el azar o cuando no puede evitar inclinarse hacia el drama romántico.
Lo mejor es, por tanto, la hosquedad y soledad de la vida en la universidad de Marguerite, dominada por una eternamente ausente figura paterna que se confirma con la traición de su director de tesis. Eso, y el retrato la inevitable llamada de las matemáticas, donde Novion toma recursos de Una mente maravillosa o El indomable Will Hunting, son los mejores hallazgos de una película que logra sostenerse y fascinar ocasionalmente gracias a su actriz principal.

