Menú

'Anatema', o los horrores que se esconden debajo de Madrid

Anatema se estrenó en cines españoles el 8 de noviembre.

Anatema se estrenó en cines españoles el 8 de noviembre.
Anatema | Sony

Tercera película de la prometedora iniciativa The Fear Collection, creada por Alex de la Iglesia para generar una marca reconocible en cine de terror patrio, Anatema se salda con resultados tan dispares como las anteriores. El debut en el largometraje de Jimina Sabadú puede presumir de muchas de las mejores características del director vasco (un ritmo trepidante, excelente diseño de criaturas e imaginación desbordada y descarada) pero su resultado final delata indecisiones narrativas y complicaciones de todo tipo.

Despendolada muestra de horror gótico de manicomios, conventos y mujeres traumadas, Anatema cruza la frontera interdimensional de Lovecraft bajo el sentido de lo pintoresco español típico del director. Sabadú añade notas de cosecha propia, incluyendo chistes de Pantoja, a la vez que plantea junto a Elio Quiroga en el guion una propuesta muy atractiva por su regreso a una concepción del fantaterror español sin prejuicios. El Anatema del título es una iglesia impía que funciona como tapón de horrores sobrenaturales escondidos bajo las catacumbas de Madrid, un símbolo del Mal que todos llevamos confundiendo con un templo convencional durante siglos de historia.

Es precisamente en esa segunda mitad, la subterránea, donde Anatema da lo que promete aproximándose a mil producciones del pretérito horror europeo como El engendro del diablo o incluso series B de categoría inalcanzable como El príncipe de las tinieblas de Carpenter. Hasta que eso ocurre el film cae en algunas escenas apenas esbozadas donde el sentido del humor de Sabadú no acaba de cristalizar, así como episodios de efectos visuales malogrados y una confusión narrativa frustrante.

El caos narrativo se apodera del film, sí, pero Anatema no obstante se reserva ciertos ases potentes en la manga a todo aquel que quiera o sepa apreciarlos. La solidez como protagonista de Leonor Watling, lo bien depurado de su noción de un fantástico netamente español así como su voluntad de tomarse en serio lo justo y necesario, provocan simpatías al margen de esos rasgos de torpeza narrativa y pobre caracterización. Anatema hace pensar en intentos de la Fantastic Factory hace un par de décadas y por eso acaba apelando a las simpatías del fan del horror, ese que sabe que los errores en una película de terror se llevan mejor que en cualquier otro género (e incluso aumentan las simpatías por el producto).

Temas

En Cultura

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal