Rey del entretenimiento de color en los EEUU, Tyler Perry demuestra sus limitaciones como cineasta en Seis Triple Ocho, un drama bélico dedicado al escuadrón de mujeres de color que consiguió entregar el correo atrasado de varios años de la Segunda Guerra Mundial. La historia de las más de ochocientas soldados negras trata de meterse en las mismas costuras de Figuras Ocultas, otro drama histórico destinado a iluminar nuevas perspectivas en el relato clásico, pero tratando de atribuirse sus mismas virtudes solo abusa de sus convencionalismos.
El resultado es un film discursivo, falsamente trascendente, aunque nunca del todo molesto. Las apariciones de Susan Sarandon o Sam Waterston disfrazados de los Roosevelt da, sin embargo, la medida de lo poco que le interesa a Perry el verdadero relato de las Seis Triple Ocho, su misión imposible de clasificar el correo de tres años en condiciones inimaginables. Todo se resuelve a golpe de tópicos vulgares que despojan de gravedad el verdadero conflicto de la Segunda Guerra Mundial, reducido aquí a un mero escenario y un puñado de panorámicas europeas en ruinas.
Perry solo tiene dos registros como director de drama histórico, solemne y complaciente. Y aunque Seis Triple Ocho sí llega a satisfacer las demandas del estreno semanal de streaming, con sus emociones de telenovela y su estética entre gris y pastel (su falta de mordiente al menos genera un ambiente de comodidad; su factura es suficiente y las interpretaciones, solventes) el alcance de la acción delata las debilidades de Perry como un realizador que solo sabe construir historia a base de discursos. Otro director con más pretensiones pero también talento como Steve McQueen presentó hace pocas semanas Blitz (Apple TV+), sobre el sufrimiento de la población de color durante los bombardeos nazis en Londres, que al menos sí proporcionaba emociones estéticas más allá de la blandura lacrimógena.