
En 1992 el atrevido thriller Instinto Básico revivió las ganas de picante de los espectadores con una intriga a lo Hitchcock pero con escenas de sexo dignas de un nuevo tiempo. Su director, el holandés Paul Verhoeven, ahora encuentra dificultades para financiar proyectos incluso desde su país natal pese a haber facturado millones con la película que descubrió a Sharon Stone (y otros tantos títulos de éxito en la época como Robocop o Desafio Total).
Naturalmente, los tiempos han cambiado con lo que muchos han calificado de nueva tiranía "woke", donde los políticamente correcto ha dado paso a la censura y el más soberano aburrimiento. Pero después de que cambiasen, han vuelto a cambiar. Y prueba de ello es que Amazon, la nueva propietaria de Metro Goldwyn Mayer, se plantea recuperar la idea para un nuevo Instinto Básico.
En el nuevo proyecto está implicado el mismo guionista de la original, el entonces polémico Joe Eszterhas, autor de Flashdance y Sliver (Acosada) aunque presumimos que no lo hará el ahora retirado Michael Douglas o el citado Verhoeven, enredado ahora con esos proyectos de dificultosa financiación.
Y Eszterhas, fiel a su fama, ha desvelado a The Wrap que la trama del film será "antiwoke". Un saco donde caben muchas cosas pero que ceba el interés de una secuela que versaría con otro psicopata homosexual como, probablemente, en su momento fue la célebre mujer fatal Catherine Trammell interpretada por Stone. El autor, por cierto, percibirá cuatro millones de dólares por el nuevo guion.
La primera Instinto Básico (hubo una olvidada secuela en 2006 con Sharon Stone pero sin Douglas) ya cosechó su buena ración de beneficiosa polémica con colectivos de lesbianas, allá por el ya lejano 1992. Lo explícito de sus escenas sexuales, mostradas como nunca en Hollywood, la ganaron acusaciones de pornográfica. Pero peor (o mejor, en cierto modo) era la representación más bien poco piadosa del lesbianismo, que encajaba en el mundo de depredadores sexuales heterosexuales dibujado con cierto ánimo grotesco por Verhoeven.
Sea como fuere, la taquilla habló, y habló alto. Y Amazon, flamante propietaria de los derechos de la saga James Bond y de todo el catálogo de MGM, ha rebuscado con ganas a la hora de ver qué se puede recuperar y qué no para estos tiempos en los que, efectivamente, el público podría estar de nuevo preparado para una erótica gamberrada de ese calibre.

