
Hace un tiempo que Hollywood dejó de producir films lacrimógenos como Magnolias de Acero o La fuerza del cariño. Y en esta solución de continuidad, el cine independiente, ya completamente despojado de su aura alternativa, rellena los huecos y renuncias de esa industria. Si recientemente Vivir el momento vació los lagrimales del espectador con la historia de amor de Andrew Garfield y Florence Pugh, Un ‘like’ de Bob Trevino hace lo propio con el drama familiar en esta historia inspirada en los hechos vividos por la propia directora, Tracie Laymon, y la amistad con un extraño al que encontró casualmente cuando buscaba en Facebook a su padre, con el que comparte (en la ficción) el nombre de Bob Trevino.
Laymon comienza su historia con cierta inseguridad, la de los modos y maneras de ese cine indie agotado que resulta insuficiente como comedia y forzado como drama. Todo cambia de golpe, sin embargo, cuando aparece en escena un excelente John Leguizamo como ese padre postizo y la historia toma forma de un simulacro forzado y consciente de familia feliz, y la historia equilibra con drama obrero la balanza del desequilibrio adolescente llevado, por otro lado, con suma dignidad por Barbie Ferreira (Euphoria).
Aunque Laymon se permite todas las facilidades, Un ‘like’ de Bob Trevino resulta un film sencillo y eficaz. Un drama de manual pero que se permite un notable impacto. De modo que, en cierto modo, desarma toda posibilidad de crítica, especialmente en medio de ese erial alérgico a sentimientos en que se ha convertido el panorama independiente americano. El film revela sus fauces erigiéndose como uno de esos artilugios destinados a sacar el kleenex con dos actores, Ferreira y Leguizamo, en estado de gracia, y solo exige al espectador bajar bajar la guardia hasta conducirle a un final satisfactorio y positivo. Un pacto que no tiene nada de malo… si uno asume que en realidad está ante un melodrama (menor) a la antigua usanza.

