El palacio de Monterrey de Salamanca, cuya construcción comenzó el 18 de enero de 1539, es uno de los máximos exponentes del estilo artístico plateresco a nivel mundial. Fue mandado a construir por el III Conde de Monterrey, Don Alonso de Acevedo y Zúñiga, forma parte de las posesiones de la Casa de Alba. La propiedad de este palacio comienza a formar parte de los Alba en el siglo XVII después del matrimonio de la octava condesa de Monterrey, Catalina de Haro, con el X duque de Alba. Desde este mes de mayo abre al público sumándose así Las Dueñas, en Sevilla, el palacio favorito de Cayetana de Alba y el Palacio de Liria, actual residencia de la familia.
En su día, presupuestado en 10 millones de maravedís, el palacio de Monterrey está inacabado. Por cuestiones económicas sólo se construyó una cuarta parte de lo proyectado inicialmente, que incluía un edificio de planta cuadrangular y un patio central, con torres en cada esquina y en el centro de cada ala.
Declarado Monumento Nacional en 1929, este edificio construido con piedra franca de Villamayor, fue una gran influencia en múltiples edificios de todo el mundo. Destacan, por ejemplo, numerosos palacios hispanoamericanos y españoles de los siglos XIX y XX como el Palacio de la Diputación de Palencia, el Museo Arqueológico de Sevilla o la Academia de Caballería de Valladolid.
La parte construida y conservada muestra una parte inferior de impronta medieval, dedicada a las caballerizas y una galería superior que antiguamente estaba abierta y hacia mitad del siglo XX se cerró.
A partir de este mes de mayo, gracias a un convenio suscrito entre el Ayuntamiento de Salamanca?y la Fundación Casa Alba, el palacio abrirá de forma permanente sus puertas al público para que los visitantes puedan conocer su interior y algunas de las obras de arte más significativas de la colección pictórica de la Fundación Casa de Alba, además de objetos y estancias privadas del edificio. La rehabilitación ha sido liderada por el arquitecto Javier López Martín y ha durado aproximadamente un año.
El recorrido museográfico
Este importante edificio renacentista de Salamanca abre sus puertas al público, con visitas guiadas de 25 personas, gestionadas por la oficina de turismo, que durarán unos 45 minutos, donde los interesados podrán admirar los dos famosos paisajes de José de Ribera (los únicos lienzos conocidos de paisajes que pintó el artista), el retrato de santa Teresa de Juan Carreño de Miranda del siglo XVII o el lienzo Gran duque de Alba, de Alonso Sánchez Coello de 1567.
El interior del Palacio de Monterrey conserva prácticamente intacta la esencia de una casa habitada, distribuida en varios pisos y donde se aprecia la calidez de un hogar familiar. La planta baja se dedica a la zona de servicio dome?stico, mientras que la escalera principal conduce a las plantas superiores destinadas tradicionalmente al uso privado. Según Álvaro Romero Sánchez-Arjona, historiador y miembro de la Fundación Casa de Alba, "se han reservado dormitorios para invitados, los dormitorios de los hijos del Duque y un salón además de servicios".
En una de las estancias, el salón verde, se concentran varias piezas de Santa Teresa de Jesús, mística muy ligada a la casa de Alba. Caben destacar tres de las 10 llaves que abren el sepulcro de la poeta, una posesión importante teniendo en cuenta la importancia de la mística. Según comenta Álvaro Romero Sánchez-Arjona "la monja, que muere en Alba de Tormes, tuvo en vida una gran relación con la duquesa de Alba y gracias a esta buena relación los duques de Alba intercedieron ante el Papa para que se trasladase de nuevo su cuerpo a la localidad de Alba de Tormes". Muchas partes de la santa fueron extraídas para convertirse en reliquias, así que hubo que custodiar el cuerpo bajo llaves, en concreto 10. Para preservar la seguridad del sepulcro se repartieron de la siguiente forma: En el palacio de Monterrey se encuentran tres de ellas, otras tres las tiene la orden Carmelita, tres el Vaticano y una décima al rey de España.
El salón principal, con las dos pinturas más importantes de todo el palacio, ‘Paisaje de forti?n’ y ‘Paisaje con pastores’, de Jose? Ribera, que son se restaurados en el año 1982, cuando se descubre la firma de Rivera y su valor radica en que son los únicos paisajes del pintor.
Despue?s, se visita el comedor, caracteri?stico por su artesonado policromado mude?jar procedente de un convento de Guadalajara y dos tapices flamencos del siglo XVII, y un ban?o decorado con azulejos de Talavera. Del comedor hay que destacar los dos tapices domésticos del siglo XVII de las historias de Diana
El despacho del Duque, con decoración típica inglesa y un pequeño homenaje a Miguel de Unamuno, el que fue rector de la Universidad de Salamanca, se abre tras pasar el baño talaverano. La visita se cierra, finalmente, con el despacho y la habitacio?n donde se alojaba el rey Don Juan Carlos en sus visitas a Salamanca.