A cuenta de la nueva Ley de Memoria Histórica, el Gobierno está buscando tumbas que desenterrar. El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, avanzó hace unas semanas que se tomarían las decisiones pertinentes para hacer cumplir la norma, entre ellas la exhumación de los restos del general Gonzalo Queipo de Llano y de José Antonio Primo de Rivera.
A las 2.20 de la madrugada de este jueves se daban por concluidos los trabajos para la exhumación de los restos del Gonzalo Queipo de Llano, de su mujer, Genoveva Martí Tovar, y del auditor de guerra Francisco Bohórquez Vecina en la Basílica de la Macarena en Sevilla. Familiares de ambos militares permanecieron en el interior del templo durante la exhumación, mientras que desde el exterior llegaban los gritos de una presunta activista de la memoria.
Por su parte, la familia de José Antonio Primo de Rivera ha solicitado al abad del Valle de los Caídos y a la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid, exhumar del Valle de los Caídos los restos del que fuera líder de Falange, un acto que, según la familia, "debe permanecer y permanecerá dentro de la estricta intimidad familiar, sin que pueda convertirse en una exhibición pública propensa a confrontaciones de ninguna clase entre españoles".
Ahora, según señala El País, el Gobierno prepara la exhumación del teniente coronel Jaime Milans del Bosch, enterrado en la cripta del Alcázar de Toledo junto a otros militares y civiles que defendieron el Alcázar durante el asedio de julio a septiembre de 1936. Milans del Bosh participó en el 23 F declarando el estado de sitio en la Región Militar de Valencia y sacando sus tanques a la calle.
Los restos descansan en un espacio visible, cerrado al público, que solo puede visitarse con autorización previa. El Alcázar de Toledo acoge el Museo del Ejército, dependiente del Ministerio de Defensa.