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Madrid recupera en El Retiro un capricho de Fernando VII tras 20 años cerrado: la Montaña de los Gatos

Madrid inaugura este rincón casi olvidado en el parque del Retiro donde además se puede visitar una exposición temporal sobre su propia historia.

Madrid inaugura este rincón casi olvidado en el parque del Retiro donde además se puede visitar una exposición temporal sobre su propia historia.
Madrid recupera una parte del Retiro que estuvo cerrada 20 años: la Montaña de los Gatos

La ciudad de Madrid acaba de recuperar uno de sus tesoros históricos casi olvidado en los Jardines del Buen Retiro: la montaña artificial levantada en el siglo XIX por el rey Fernando VII, conocida como La Montaña de los Gatos por haber sido en el pasado espacio habitual para las colonias de felinos que poblaban este rincón tan peculiar y poco conocido de la capital.

Desde el primer día de su inauguración los visitantes descubren este lugar, tras ocho meses de trabajos de recuperación y una inversión de 2,1 millones por parte del Ayuntamiento de Madrid, que ha recobrado su esencia original, modernizada, donde tanto madrileños, como turistas podrán volver a visitar este espacio que permanecía cerrado al público desde hace dos décadas.

La Montaña de los Gatos fue uno de los tantos caprichos que el rey Fernando VII promovió en el Reservado del Parque del Retiro, la zona que era sólo para su real disfrute y el de su familia y obviamente sin acceso público.

Situada junto a la confluencia de la calle O’Donnell y la avenida de Menéndez Pelayo, el principal uso que se le dio hasta su cierre en 2004 fue el de sala de exposiciones que ahora ha sido recuperada en su interior, una bóveda cubierta de ladrillos y con un óculo superior por el que entra la luz y al que se puede subir para asomarse al espacio abovedado desde arriba.

Ahora, con su reapertura, los visitantes podrán disfrutar del conjunto de la zona ajardinada y de la estructura exterior reformada, además de una muestra que acogerá desde este mismo miércoles el espacio abovedado interior. Esta exposición temporal permitirá conocer la historia de la Montaña de los Gatos, así como el detalle de los trabajos que se han llevado a cabo para su recuperación integral. La muestra gratuita estará abierta de 11:00 a 13:00 horas y de 18:00 a 20:00 horas.

Bajo la ‘montaña’ nacen cuatro galerías abovedadas que discurren por el interior del cerro artificial. El primero de estos pasillos, dispuesto en el eje perpendicular a la calle O’Donnell, hace las veces de acceso. Los otros tres nacen desde el espacio interior, avanzan en direcciones opuestas hacia los estanques del perímetro en busca de la caída de agua de las cascadas exteriores.

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El interior de La montaña de los Gatos. | David Alonso


Hallazgos arquitectónicos durante la recuperación

Se ha encontrado un viaje de agua que conducía a una noria, anterior a la construcción del parque, unos restos arqueológicos que van a quedar a la vista de los visitantes a través de una pantalla de cristal. Los viajes de agua conformaban el sistema utilizado hasta mediados del siglo XIX en Madrid para la distribución de agua a través de una gran red de galerías subterráneas.

Junto a ello, también han aparecido los contrafuertes originales que han sujetado la bóveda desde su construcción y parte de ellos también permanecerán descubiertos a partir de ahora, con el fin de que puedan ser contemplados por el visitante a través de un cristal.

El origen de la Montaña de los Gatos

Las obras originales se iniciaron en 1817. Fue nombrado director de este jardín romántico Bernardino Berogán, se incluyó en el perímetro del parque esta montaña cubierta de vegetación diversa y coronada su cima por un templete, ya desaparecido, que servía de observatorio desde donde el rey podía observar sus dominios.

La parcela en la que se levantó se extiende desde la esquina noreste de los jardines, en la entrada de la Puerta de O'Donnell, hasta los parterres colindantes y la Casita del Pescador.

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La ría y el estanque que se encuentran a sus pies, originariamente contaron con peces y gansos, y la parte superior de la cascada estaba coronada por la cabeza de un león de yeso. Esta construcción fue bautizada por los madrileños de la época de diferentes formas a la Montaña Rusa, El Tintero, por la forma que tenía vista desde lejos, o de los Gatos ya que durante un tiempo era el lugar en el que la gente se deshacía de sus gatos convirtiéndose en hogar de los animales callejeros. Actualmente no hay un solo felino rondando por este rincón por redescubrir del Retiro.

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