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No se veía algo así desde Mussolini

Ambos comparten una concepción de la sociedad civil subordinada al Estado que tiene su más meridiana expresión en un escrito del jurista nazi Carl Schmitt.

Ambos comparten una concepción de la sociedad civil subordinada al Estado que tiene su más meridiana expresión en un escrito del jurista nazi Carl Schmitt.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) y el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, durante la jornada 'HispanIA 2040. | EFE
  • ¿De quién depende la Fiscalía? Sánchez.
  • ¿De quién depende el TC? Sánchez.
  • ¿De quién depende RTVE? Sánchez.
  • ¿De quién depende Telefónica? Sánchez.
  • ¿De quién depende el CIS? Sánchez.
  • ¿De quién depende la Abogacía del Estado? Sánchez.
  • ¿De quién depende la Agencia Tributaria? Sánchez.
  • ¿De quién depende Indra? Sánchez.
  • ¿De quién depende el "equipo de opinión sincronizada"? Sánchez.
  • ¿De quién depende Zapatero, el asesor de Maduro? Sánchez.
  • ¿De quién depende el Banco de España? Sánchez.
  • ¿De quién depende el Instituto Cervantes? Sánchez.
  • ¿De quién depende la Policía y la Guardia Civil? Sánchez.
  • ¿De quién depende el INE? Sánchez.
  • ¿De quién depende el Consejo de Estado? Sánchez.
  • ¿De quién depende Correos? Sánchez.
  • ¿De quién depende Red Eléctrica? Sánchez.
  • ¿De quién depende el Ateneo de Madrid? Sánchez.
  • ¿De quién dependen las embajadas? Sánchez.
  • ¿De quién depende la Agencia EFE? Sánchez.
  • ¿De quién dependen los sindicatos UGT y CC. OO.? Sánchez.
  • ¿De quién depende PRISA, El País y la Ser? Sánchez.
  • ¿De quién dependen el Reina Sofía y el Prado? Sánchez.
  • ¿De quién depende la industria cinematográfica? Sánchez.
  • ¿De quién depende la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)? Sánchez.
  • ¿De quién depende la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC)? Sánchez.
  • ¿De quién depende la Oficina de Conflictos de Intereses? Sánchez.
  • ¿De quién depende Enresa? Sánchez.
  • ¿De quién depende el Consejo de Seguridad Nuclear? Sánchez.
  • ¿De quién depende el IBEX? Sánchez.

La colonización de las instituciones con personas de probada dependencia gubernamental, a las que no cabe presuponer el menor atisbo de resistencia al poder omnímodo del ejecutivo sanchista, es la evidencia de que no se veía tal acumulación de poder en España desde la Transición. Tras ello está la concepción de Sánchez de que el interés de España se identifica con el interés del PSOE, y el interés del PSOE con el suyo propio. No hemos de extrañarnos de que los socialistas se hayan rendido a la servidumbre de Sánchez, al fin y al cabo durante sus cien años de historia han sido más parecidos a una secta que cualquier otra organización social. La cuestión es cuántos seguiremos todavía resistiendo a la propaganda mediática y académica socialista que ha parasitado el estado mental de muchos que se creen adversarios, pero que han comprado todo el paquete ideológico "progresista", de la agenda 2030, un caballo de Troya del intervencionismo y el colectivismo, a la ideología de género, pasando por la justicia social entendida como la apropiación del presupuesto público, y el ecologismo fraudulento del alarmismo climático.

La conexión entre Sánchez y Mussolini del título no es caprichosa porque ambos comparten una concepción de la sociedad civil subordinada al Estado que tiene su más meridiana expresión en un escrito del jurista nazi Carl Schmitt:

[El Estado fuerte] no permite que se desarrollen en su interior fuerzas que le son hostiles, o que lo limitan o dividen. No contempla la entrega de nuevos poderes de coacción a sus propios enemigos y destructores, enterrando así sus poderes bajo fórmulas como liberalismo, Estado de derecho, etc.

El Estado fuerte de Schmitt es un Estado autoritario al estilo de Mussolini, gobernante mediante la fuerza militar y la propaganda de masas, sin elecciones democráticas y poderes del Estado no limitados por disposiciones constitucionales. Un ejemplo hoy al 100% de Mussolini es Nicolás Maduro, amparado por José Luis Rodríguez Zapatero, mientras que Sánchez es un Mussolini al 50%, con la propaganda masiva de RTVE y medios afines, así como la subversión de las limitaciones constitucionales habiendo instalado en el Tribunal Constitucional a fieles a la causa como Conde-Pumpido y el exministro sanchista Juan Carlos Campo. La deriva del sanchismo hacia Estado total se está llevando a cabo en España entre el sigilo y la anestesia de una población alienada por la desinformación tóxica de la Escila Intxaurrondo y el entretenimiento banal de la Caribdis Broncano.

¿Quiénes todavía no dependen de Sánchez? Los pocos medios de comunicación críticos, los jueces y la Casa Real, todos ellos en la picota por el ataque combinado de los aliados de Sánchez, los golpistas, los filoterroristas y la extrema izquierda. En suma, estamos en la lucha entre los defensores de una monarquía constitucional y los de una república bolivariana-sanchista.

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