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El enigma del cuarto cerrado

Abrimos como cada viernes la maleta de los libros con Andrés Amorós. Esta semana con un estupendo divertimento, típicamente inglés, de Zangwill.

Los Libros: 'El gran misterio de Bow'

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Abrimos como cada viernes la maleta de los libros con Andrés Amorós. Esta semana con un estupendo divertimento, típicamente inglés, de Zangwill.
Retrato del escritor inglés Israel_Zangwill | Wikipedia

Uno de los esquemas más clásicos del relato policiaco es el del llamado "cuarto cerrado": un crimen imposible de resolver porque nadie pudo entrar ni salir de la habitación donde se encuentra un cadáver. El ejemplo más clásico sería Los crímenes de calle Morgue, de Poe. Responde esto a una etapa inicial del género, que tenía un carácter fuertemente cerebral: significaba la resolución de un enigma, casi de un crucigrama. Por eso Roger Caillois subtitulaba así su clásico estudio: "De cómo la inteligencia se retira del mundo para dedicarse a sus juegos y cómo la sociedad introduce en estos sus problemas".

A este esquema pertenece una obra clásica, elogiada por Jorge Luis Borges ("una de las soluciones más brillantes al juego del cuento policial"), que acaba de publicarse en España, en una cuidada edición: El gran misterio de Bow, de Israel Zangwill.

Este autor inglés (1864-1926), que yo desconocía, convencido sionista, alcanzó notable popularidad en su tiempo con unas pocas obras. Este relato se publicó en 1891, por entregas, y suscitó enorme curiosidad en los lectores, que escribían al periódico proponiendo diferentes soluciones. La verdadera cumple la exigencia del género (nos sorprende), además de ser racional y relativamente sencilla.

Portada del libro

Además de eso, la novela resulta atractiva por el desfile de personajes (todos, presuntos culpables), retratados con el típico y muy inteligente humor inglés. Nadie se salva de la visión irónica de la sociedad: las viudas, los sindicalistas, los policías, los jurados... Los periodistas sólo aportan algún adjetivo y su habilidad para colarse en cualquier sitio, sin tener invitación: "El mismo Cielo está lleno de periodistas que han intimidado a San Pedro". El filósofo progresista es "vegetariano, laico, abstemio, republicano y antitabaco", informa al jurado de que la Biblia es sólo "una moda pasajera". El fatuo poeta lleva melena para demostrar que es un genio; además, se le olvida que lo tiene largo y le sale más barato...

La vida social está llena de paradojas: "Por instinto, los hombres se avergüenzan de tener moral". Alguien es tan bondadoso que no tiene enemigos ni siquiera entre las personas a las que ha hecho favores. "Si la gente se cae bien, no se afana en demostrar que no se odia". La demostración de que alguien está cuerdo es que no hacía bien a nadie...

La conclusión es igual de pesimista: todos ocultan algo; los únicos hermanos del ser humano son el mono, la serpiente y el tigre. Todos vemos solamente lo que queremos y esperamos ver: gracias a eso funciona el género policiaco, que nos divierte y nos ilustra sobre la humanidad: "La reactivación del caso animó a muchos a convencerse de que los demás eran tan malos como ellos mismos".

Un estupendo divertimento, típicamente inglés.

Israel Zangwill: El gran misterio de Bow, Madrid, ed. Ardicia, 2015, 200 págs, 17’50 euros. ISBN: 978-84-942916-4-7.

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