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Ruiz Zafón: "'El Laberinto de los Espíritus' jamás será una película, sería una traición"

El escritor catalán culmina la saga de El Cementerio de los Libros Olvidados con una novela que busca despertar el sentido crítico del lector.

Carlos Ruiz Zafón, durante la presentación de 'El Laberinto de los Espíritus'. | Planeta / Ferran Nadeu

La criatura nació hace quince años y desde este jueves camina sola. El criptex se ha abierto y el enigma, por fin, se ha resuelto. Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964) culmina con El Laberinto de los Espíritus la tetralogía de El Cementerio de los Libros Olvidados que inició en 2001 con La Sombra del Viento. Es "la piedra de encaje". El autor español más leído en todo el mundo después de Cervantes, cierra una etapa "ardua y laboriosa" con la tranquilidad "del trabajo bien hecho". Es su homenaje a la literatura y el acicate para que el lector despierte su sentido crítico.

El escritor, poco dado a entrevistas –"los libros ya hablan por sí solos"– tuvo un encuentro con medios de comunicación y libreros en un lugar espectacular de la ciudad condal, el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús que se alza sobre el Tibidado, un lugar venerado en el que se habló de literatura, pasiones, odio y hasta de Trump y el demonio.

Me sentiría satisfecho si el lector se cuestionase la realidad

La saga no tiene un único mensaje, advirtió Zafón: "Para eso, hubiera escrito un telegrama". Sin embargo, hay una intención latente en las cuatro novelas: "Me gustaría que el lector se cuestionase la realidad, todo lo que viene de personas que dicen lo que está bien y lo que está mal. Que cuestione todo aquello que el mundo y el resto de personas le ofrecen. Me sentiría satisfecho. Si hay que cometer errores, cometamos nuestros propios errores".

Los grandes villanos se ven como personas virtuosas

El Laberinto de los Espíritus recupera las "pasiones clásicas", entre ellas, el odio. "Cuando abordo estos temas, abro un diálogo con el lector. Me interesa formular preguntas, por eso la historia va articulando conflictos". "La historia –continuó Zafón– intenta explorar cómo hay personas que se consumen por el odio y se convierten en monstruos mientras otras se mantienen fieles y dan lo mejor de sí mismas. El odio parte del temor y el resentimiento. Nadie se ve a sí mismo como mala persona. De hecho, los grandes villanos se ven como personas virtuosas".

La figura del diablo toma fuerza en estas páginas. "El diablo es el mejor personaje literario jamás creado. El dilema del mal y por qué nos mentimos a nosotros mismos, es fascinante. Esa carga gótica está en El Laberinto de los Espíritus.

Se cierra el círculo

El Laberinto de los Espíritus es la novela más extensa de las cuatro. Nada menos que 928 páginas que completan un engranaje lubricado por inquietantes misterios. Estamos a finales de los 50. Daniel Sempere ya no es el niño que un día encontró un ejemplar único en el Cementerio de los Libros Olvidados que le cambió la vida. Es una nueva historia, con nuevos protagonistas, que conecta con las tramas anteriores.

Todos los personajes de la novela, "criaturas del siglo XX", retratan "la gran comedia de la vida". El autor barcelonés reconoce que tres de ellos encarnan una parte de él: Julián, Fermín y Alicia Gris, una mujer herida durante los bombardeos de Barcelona en 1938 que aúna belleza y crueldad. "Alicia es mi personaje favorito de cuantos he creado. Tenía que entrar en la última novela, era su momento. No es una flor del bosque, ese es su atractivo". Alicia conducirá al lector por las "tinieblas de la capital" para conocer "el Madrid siniestro" y descubrir grandes misterios en la Biblioteca Nacional, en palacios perdidos y en un hotel fantasmal.

Ruiz Zafon, en Barcelona / Planeta | Ferran Nadeu

Zafón vuelve a tomar de la mano al lector para pasear junto a él por míticos enclaves de Barcelona como la calle Santa Ana –donde se halla la vieja librera Sempere–, el castillo de Montjuic, las Ramblas o el palacio Güell.

Las cifras de partida son vertiginosas. El cierre de la tetralogía sale al mercado con una tirada inicial de 700.000 ejemplares,traducida a 40 idiomas. Los cuatro libros tratan de ser un híbrido de todos los géneros literarios, explicó el autor (novela policíaca, de misterio, de aventuras, romántica, sátira), pero quizás esta última entrega beba sobremanera de la novela de misterio.

David Sempere no saldrá de los libros

Ruiz Zafón se ganó el favor de crítica y público desde la primera entrega, un éxito que asegura que ha sabido absorber por ser gradual y que le ha permitido tener la libertad de ser él mismo y no condicionarse a las presiones. Precisamente, es esta falta de ataduras la que le permite rechazar tajantemente un camino que, con gusto, han tomado otros escritores: llevar sus libros a la gran pantalla. "Estos libros son un homenaje a la literatura y la idea de que fueran adaptados al cine o la televisión sería una traición a su propia naturaleza, además de innecesario. Hay adaptaciones maravillosas, como El Padrino, pero para mí estos libros son ya lo que tienen que ser. Nunca va a haber un serie o película de El Laberinto de los Espíritus".

Hay personas que ni conozco y que me odian profundamente

La cara negativa del éxito, explicó, es el recelo de personas a las que les cuesta asumir "que el éxito no les llegó a ellas, sino a ti". "Hay personas que ni conozco y me odian profundamente".

Zafón se mostró comprometido con la realidad con la que convivimos. "Podemos echarle la culpa a los demás del mundo que tenemos, pero es el mundo que hemos creado. Si cada uno se comporta como cree que los demás deben comportarse, tendrían un mundo muy diferente".

El escritor vive a caballo entre Barcelona y Los Ángeles –incluso posee la doble nacionalidad–, dos ciudades políticamente convulsas en estos momentos. "No suelo polemizar sobre temas políticos. No es mi lugar. Me cuesta calentarme con los debates porque tiendo a ver el sainete que hay detrás". Reconoció que entre el intento separatista de Cataluña y la situación que se avecina en Estados Unidos tras la victoria de Trump, le preocupa bastante más lo segundo por "su repercusión global".

Han sido quince años dedicado a un proyecto "en el que solo te embarcas una vez en la vida". Y ahora, ¿qué? "Me apetece contar historias, pero quizás, para mí mismo. Hay que esperar a que la idea te coja".

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