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Christina Rosenvinge tiene un documental de celulosa

Carlos H. Vázquez publica Que me parta un rayo (Efe Eme, 2023), una inmersión en el álbum homónimo de la cantautora madrileña.

Carlos H. Vázquez publica Que me parta un rayo (Efe Eme, 2023), una inmersión en el álbum homónimo de la cantautora madrileña.
Portada del ensayo de Carlos H. Vázquez 'Que me parta un rayo'. | Efe Eme

Carlos H. Vázquez (Madrid, 1986), quien estampa su firma en medios como Esquire, Popular 1 o Jot Down, uno de los mejores entrevistadores patrios, ha publicado un ensayo que se lee como un documental de celulosa, Que me parta un rayo. La mirada eléctrica de Christina Rosenvinge (Efe Eme, 2023), una obra caleidoscópica que brinda "a quienes sienten que deben pedir perdón por todo" y en la que participan, entre otros, Alberto García-Alix, Joaquín Sabina, Ray Loriga, Benjamín Prado y, por supuesto, la propia compositora madrileña de ascendencia danesa.

Vázquez actúa como un demiurgo invisible que se limita, digamos, a conformar un mosaico policromado con un porrón de voces. El músculo literario es cuasi nulo: el autor rechaza salvajemente el exhibicionismo. De primeras, la cosa choca. Y bastante. Como tal, al también colaborador de Zenda sólo lo leemos en la apertura de cada capítulo –amén de en la introducción al propio libro–.

Sin embargo, en esta invisibilidad que, a priori, se podría digerir como un hándicap, es donde reside el duende de Que me parta un rayo. La mirada eléctrica de Christina Rosenvinge: la compilación de testimonios es exhaustiva; su disposición, perfecta. Vázquez brilla desde el banquillo, conformando un equipo vasto, en el que nadie sobra. Pide a sus muchos convocados que jueguen y se diviertan y, entonces, tan numerosas como la descendencia de Abraham, brotan las historias, las anécdotas, las contradicciones, los buenos recuerdos y algún que otro rencor enquistado.

El libro de Vázquez ve la luz 31 años después de que lo hiciera el Que me parta un rayo (WEA, 1992) de Rosenvinge, un álbum crucial en su carrera, un aquí estoy yo mutante, temerario y acertadísimo, gestado tras la ruptura de Álex & Christina –como declara Silvia Grijalba, "que de pronto Christina decidiera romper con eso y hacer una cosa más rockera, más, digamos, adulta, para la discográfica fue ver cómo se acababa la gallina de los huevos de oro–, y para cuya grabación se rodeó de Los Subterráneos, la banda que le prestó Sabina y que la cantante bautizó en honor a su novela favorita de Kerouac.

Además, Que me parta un rayo. La mirada…, muestra cómo Rosenvinge y las cantautoras de su generación se abrieron paso en un ecosistema musical hostil, en el que, según la propia protagonista, "el prejuicio lleva a la gente a pensar que tiene que haber un hombre moviendo los hilos detrás de cada mujer talentosa". "Las nuevas generaciones de cantautoras", apunta Mercedes Ferrer, "no han tenido que pasar por lo que hemos pasado nosotras. Aunque no lo reconozcan, está en el subconsciente colectivo, no solo en el subconsciente individual de cada una". La visión de la artista sobre la cultura, la industria discográfica o las drogas aliñan este ensayo inusual, muy bien pensado y planteado y al que, una vez se le pilla el punto, se lee de un trago. No sería raro que la obra de Vázquez diera el salto de Efe Eme a Movistar.

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