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El escritor presenta en Es la mañana de Federico su novela Me piden que regrese, ambientada en el Madrid de postguerra.

Andrés Trapiello: "De la Guerra no hablaban ni los vencedores ni los vencidos"

El escritor presenta en Es la mañana de Federico su novela Me piden que regrese, ambientada en el Madrid de postguerra.

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Andrés Trapiello (León, 1953) presentó en Es la mañana de Federico su nueva novela, Me piden que regrese (Destino). "Yo he escrito para todos los públicos y, sobre todo, para deshacer el equivoco de la España negra. Lo más indecente de esa época es el verso de Damaso Alonso: ‘Madrid es una ciudad de un millón de cadáveres’. Eso es una tontería", aseguró el autor es los micrófonos de esRadio. "Madrid era una ciudad de un millón de habitantes, de los que la mitad habían ganado la guerra y estaban encantados, y la otra mitad, la que la habían perdido, estaban dispuestos a salir adelante como fuera. Había cien mil que lo estaban pasando peor que nunca", añadió.

Me piden que regrese está ambientada en el Madrid de posguerra. Los servicios secretos americanos le piden al estadounidense Benjamin Smith que regrese a España para llevar a cabo una peligrosa misión: apartar a un jerarca del régimen a quien ni siquiera conoce. Tras diez años de ausencia le espera un Madrid insólito, hervidero de intrigas, de aristócratas y militares, espías y diplomáticos, una ciudad en la que las fiestas del Palace, los bailes en Pasapoga, los trajes de Balenciaga y las apoteósicas faenas de Manolete conviven con las cadenas de los presos conducidos a pie por la Gran Vía, el miedo, la miseria y el estraperlo. Se enamora de una joven rica que cambiará todo.

"Madrid era una ciudad que tenía hambre, miseria y necesidades, pero necesitaba divertirse", aclaró Trapiello. "Había 50 o 60 cines en Madrid y se llenaban, la gente llenaba los campos de fútbol y los toros. Había verbenas enormemente populares. La gente tiraba para adelante", añadió.

Asimismo, Trapiello describe en su novela una ciudad en la que "no había libertad y la represión era brutal, donde la gente no hablaba porque no podía y porque no quería". De la guerra – insistió el escritor – no hablaban "ni los vencedores ni los vencidos".

El escritor reconoció que ha hecho una crónica en la que "todo el mundo queda mal". "Los libros de Historia dividen a la gente en tendencias, la novela no porque confita la ficción", opinó.