
Siempre se ha dicho que los libros no hay que juzgarlos por su cubierta, pero lo cierto es que la industria editorial ha prestado mucha atención a las portadas, haciéndolas lo más atractivas posibles para el potencial cliente. Sin embargo, ahora la literatura juvenil ha impuesto una tendencia que va más allá y que obliga a los lectores a mirar los ejemplares de canto. El libro pasa a ser un objeto decorativo y de coleccionista gracias al borde coloreado de sus páginas.
En España comenzamos a ver estos llamativos cantos de forma esporádica y se consolidó con la serie Empíreo de Rebecca Yarros, una escritora estadounidense que provoca un fenómeno fans similar al de J.K. Rowling. La saga ha sido publicada en 42 países y ha sido bestseller en todos ellos.

En este caso, los protagonistas son jinetes de dragones que estudian en el Colegio de Guerra de Basgiath, así que los cantos han sido decorados con referencias a estos seres mágicos.

Autores españoles, también enfocados al público juvenil, han lanzado recientemente novelas decoradas de esta vistosa forma. Es el caso de Inma Rubiales, superventas new adult. Publicó hace unas semanas Nuestro lugar en el mundo (Planeta) en la que la música tiene mucha presencia -uno de sus protagonistas es cantante- y por eso en el canto vemos notas musicales.
El apodado como "maestro del thriller juvenil", el sevillano Blue Jeans, que ya ha visto alguna de sus novelas adaptadas audiovisualmente , acaba de publicar La última vez que pienso en ti (Planeta), un libro que comparte mismos colores y estilos desde su portada a su canto.

En esta ocasión, Blue Jeans traslada al lector al mundo de los libros, de las editoriales, de los influencers que hablan de literatura y de los jóvenes que desean ser escritores. La trama, además, está salpicada de dosis de misterio.
Para lectores adultos
Pero no solo las novelas para jóvenes y adolescentes apuestan por estos estilos tan llamativos. La editorial Ático de los Libros celebra su 15 aniversario como editorial independiente con la publicación de tres títulos que han marcado su trayectoria, pero con los cantos pintados. Se trata de La chica salvaje, de Delia Owens, que cuenta con una adaptación cinematográfica de gran éxito; Los templarios, de Dan Jones, la historia de la Orden del Temple entrelazada con las cruzadas en Tierra Santa y en España; y Las siete muertes de Evelyn Hardcastle, de Stuart Turton, una novela de misterio que recuerda a El día de la marmota, Black Mirror o Agatha Christie.
Irene Vallejo narró de forma absorbente la historia del libro desde sus inicios hasta nuestros días en El infinito en un junto (Siruela). Su apabullante éxito provocó que se publicase en versión ilustrada y DeBolsillo. En una edición limitada, se llevó a las librerías ejemplares con los cantos tintados de azul con flores abiertas.

Otras opciones adultas con esta bella apariencia las encontramos en la editorial Maeva, que la presenta como "una edición preciosa con diseño especial y solapa envolvente para disfrutar la experiencia lectora". Se trata de El libro secreto de Flora Lea, de Patti Callahan Henry.

Está ambientada en el Londres de 1939. Hazel, de catorce años, y Flora, de cinco, son evacuadas a una zona rural para escapar de la Segunda Guerra Mundial. Hazel llena de historias los días de su hermana pequeña, e inventa un universo secreto e imaginario al que pueden escapar. Cuando Flora desaparece de repente, Hazel arrastra la culpa hasta la edad adulta. Veinte años después, su ordenada vida da un vuelco cuando cae en sus manos un libro titulado igual que el mundo que había imaginado para Flora, y que solo conocían ellas dos. Ha sido best seller de The New York Times y Mejor Libro del Año de Barnes & Noble.
Con esta tendencia cada vez más arraigada entre las editoriales, el problema para los lectores no es otro que idear como colocarlos en las estanterías para que luzcan en todo su esplendor.

