
La Edad Media sigue siendo, en el imaginario popular, una etapa mugrienta plagada de enfermedades. Es lo que cree la escritora y medievalista Ángela Vicario (Bilbao, 1997), que acaba de publicar Ibéricas (Planeta), un ensayo en el que aborda los "numerosos cambios sociales y culturales de la época, con un lenguaje alejado del ámbito académico y poniendo a las mujeres en el discurso histórico".
Vicario considera que "los seres humanos somos animales de costumbres y nos cuesta muchísimo cambiar de opinión", de modo que cuesta superar el concepto de "Edad Media oscura y muy machista". "Es difícil escuchar a alguien que de repente rompe todos tus esquemas y tus pilares", asegura.

Si hay una mujer reconocida en estos mil años es Isabel la Católica: "Es la reina española por excelencia, en la memoria de todos está que unió España y financió el viaje a las Indias. La personalidad de esta mujer fue como para pasar a la historia. Se coronó reina sin su marido presente, algo que no había hecho nadie, toda una declaración de intenciones. Fue muy rompedora, aunque también tuvo sus sombras".
"Fernando era muy ensombrecible", bromea Vicario. "Él gestionaba muy bien la economía, pero en asuntos políticos y en la guerra era bastante malo. Isabel la Católica no luchó, pero estuvo en los campamentos militares constantemente y trazó las estrategias que luego llevaría a cabo Fernando. Sin ella, Fernando probablemente no habría ganado sus batallas".
Otra mujer al mando fue la reina Urraca, la primera monarca peninsular por derecho propio con autoridad y potestad para gobernar sus territorios. cabalgó al frente de sus ejércitos, como lo harían también Berenguela de Castilla.
Formación en guerra

En este sentido, Vicario reivindica la capacidad estratégica de muchas nobles que, sin portar una espada, "tenían una formación en la guerra impecable". "Se sabían toda la teoría militar y eran perfectamente capaces de liderar un ejército sin pisar el campo de batalla. Además, eran las encargadas de que el castillo, la fortaleza y la ciudad tuvieran siempre las provisiones necesarias para afrontar un asedio. Ellas sabían perfectamente lo que había que hacer, cómo proteger a la gente cuando llegaba el enemigo. Se aseguraban de que todo el mundo estuviera protegido, tuviera comida y no contrajera enfermedades. Muchas se quedaron viudas y arrastraron esta gestión el resto de sus vidas", explica la autora.
Ibéricas comienza con la historia de Aldonça de Bellera, viuda a los 30: "Imagino su personalidad como una de nuestras folclóricas. Gestionó todo y de forma muy eficiente. Fue capaz de recolectar las rentas, llevar la correspondencia con otros líderes y de que otros hombres le hicieran caso. Había que ser dura, era el momento histórico que tocaba".
Religiosas

"He escogido a una serie de mujeres que pueden representar lo mejor posible al grupo social al que pertenecían. Por ejemplo, Urraca de Zamora y Elvira de Toro representan muy bien lo que significaba ser hija de la nobleza leonesa".
Por este ensayo desfilan desde reinas a campesinas, pasando por religiosas. "La vida de las mujeres religiosas fue muy variada. Encontramos algunas que, como vivían en conventos muy alejados en el monte, se desmadraban y hacían lo que les daba la gana. Tenían sus amantes e hijos que criaban en el monasterio. Otras, cumplían las reglas a rajatabla e incluso se emparedaban para estar más cerca del sufrimiento de Cristo. Desde el año 1200 aproximadamente, hubo grandes esfuerzos por parte de la Iglesia para que todas las monjas estuvieran en la clausura".
También mujeres andalusíes, las más difíciles de rastrear por su ocultación deliberada en las fuentes escritas: "Era muy típico borrar el nombre de las mujeres y llamarlas ‘hija de’ o ‘madre de’ porque la moral llevaba a borrar el nombre". Un ejemplo es Subh al-Bashkunsiyya, esclava y madre del heredero al califato de Córdoba, "clave en el ascenso de Almanzor hasta que rompieron su alianza".
Otros nombres propios son el de Gala Placidia, rehén, reina de los visigodos y regente del Imperio romano durante más de diez años, "demostrando un poder inusual para una mujer de su tiempo"; o Teresa de Cartagena, escritora sorda del siglo XV que "defendió la inteligencia de las mujeres".
Ángela Vicario. Ibéricas. Editorial Planeta, 2025. ISBN: 978-84-08-30290-2. Páginas: 536. Precio: 22 euros.