
A Rubén Sánchez Trigos le han llamado ya el "Stephen King español", y esa etiqueta no se la sacude uno así como así. Con motivo de la publicación de su nueva novela Vuelve a mí (Grijalbo), el autor cuenta en Prohibido contar ovejas cómo ha logrado trasladar los temas clásicos del género a un escenario nacional y cotidiano, el de las ciudades dormitorio del sur de Madrid como Leganés, Fuenlabrada o Móstoles, y por qué el mito de los muertos vivientes está tan de actualidad como en tiempos de George A. Romero.
Silvia se enfrenta a un presente oscuro y a un porvenir incierto. Cuando presencia la muerte de su mejor amiga durante una protesta vecinal, Silvia corre hacia ella y la abraza. Un gesto desesperado que, inexplicablemente, le devuelve la vida. "En qué consiste ese poder y a cambio de qué se entrega ese poder es algo que hay que descubrir en el libro. Hasta dónde queremos llegar por sobrevivir, porque lo que hace es para poder comer y dar de comer a sus padres", contó el autor en esRadio.
Sánchez Trigos, con una trayectoria establecida de guiones de cine como Verónica o Viejos, y novelas como Bajo el barro (Planeta), mezcla todo ello con mucho conocimiento del cine y la mitologia clásica de terror, pero llevada a los barrios populares de Madrid. "Yo crecí en Fuenlabrada y eso tiene que ver con el barrio, radiocasette en los bancos, coches de choque y un cierto imaginario que para mí es natural. Y cuando yo empecé a leer la literatura que me gustaba, me daba pena que Ramsey Campbell pudiera ubicar sus historias en Inglaterra o Lovecraft en Maine, y nosotros no. Te puedes tomar en serio un paleto de Michigan pero no una calle de Carabanchel desierta. Y he hecho una apuesta decidida por traerlo a este terreno; me estrellaré o no pero son los libros que quiero hacer".

De modo que, tal y como dijo Felipe Couselo recordando la novela Cementerio de Animales de King, "todo vuelve a ti", solo que aquí desde otra perspectiva. "Vuelve a mí es una frase que dice la protagonista hacia el final del libro. La construcción del título tiene que ver con Déjame entrar, de John Ajvide Lindqvist". "Stephen King nos ha ayudado mucho pero nos ha hecho mucho daño, ha puesto el listón muy alto. Siempre he tenido la ambición imposible de llegar a gente que no le gusta el género", dijo, hablando de la influencia del autor de Maine.
Doctor en Comunicación Audiovisual, profesor y guionista, Sánchez Trigos aseguró en esRadio que dedicarse a la escritura de terror tiene algo de desafío, porque "no se gana dinero". La primera versión del libro estaba en tercera persona y solo muy avanzado el relato se dio cuenta de que era necesario cambiarlo a primera, lo que abrió otro desafío: "Encontrar la voz de una chica de entre 17 y 19 años de hoy, ni siquiera de mi tiempo sino de hoy", similar a las mismas a la que él mismo da clase en la universidad. Y por último, "que fuera una historia verosímil, donde el pacto de ficción se rompe completamente. Me interesa que el fantástico emane de nosotros y respire una verdad".
¿Cómo perciben los jóvenes el terror?, preguntó Juanma González señalando un salto generacional evidente de la generación del autor a los lectores jóvenes. "Cambian las formas pero no los mitos, los mitos se transforman. El terror es un género que ahora vive en internet, en los creepypasta, en la nueva cultura digital. Son las historias que contábamos con una linterna para asustarnos y ahora están en la web". El terror "sigue funcionando generación tras generación, y lo vemos en la taquilla de los cines. Cuando funciona una película de terror funciona: la gente acude al ritual". Los jóvenes se siguen "tragando tochazos de Brandon Sanderson o sentadas de Ataque a los Titanes", no solo consumen reels de un minuto, cosa que "también hacemos los adultos".

