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González Pons: "Como las folclóricas, los políticos no saben retirarse"

LD entrevista al vicepresidente del Parlamento Europeo, que acaba de publicar su tercera novela: Libro de Pecados (Espasa, 2025).

LD entrevista al vicepresidente del Parlamento Europeo, que acaba de publicar su tercera novela: Libro de Pecados (Espasa, 2025).
Esteban González Pons acaba de publicar la novela 'Libro de Pecados'. | C.Jordá

Cuenta Esteban González Pons (Valencia, 1964) a LD que tolera peor las críticas literarias que las políticas porque no es un escritor por pose, sino por vocación: las segundas le van en el sueldo; las primeras, "me hieren más profundamente". El vicepresidente del Parlamento Europeo acaba de publicar su tercera novela, Libro de Pecados (Espasa, 2025), en la que aborda el trágico romance, si es que en estos lares se puede hablar de romances, entre dos animales políticos. Para escribirla, su autor ha tirado de oficio, de madrugones y, cuando flaqueaban las fuerzas, de Lawrence Durrell. Bebe de la tradición picaresca patria, sostiene que no se puede hablar desde el poder sin burlarse de él, venera a Eduardo Mendoza: "No sé si hay un homenaje, pero sí una reproducción de lo que creo que hubiera escrito si hubiera tenido que hacer esta novela". Le entrevistamos en la sede madrileña de Planeta.

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Un momento de la entrevists | C.Jordá

P: Señor González Pons, ¿cómo maridan el amor y la política?

R: Conviven, pero no maridan. Ambicionan fines diferentes. El amor es generoso y la política es egoísta. Quien tiene una amante que también se dedica a la política siempre se encuentra un día con que tiene que elegir entre el amor y el poder. El que tiene una pareja que ejerce la política siempre hay un día que recibe la orden de matarla, y ese día tiene que decidir si la cumple. Y los políticos, en general, la cumplen.

P: ¿Hay algo en Libro de Pecados del "confieso que he vivido" o del "quien lo probó lo sabe"?

R: He hecho un esfuerzo para que no se pareciera a ningún caso real; para que ningún personaje se pareciera a ningún personaje real. Hasta el punto de que la editorial ha procurado que la fachada del ayuntamiento de la portada no fuera identificable con la de ningún ayuntamiento de España. Tuvimos una portada previa, supongo que generada por IA, en la que aparecía una fachada muy parecida a la del Ayuntamiento de Oviedo. Nos preocupamos, porque, además, el alcalde de Oviedo es un santo señor, de que nadie pudiera atribuirle nada al Ayuntamiento de Oviedo. Entonces, no hay ningún hecho o personaje real reflejado. Ahora bien…

P: Hay aroma.

R: Hay aroma. Todos los personajes del libro podrían ser reales, y lo que sucede en el libro podría suceder en la realidad.

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Las manos (y el reflejo) de González Pons | C.Jordá

P: Blanca Vilallonga y Rafa Carnero, Bo y Madelman, "utilizaron el poder político para destruirse, lo que constituye otra forma de corrupción; romántica, si se quiere, pero corrupción al cabo". Cuénteme sobre la corrupción romántica.

R: Dentro de la política, hay relaciones personales que pueden estar basadas en la amistad, en el capricho o en el amor. Esas relaciones, a veces, se rompen. Cuando se rompen, lo que en la vida corriente se traduce en una venganza de tirar la ropa por la ventana o romper un jarrón en el suelo, en política puede traducirse en un cese, en una expulsión de una lista o en un acoso laboral. Esa es una forma de corrupción afectiva que también se produce. Muchos políticos, como cualquier persona que trabaja en un entorno cerrado, establecen relaciones amorosas entre ellos. Cuando esas relaciones se rompen, alguno tiene la tentación de vengarse utilizando los resortes que el poder pone a su disposición.

P: El narrador, Lolo/Pecados/Noa Maryland, cuenta que la política lo puede todo, pero llega un momento en el que "ya no puede nada". ¿Cómo de jodida es esa resaca? ¿Cómo son sus secuelas?

R: De la política, creo que son muy raros los que salen vivos. Como las folclóricas, los políticos no saben retirarse. Incluso hay políticos retirados que se muestran más activos que cuando ejercían.

P: Se les suelta la lengua…

R: Y hay políticos muertos que creen que están vivos. Políticamente muertos que están políticamente vivos, quiere decirse. Un amigo, Alberto Ruiz-Gallardón, me decía cuando se retiró: "Hay vida después de la política, y te voy a dar una noticia: es mejor". Creo que el caso de Alberto es excepcional: es uno de los pocos políticos retirados sin nostalgia de política. A lo mejor es que acabó muy harto. Lo normal es que los políticos retirados sientan miedo al vacío que les produce que su teléfono móvil no suene. La política produce adicción, y el mono que viene después de la pérdida del puesto político… no hay clínica de recuperación que lo cure.

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El político y escritor, en un momento de la entrevista | C.Jordá

P: Pone a una vigilante de seguridad, a un vagabundo aristócrata y filósofo y a Pecados, el "mayor acomplejado del mundo, el impostor máximo", a investigar un crimen. ¿Por qué esta convocatoria?

R: Creo que los españoles, que no hemos tenido un Abraham Lincoln, un Winston Churchill o un Charles de Gaulle, que hemos sido pobres, que hemos tenido gobernantes que nos han defraudado, no somos capaces de mirar al poder si no es con sentido del humor, con sentido burlesco. Desde Quevedo, pasando por Los Borbones en pelota de los Bécquer, Valle, etcétera, el español se ha reído siempre del poderoso. A veces, con una boca sin dientes, pero siempre se ha reído. Como autor, me considero un imitador de Eduardo Mendoza. En los personajes que investigan a mis políticos, en el fondo, hay no sé si un homenaje, pero sí una reproducción de lo que creo que Eduardo Mendoza hubiera escrito si hubiera tenido que hacer esta novela. Ese trío de investigadores está creado a la manera de Mendoza. Que, para mí, es heredero de la tradición picaresca española.

P: El resentimiento es medular en algunos de sus personajes: Madelman, Anacrís, el propio Pecados…

R: No está concebido así, pero te doy la razón. La vida pública hoy, quizá siempre, funciona como una manada de animales en la que hay un líder, un ejemplar alfa, que tiene todo el poder, y el resto de progenitores de la manada está sometido al alfa, y anida en ellos la frustración que produce la impotencia no ya de poder sustituir al alfa, sino de poderse hacer escuchar por aquel que manda. Incluso en las estructuras democráticas de los partidos políticos, el peso del liderazgo es tan fuerte, que, alrededor del líder, quienes no están inmediatamente en contacto con él, muchas veces, ven cómo el resentimiento crece en sus corazones. Y de ese resentimiento vienen los cambios de poder. Al final, en un partido político, la revolución la hacen los resentidos, no los acomodados.

P: Pecados proyecta dos sombras, una de hombre y otra de mujer. ¿Sabe de políticos que proyecten más de una sombra?

R: Sí, y lo que es más grave: de políticos que no tienen sombra porque la sombra son ellos mismos.

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El autor de 'Libro de Pecados' posa para Libertad Digital | C.Jordá

P: ¿Cuántas sombras proyecta Pedro Sánchez?

R: Sánchez es un político sin sombra. Sánchez, como el Sauron de Tolkien, acabará siendo incorpóreo, una idea del mal instalada en la Moncloa, convertida en Mordor.

P: ¿Y cuántas sombras proyecta Carlos Mazón?

R: Mazón es un hombre con una sola sombra. Como cualquier otro ser humano.

P: Almarjal, ciudad inventada, "hace honor a su nombre y, como los lodazales, se compone de cieno y espesura de plantas acuáticas formando nudos y trampas invisibles". Almarjal es algo más que un escenario…

R: Es una metáfora. Es la Vetusta de La Regenta. Podría ser Valencia, pero podría ser Alicante, Murcia o Almería… Tiene más referencias a Valencia porque es la ciudad que mejor conozco y más quiero, pero quiere ser una capital del Mediterráneo español donde tantas virtudes y tantos vicios hay acumulados. Durante la escritura, siempre se tienen libros de referencia, libros cerca para inspirarte en caso de pérdida. Yo he tenido delante, aunque parezca increíble, El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell. Esa ciudad toda virtud y toda pecado en la que los personajes viven atrapados por un entorno que los domina. Con un punto esperpéntico o un punto español, he querido que Almarjal sea esa Alejandría, una ciudad que justifique, que explique todo lo que sucede, la maldad y la bondad que ejercen sus políticos. También es verdad que, como la trama es muy compleja, para poderla simplificar y contar, he tenido que bajar al terreno municipal.

P: En la ciudad, ni PP ni PSOE obtienen representación; sí los cantonalistas del PAI, los comunistas y los falangistas. ¿Por qué ha utilizado estos ingredientes para semejante potaje?

R: Porque he querido evitar identificaciones. He querido poner falangistas y comunistas porque no hay. El PAI es una suerte de PNV de Almarjal, pero en el Mediterráneo español no hay PNV. En El escaño de Satanás sí utilicé los partidos políticos españoles, pero aquí he querido evitarlos.

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Entrevistado y entrevistador con un ejemplar de 'Libro de Pecados' | C.Jordá

P: Teniendo en cuenta la naturaleza del PSOE de Sánchez, y la deriva iliberal de Vox, ¿Almarjal puede ser España dentro de seis o siete años?

R: España es mucho más grande y más compleja. Sí que es verdad que la dinámica política actual se basa en la confrontación entre liberalismo e iliberalismo. No obstante, no es lo que he querido analizar en Almarjal. Sobre todo, porque yo no tengo respuestas a las preguntas que me hago, o que nos hacemos todos, o que se debería hacer un político de hoy.

P: ¿Cuáles son esas preguntas que se hace?

R: Cómo Occidente puede dejar de estar a la defensiva y recuperar su condición de, voy a decir una cursilada, y me jode decirlo así, faro del progreso. Creo en la sociedad occidental, creo en el enciclopedismo, en el pensamiento científico, en la herencia grecorromana, en la herencia del cristianismo, en el valor cultural del Renacimiento y del Barroco…, y observo cómo, poco a poco, los valores occidentales van dejando de tener vigencia en el resto del planeta; cómo incluso, en el propio Occidente, los cuestionamos hasta diluirlos. Entonces, la pregunta es cómo sobrevive Europa. No la UE, sino Europa. Y no tengo la respuesta.

P: Como escritor, ¿qué ha aprendido mientras escribía Libro de Pecados?

R: Que el oficio es más importante que la inspiración. Libro de Pecados empezó intentando ser un libro sobre el modelo masculino que representa Madelman, y acabó siendo otra novela de política ficción, género en el que me he encerrado porque creo que no practica nadie más en España, y me siento confortable. Pero a la inspiración que tuve al principio la ha ayudado el oficio y el trabajo. Para poder terminar Libro de Pecados, he pasado cuatro meses levantándome a las cinco de la mañana. Y eso no es inspiración, sino constancia, trabajo.

P: ¿Tolera mejor las críticas políticas que las literarias?

R: Sí. Las críticas políticas me resbalan; las literarias no, como bien sabes. Las críticas políticas las considero pagadas en el sueldo; las literarias me hieren más profundamente. Porque no soy un escritor por pose. Soy un escritor, bueno o malo, por vocación.

P: Para finalizar, dígame tres libros que, en caso de invasión extraterrestre, salvaría de la destrucción.

R: Tengo muy claro que Las leyendas de Bécquer, tengo muy claro que El señor de los anillos, y La voz a ti debida, de Pedro Salinas. O alguno de Luis Cernuda. Con esto lo cubriría todo: tendría a Bécquer para leer antes de dormir; a Tolkien, para leer de mañana, y un libro de poesía para cuando caiga la tarde.

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