El año 1979 Miguel Ríos sacó al mercado un álbum titulado, como el tema que abría el disco, "Los viejos rockeros nunca mueren". Se convirtió en una frase harto repetida, que incluso se ha utilizado para veteranos de otras profesiones. Hoy cobra de nuevo actualidad porque el granadino, retirado de los escenarios, reaparecerá el próximo sábado 22 de noviembre en actuación única. Será el primer concierto acústico de su larga carrera, acompañado sólo por un trío, cumplido el medio siglo de vida artística. En el madrileño teatro Monumental. Un escenario que ha de traerle felices recuerdos pues fue allí cuando una noche de 1972 grabó el que se considera primer disco español de rock en directo. Llevó por título el mismo de su gira de entonces: "Conciertos de rock y amor". Donde recogía títulos ya para la historia del género: "Tutti frutti", "Rock de la cárcel", "Popotitos", "La tierra de las mil danzas", "Cantares", "Yo sólo soy un hombre"… Lo mejor de lo mejor de nuestro personaje. Ha querido que el cartel anunciador de este concierto sea una copia de aquel otro; es decir, con la misma tipografía y confección.
Pero, ¿por qué vuelve Miguel Ríos?, nos preguntamos. Fue en 2011 cuando en su gira de despedida en tierras americanas, tras despedirse de su parroquia española, en Guanajuato (México), dijo: "No quiero ser un juguete roto del pasado". Pero la jubilación para muchos es una dura rémora. Y Miguel, que en los últimos tiempos se afincó en Granada junto a su actual compañera, la chilena Regina, tiene eso que llaman "mono de escenario". Aunque no lo diga abiertamente; aunque se contradiga con el adiós que creíamos definitivo tras proclamarlo a los cuatro vientos entonces. Viene a ser un poco como los viejos matadores de toros, que reaparecen una y otra vez como aquel añorado maestro de los ruedos Antonio Chenel "Antoñete". Este año Miguel Ríos ha vuelto a subirse al escenario en varias ocasiones. Ciertamente especiales, junto a otros colegas. Una fue en El Ferrol, en un evento rockero anual donde lo homenajearon como se merecía. Luego, estuvo en Oviedo, en otro multitudinario evento donde se rendía tributo a Victor Manuel, que cumplía sus bodas de oro con la música, y allí se sintió feliz compartiendo cartelera junto a Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat, Ana Belén … Ítem más: compareció asimismo en la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid, para acompañar a su colega Rosendo en otra memorable cita de veteranos "rockers". Y puede que haya actuado en algún sitio que, en el instante de redactar estas líneas, se nos escapa.
En todas esas comparecencias, Miguel Ríos ha hecho hincapié en que lo ha hecho por compañerismo. Ahora, en este compromiso próximo que lleva la leyenda de "Acústico y solidario. Un juguete, una ilusión", ya no estará en una reunión de veteranos del rock y el pop, sino sólo él como única estrella, con un fin estrictamente benéfico: la recogida de fondos para la consecución de juguetes con destino a niños que en Navidad carecen de ellos. Es una campaña que anualmente y con gran éxito organiza Radio Nacional de España. Miguel Ríos tiene previsto hacer un recorrido musical recordando sus viejos éxitos. El último de sus discos recordamos fue "Bye, bye Ríos", el mismo título de la que fue su gira de despedida, fechado en 2010, espléndida grabación recogida en directo, donde cantaba a dúo con Ana Belén ("El río"), Amaral ("Al sur de Granada"), Rosendo ("Maneras de vivir"), Manolo García ("El blues del autobús")… Contó con la colaboración de una banda juvenil, Gold Lake, de la que forma parte como vocalista su única hija, Lúa. Disco agotado, que les recomiendo, si consiguen encontrarlo.
La carrera musical de Miguel Ríos la inició en los primeros años 60. De 1962 son sus primeros discos. Apareció anunciado como "el rey del twist" en la primera de sus actuaciones, en el club Acapulco, de Gijón. Con varios altibajos en su vida artística, desengaños con algunas casas grabadoras, una estancia en la cárcel de Carabanchel por espacio de varias semanas, obtuvo en 1970 el respaldo internacional con su versión pop de "Himno a la alegría". Pudo haberse establecido en los Estados Unidos, donde "flipó" escuchando a varios de sus ídolos: Led Zeppelin, Eagles, Mamá Cass, pero prefirió retornar a sus lares, logrando al fin en la década de los 80 ser considerado en España, siempre reacia a reconocer valores autóctonos, nuestro mejor rockero. Lograría el récord de vender veinte millones de discos. En 1985 a poco se arruina con su espectáculo "Rock en el ruedo", el más completo de cuantos hasta entonces había protagonizado un cantante español de su especialidad. Y así continuó un cuarto de siglo más hasta cantar aquello de "… quiero dejar de saltar / porque me quiero jubilar…/ "Bye, bye Ríos, adiós / Medio siglo de rock and roll / Se acaba la función"
Hace pocos días, Miguel Ríos intervino en un foro en el Palacio de la Madraza, en Granada, en la apertura de un curso de la cátedra García Lorca. Ante un público expectante dijo, entre otras cosas: "No vivo del pasado. La nostalgia es una traición al presente y al porvenir porque puede hacerte olvidar la maravilla de vivir". Cuando surgió la cuestión de si un cantante debe o no significarse con una formación política, no dudó en reconocer lo siguiente: "Admito mi error al apoyar al Presidente Zapatero en aquella campaña de los de la zeja, haciendo propaganda de quien ahora tiene una finca de seiscientos metros cuadrados". Mantiene hace mucho tiempo una envidiable presencia física, a sus setenta años cumplidos en el pasado junio. Decidió publicar sus memorias: "Cosas que siempre quise contarte". Lo hizo tras llevarse tiempo atrás una gran decepción: el encargado de contar su vida en un libro (no ha querido desvelar su identidad) no sólo no cumplió el encargo convenido, sino que desapareció con el dinero adelantado por el cantante. ¡Los hay sinvergüenzas en todas partes! ¿Seguirá Miguel Ríos más tiempo en activo? Él no nos saca de dudas pero, después de su concierto benéfico en el Monumental ya ha apalabrado su presencia el 23 de diciembre en el Palacio de los Deportes madrileño, en un concierto de los MClan.