
Hay canciones que tienen el sello de la eternidad. Y con una de ellas se ha ido al otro mundo quien le dio vida y triunfó en todo el mundo: Roberta Flack y "Suavemente me mata con su canción".
Tenía ochenta y ocho años cumplidos hace muy pocos días, el 10 de febrero. Venía sufriendo de una cruel enfermedad, la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Se la detectaron hace tres años. Y eso significó que fue perdiendo su voz, ni siquiera podía ya hablar, contemplando la vida en silla de ruedas. Un final atroz para una mujer cuya vida estuvo ligada desde muy niña a la música.
Hija del organista de una iglesia de Nashville, ciudad norteamericana poblada de ingente cantidad de cantantes negros, Roberta Cleopatra Flack estuvo familiarizada desde temprana edad con los cánticos religiosos. En su juventud ya se apasionó por el jazz y sus corrientes más clásicas, el rhytm and blues, el soul y hasta el hip hop en tiempos más cercanos. Una intérprete clásica en esos ritmos.
Ciertamente su carrera estaba centrada en un repertorio muy común entre las gentes de color, y aun respetada en su entorno fuera de los Estados Unidos no había conseguido sobresalir, hasta que en 1973 una balada la dio a conocer en todo el mundo: "Killing Me Softly Whith this Song", pieza traducida al español como "Suavemente me mata con su canción". Recuerdo perfectamente cómo en las discotecas, con la luz semiapagada las parejas unían sus cuerpos, enlazadas al compás de esta fantástica melodía. De aquellas que no pierden encanto pasados los años.
Ese tema estaba inspirado en un poema de Leki Lieberman, cantautora ignorada por estos pagos, quien fue la que lo dio a conocer. Pero creemos que en un circuito reducido. Fue dos años más tarde cuando Roberta Flack la grabó y en poco tempo se difundió en un montón d países. ¿Qué decía la letra? "Rasgando mi dolor con sus dedos / cantando mi vida en sus palabras / matándome suavemente con su canción / cantando mi vida entera con sus palabras / matándome suavemente con su canción…".
Cuando aparece en el mercado la que finalmente es considerada una canción estándar, en seguida las casas de discos ofrecen a sus artistas la versión correspondiente: un "cover". De la mencionada aparecieron las de Shirley Bassey, Alicia Keys, Carly Simon, Perry Como… Y en España, una del infortunado Tino Casal con el título de "Tal como soy", o del intérprete flamenco Pitingo (quien gracias a su trabajo arrancó una carrera ascendente).
Roberta Flack, como ha sucedido tantas veces con artistas de un solo número 1, el suyo de categoría mundial, no logró nunca repetir el éxito. Mas, para los restos, desde aquel 1973, digamos que vivió respetablemente de sus rentas. Porque allí donde actuaba, inexcusablemente el público le pedía cantar "Suavemente me mata con su canción". Que ya es historia de lo mejor del pop melódico de los últimos cincuenta años.
De su vida privada sólo hemos podido investigar ahora que estuvo casada entre 1966 y 1972 con un tal Steve Novosel. Y que en sus comienzos, permaneció unida artísticamente unos años con un compañero de escuela, el músico Danny Hathaway, formando dúo musical, hasta que éste optó por suicidarse.
Roberta Flack queda dicho que fue estrella de una sola canción. ¡Pero qué canción!


