Menú
Seriemente

Crítica de 'La Casa del Dragón', episodio 1 (HBO Max). Comienza la precuela de 'Juego de Tronos'

La precuela de Juego de Tronos, titulada La Casa del Dragón, ya ha estrenado su primer episodio en HBO Max.

La precuela de Juego de Tronos, titulada La Casa del Dragón, ya ha estrenado su primer episodio en HBO Max.
La casa del dragón | HBO Max

El regreso de Juego de Tronos con la precuela La Casa del Dragón, cuyo primer episodio se estrenó este lunes en HBO Max, supone en cierto modo un regreso a ese primer Juego de Tronos que algunos echaron de menos en medio de los constantes fuegos artificiales de las últimas temporadas: una trama palaciega llena de malos augurios, tragedia y ocasionales y crudos arrebatos de violencia y sexo.

Carente sin embargo de la garra de los mejores momentos de la primera serie, pese a la dirección de quien fuera uno de sus mejores artesanos tras las cámaras, Miguel Sapochnik (su ojo visual, no obstante, brilla en muchos de los ominosos paisajes digitales del reino de los Targarien), La Casa del Dragón si consigue embarcar al espectador en un crescendo interesante en, por ejemplo, secuencias como ese paralelismo entre un parto y un duelo de caballeros donde la sangre asoma por doquier.

La serie destaca también por plantear las bases de uno de esos legendarios hijos de perra que cautivan a la audiencia de Juego de Tronos, en este caso el Daemon Targaryen interpretado por el siempre inquietante Matt Smith. El británico es capaz de llenar de amenaza, locura y una desagradable sensualidad cada una de sus intervenciones, como aquella en la que cuelga un collar por la espalda a Rhaenyra, esa ascendente de Daenerys que antes que ella aspira a heredar el trono de Hierro.

La serie insiste también sin tapujos en la cuestión de la igualdad de derechos, aunque afortunadamente lo hace en clave Juego de Tronos y sin infiltrar nociones demasiado contemporáneas más allá del subtexto. Las frustradas aspiraciones de Rhaenyra a heredar su Reino, así como toda la tragedia de Viserys (Paddy Condisine, sabedor de que su papel aquí va a ser similar al de Mark Addy), vienen condicionadas por la necesidad de disponer de un heredero varón.

Juzgar La Casa del Dragón por su primer episodio es una actividad absurda, pero aquí estamos entregados a ella. Y por eso, mencionar cómo se aprecia cierta falta de carisma en este planteamiento si lo comparamos con la (relativamente) indeleble marca que dejó en el espectador la serie precedente y su reparto. Salvo veteranos como Paddy Condisine, Rhys Ifans y el citado Smith, está por ver si la extensa galería de rostros juveniles causa la misma sensación que los que interpretaron a Sansa, Jon, Arya y otro largo etcétera, y cómo el resto va añadiendo matices (o no) a sus personajes.

Resulta también injusto valora la serie por ese voluntario, aunque también obligado, regreso a una clave baja tras el nivel de expectación causado por los últimos episodios de Juego de Tronos, cada uno de ellos (dejando de lado sus discutibles, por apresuradas, opciones narrativas) un blockbuster en sí mismo. Evidentemente aquí el clímax brilla por su ausencia, en tanto nos encontramos con un planteamiento que necesita de cierta severidad para apoyar en él el futuro desarrollo de la serie.

No obstante, sí que se percibe en la creación de Ryan Condal, sustituyendo a los "fugados" David Benioff y D. B. Weiss, las obligaciones (y limitaciones) de ceñirse en lo desarrollado en aquella otra serie. En La Casa del Dragón no hay muchas novedades respecto a lo visto anteriormente debido, probablemente, a la imperiosa necesidad de encajar con el mito televisivo más todavía que con el libro de George R.R. Martin en que se basa, Fuego y Sangre. Una limitación que Condal y Sapochnik van a tener que afrontar más pronto que tarde, y que puede definir su triunfo o fracaso en esta serie precuela de Juego de Tronos.

Temas

En Cultura

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal