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SERIEMENTE

'Ciudad de sombras', la serie póstuma de Verónica Echegui es un correcto thriller policial

Netflix adapta la novela de Aro Sáinz de la Maza. Seis capítulos de suspense sobre crímenes en Barcelona que evitan el relleno innecesario.

Netflix adapta la novela de Aro Sáinz de la Maza. Seis capítulos de suspense sobre crímenes en Barcelona que evitan el relleno innecesario.
La serie Ciudad de sombras. | Netflix

No hemos acabado de deglutir El cuco de cristal y Netflix ha estrenado Ciudad de sombras, serie de misterio española que sigue el formato miniserie basada, como aquella de Javier Castillo, en una novela negra de éxito, en este caso la de Aro Sáinz de la Maza. Un formato transversal que funciona y trabaja a favor tanto de la propia plataforma como del consumo de best-sellers de bolsillo y la venta en librerías, con la triste excepción de que esta vez los titulares han tenido que destacar un triste imprevisto: el de la presencia protagonista de Verónica Echegui en su última aparición en pantalla antes de su temprana muerte este mismo año.

Asesinatos en monumentos barceloneses, podría ser la premisa de este thriller con títulos de crédito más que inspirados en las películas de David Fincher pero que Jorge Torregrossa filma con aptitud y oficio, sin un ápice de intención de maquillar su inspiración en El dragón rojo, de Thomas Harris, pero sin ceder al impulso de convertir el invento en un festival de referencias, y en el que tanto Echegui como Isak Ferriz desempeñan con corrección.

Y esa es la palabra que caracteriza la serie. La búsqueda a contrarreloj de un asesino en serie que destapa, de paso, una trama de corrupción que remite a la Cataluña de los años noventa es un argumento típico y tópico del género, pero la narracion honesta, de línea clara, desplegada en una serie no se pierde en subtramas e infinitos capítulos (la de Manolo Solo es, al fin y al cabo, ese guiño fundamental a la novela de Harris, adaptada por Brett Ratner y Michael Mann en dos películas antagónicas) y no se percibe relleno melodramático en torno a los actores.

La triste identificación de Verónica Echegui con algún suceso relativo al personaje en el relato no se distrae en elementos ajenos al puro procedimental, uno que finalmente resulta tan arquetípico como se espera, pero tambien sustanciado con más gusto de lo que sus pasajes iniciales dan a entender. Nadie en la serie oculta la promocion cultural descarada de la ciudad de Barcelona (quién puede criticar a estas alturas la arquitectura de la Casa Gaudí), pero esta maniobra es común a todo el género internacional al que se apunta con gusto Ciudad de sombras.

Los seis episodios de Ciudad de sombras se consumen con corrección, sin ningún desmán reseñable, sino al contrario: la serie no usa la acción o la violencia barata como reclamo para rellenar o distraer, y se lo apuesta todo a la pura y dura narración policial del caso.

Licenciado en Historia del Arte y Comunicación Audiovisual en la UCM de Madrid. Colaborador en esRadio. Crítico de cine y series en Libertad Digital. Una de las voces del podcast Par-Impar.

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