
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a ser el protagonista negativo del acto central de la Fiesta Nacional del 12 de Octubre. A su llegada al acto ha sido recibido por el público asistente con silbidos, abucheos y gritos de "Sánchez dimisión", con los que una parte de los ciudadanos congregados que han aguantado la lluvia han mostrado su malestar por las políticas que lleva a cabo desde su llegada al Palacio de La Moncloa en 2018.
Los escándalos de las últimas semanas habían creado un clima propicio para ello. Por un lado, por la artimaña de su Gobierno en el Congreso para beneficiar a los terroristas de ETA que están cumpliendo condena en prisión. Por el otro, por la polémica generada por las últimas noticias sobre el caso Ábalos o caso Koldo que se han conocido en las últimas horas, y que afectan tanto al propio Pedro Sánchez como a varios de sus ministros en activo.
Pese a que su llegada no ha sido anunciada y ha permanecido en un lateral protegido por un paraguas, cuando el público ha conocido que los Reyes de España estaban en camino han comenzado a pitar y abuchear entre gritos de " ¡Pedro Sánchez dimisión!".
Hay que recordar que Pedro Sánchez ha intentado llevar a cabo en los últimos años diferentes tipos de triquiñuelas para no ser abucheado en el acto central la Fiesta Nacional. En 2018, en su primer año en La Moncloa, se optó de dejar de anunciar su llegada por la megafonía. En 2019, un año después, la jugada fue distanciar al público de la zona de autoridades. En 2020 fue abucheado desde la distancia, debido a las restricciones de la pandemia.
En 2021, la estratagema empleada fue sincronizar su llegada con la de los monarcas. Una técnica que fue parcialmente exitosa en un primer momento, pues los pitos y abucheos a su llegada fueron menores que en años anteriores, pero que no evitó que esos mismos pitos y abucheos se multiplicaran exponencialmente cuando el presidente del Gobierno abandonó la zona al finalizar la parada militar.
Pedro Sánchez fue incluso más allá en 2022. Entonces, llegó tarde a propósito, rompiendo el protocolo. Esto obligó al Rolls Royce que trasladaba a los Reyes de España a quedarse parado durante varios minutos frente a la zona habilitada para las autoridades, a unos metros de la zona habilitada para el recibimiento de sus majestades. Una vez más fracasó, porque los gritos, abucheos y silbidos se volvieron a repetir.


