L D (EFE)
La cifra mágica de la decena se hizo famosa con los Maradona, Pelé o Platini. Es la referencia del aficionado es una competición del calibre de un Mundial. Raúl González fue el encargado de llevar en su espalda el número 10 en la Eurocopa de Bélgica y Holanda y en el Mundial de Francia. El madridista, tres veces campeón de Europa con su equipo, no tuvo suerte con la selección en esos dos eventos. En junio de 1998 en Francia Raúl se contagió del mal juego general del equipo español, que dirigido por Javier Clemente cayó en la primera fase tras perder ante Nigeria, empatar con Paraguay y ganar con goleada a Bulgaria.
El partido inicial ante Nigeria marcó la trayectoria posterior de España, que ya no supo rehacerse del traspié. El fallo de Andoni Zubizarreta en el primer gol nigeriano todavía está en la retina de los españoles. Raúl, que marcó un tanto ese día, no pudo evitar la derrota de España por 3-2 y se fue del Mundial igual que el resto del equipo, sin éxito. El 10 no fue un amuleto para Raúl en Francia, como tampoco en la pasada Eurocopa, en la que España, ya con José Antonio Camacho al frente, completó un decoroso papel al llegar hasta cuartos de final. Francia, posteriormente campeón, fue el encargado de devolver a España a casa en esa ronda después de que Raúl fallase un penalti en el último minuto que podía haber significado el empate a dos tantos y la consiguiente prórroga.
En Corea Raúl no lucirá el 10 por deseo propio. Los 23 convocados por Camacho han elegido ya dorsal y el madridista escogió el mismo que tiene asignado en el Real Madrid, el 7. Será Diego Tristán, que jugará su primer Mundial, el que tenga la responsabilidad de lucir el número más deseado. Los jugadores escogieron los dorsales por orden de antigüedad y Tristán tuvo la ocasión de pedir el 10. La mayoría de los convocados solicitaron el mismo dorsal que utilizan en sus equipos, aunque en el reparto se produjeron algunas anécdotas como la deferencia de Juan Carlos Valerón hacia Rubén Baraja al cederle el ocho.
Baraja, la sensación de la Liga, puede ser un baluarte para la selección y el jugador lo sabe. Para ello, algunos detalles son importantes, como el llevar el mismo número que le ha encumbrado en el Valencia. El ocho estaba en la mente de Baraja hasta que Valerón se cruzó en su camino al solicitar el mismo número. Pero el Deportivista no tardó en cedérselo a su compañero al comprobar que también lo quería. En el ocho de Baraja, el siete de Raúl, el diez de Tristán, el 17 de Valerón y el 21 de Luis Enrique se basan gran parte de las esperanzas españolas de superar la barrera mítica de cuartos de final.
Todo se va ultimando para que los jugadores estén satisfechos a la hora de saltar al terreno de juego ante Eslovenia y la elección de dorsales ha dejado a todos tranquilos, sólo falta que lo plasmen sobre el campo.
Incluso, algunos guardan en sus maletas recuerdos personales con la intención de sacarlos al campo si España gana el Mundial. Luis Enrique tiene en el fondo de su equipaje una bandera de Asturias con al que desea dar la vuelta de honor el día de la final.
El partido inicial ante Nigeria marcó la trayectoria posterior de España, que ya no supo rehacerse del traspié. El fallo de Andoni Zubizarreta en el primer gol nigeriano todavía está en la retina de los españoles. Raúl, que marcó un tanto ese día, no pudo evitar la derrota de España por 3-2 y se fue del Mundial igual que el resto del equipo, sin éxito. El 10 no fue un amuleto para Raúl en Francia, como tampoco en la pasada Eurocopa, en la que España, ya con José Antonio Camacho al frente, completó un decoroso papel al llegar hasta cuartos de final. Francia, posteriormente campeón, fue el encargado de devolver a España a casa en esa ronda después de que Raúl fallase un penalti en el último minuto que podía haber significado el empate a dos tantos y la consiguiente prórroga.
En Corea Raúl no lucirá el 10 por deseo propio. Los 23 convocados por Camacho han elegido ya dorsal y el madridista escogió el mismo que tiene asignado en el Real Madrid, el 7. Será Diego Tristán, que jugará su primer Mundial, el que tenga la responsabilidad de lucir el número más deseado. Los jugadores escogieron los dorsales por orden de antigüedad y Tristán tuvo la ocasión de pedir el 10. La mayoría de los convocados solicitaron el mismo dorsal que utilizan en sus equipos, aunque en el reparto se produjeron algunas anécdotas como la deferencia de Juan Carlos Valerón hacia Rubén Baraja al cederle el ocho.
Baraja, la sensación de la Liga, puede ser un baluarte para la selección y el jugador lo sabe. Para ello, algunos detalles son importantes, como el llevar el mismo número que le ha encumbrado en el Valencia. El ocho estaba en la mente de Baraja hasta que Valerón se cruzó en su camino al solicitar el mismo número. Pero el Deportivista no tardó en cedérselo a su compañero al comprobar que también lo quería. En el ocho de Baraja, el siete de Raúl, el diez de Tristán, el 17 de Valerón y el 21 de Luis Enrique se basan gran parte de las esperanzas españolas de superar la barrera mítica de cuartos de final.
Todo se va ultimando para que los jugadores estén satisfechos a la hora de saltar al terreno de juego ante Eslovenia y la elección de dorsales ha dejado a todos tranquilos, sólo falta que lo plasmen sobre el campo.
Incluso, algunos guardan en sus maletas recuerdos personales con la intención de sacarlos al campo si España gana el Mundial. Luis Enrique tiene en el fondo de su equipaje una bandera de Asturias con al que desea dar la vuelta de honor el día de la final.