L D (EFE)
Turquía, una de las grandes sorpresas de este Mundial, ha vuelto a exhibir un fútbol seguro y de alto nivel que sólo había podido frenar en semifinales la constelación de estrellas de Brasil. Conducido con maestría por Basturk y Emre hasta que se lesionó, los otomanos silenciaron a la
marea roja
y, de paso, demostraron jugar contra los anfitriones: toques rápidos, control defensivo y lanzamientos veloces en los contragolpes. La defensa coreana se convirtió en un coladero, aprovechado por Sukur y Mansiz.
Sukur fue el gran protagonista del partido y pasó a la historia como el autor del gol más rápido de los Mundiales al robar al borde del área una pelota que a Hong Myung Bo se le enredó entre las botas y batir a Lee Wong Jae a los 12 segundos de partido. Corea sintió el mazazo pero siguió corriendo. Sus jugadores parecían liebres que huyen de los galgos. Corren, centran, tiran desde cualquier posición, pero cuando tienen que inventarse una jugada distinta todas sus limitaciones explotan. A los 9 minutos de un ritmo endiablado, Lee Eul Yong no desaprovechó la oportunidad de una falta al borde del área turca. Hizo un saque magistral que se coló por el ángulo izquierdo de Recber, uno de los mejores porteros del Mundial.
Las
camisas rojas
de las gradas volvieron a animar a su equipo con fuerza, pero ahí estaba Sukur para facilitar a Mansiz dos oportunidades de oro en los minutos 13 y 32, que colocaron en el marcador un 3-1 que dejó a los coreanos sin ideas. En el segundo tiempo Corea siguió corriendo, intentando abrir el juego por los extremos con rápidas cargas pero más dominadas por el ímpetu que por el razonamiento. Nadie se paró en ningún momento a tocar y templar. De todas formas Corea y su entusiasta hinchada no pueden quejarse. Al máximo se les concedía la superación de la primera fase, pero llegaron a semifinales, mandando a casa por el camino a Italia y España, dos de las potencias del fútbol europeo. Sólo Alemania hizo honor a su condición de favorita.
El cuarto puesto de Corea es el mayor éxito de Asia en los Mundiales. A base de carácter indomable y velocidad supersónica, llegó más lejos que nunca, pero en el partido desperdició varias ocasiones de gol por el vértigo de marcar a toda costa. Como en anteriores partidos, Corea apretó al final más con el corazón que con la cabeza, para encontrarse en la puerta con la seguridad de Recber. Al final, Song acortó distancias sin tiempo para más oportunidades. El seleccionador de Corea, el holandés Guus Hiddink, repite el mismo cuarto puesto que obtuvo con Holanda en el Mundial de 1998. En su único enfrentamiento en un Mundial, el de Suiza 1954, Turquía vapuleó a Corea del Sur por siete goles a cero. Esta vez volvió a demostrar su superioridad y ha logrado el tercer puesto, una consolación que le ha sabido a poco porque en las dos ocasiones en que se enfrentó a Brasil siempre se consideró superior aunque perdió.

Ficha técnica del partido
Corea del Sur, 2: Lee Woon Jae; Yoo Sang Chul, Seol Ki Hyeon (Choi, m.79), Lee Young Pyo, Lee Eul Yong (Cha Du Ri, m.65); Lee Chun Soo, Lee Min Sung, Ahn Jung Hwan, Hong Myung Bo; Park Ji Sung y Song Chong Gug
Turquía, 3: Recber; Korkmaz, Akyel, Ozalan, Kerimoglu; Emre (Hakan Unsa, m.41), Basturk (Tayfur, m.86), Penbe, Mansiz, Sukur y Davala (Okan, m.76)
Goles: 0-1, m.1: Hakan Sukur; 1-1, m.9: Lee Eul Yong; 1-2, m.13: Ilhan Mansiz; 1-3, m.32: Mansiz; 2-3, m.93: Song
Árbitro: Saad Mane (Kuwait), asistido en las bandas por Ali Al Traifi (Arabia Saudí) y Héctor Vergara (Canadá). Tarjetas amarilla a Lee Eul Yong (m.23), Tugay (m.50) y Rustu (m.83)
Incidencias: 63.483 espectadores. Lleno en el estadio de la Copa del Mundo de Daegu. Temperatura de 23 grados y humedad del 71 por ciento. El himno turco fue aplaudido por los espectadores coreanos, algunos de los cuales llevaban pintadas en la cara las palabras en inglés "Somos hermanos". Turquía ayudó con tropas a Seúl en su guerra contra Corea del Norte. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del ataque de naves norcoreanas contra surcoreanas. En el palco de autoridades, el primer ministro coreano, Lee Han Dong, y el presidente de Alemania, Johannes Rau

