Dantesca imagen la que se ha vivido en el fútbol italiano este domingo. El campeonato se reanudaba después de que la jornada pasada se suspendiera el Calcio por la muerte de Morosini y, de nuevo, otra imagen desagradable ha sacudido el fútbol italiano.
En el minuto 8, el técnico del Génova decidió que entrase un defensor, Kaladze, por un delantero, Sculli, a pesar de que los locales perdían (0-4) y esto hizo estallar la rabia de los ultras locales.
Un grupo de hinchas del Génova pasó de uno de los fondos a la tribuna central bajo la que se encuentra la entrada a los vestuarios y se encaramó a las vallas de contención para desde allí comenzar a lanzar bengalas y amenazar a los jugadores de su equipo.
Después de algunos minutos y como la situación no se calmaba, el árbitro y los jugadores del Siena abandonaron el terreno de juego sin problemas, mientras que los del Génova permanecieron en el centro del campo.
El capitán local, Marco Rossi, y Giuseppe Sculli intentaron calmar al grupo de aficionados, que en un primer momento pidieron a los jugadores de su equipo que se quitaran las camisetas y las dieran a la afición.
Los jugadores del Génova llegaron incluso a quitarse las camisetas, aunque luego se las volvieron a poner y se vivieron momentos de angustia y tensión e, incluso, se pudo ver llorar a Sculli y a Giandomenico Mesto ante la situación que se estaba produciendo.
Los jugadores del Génova lograron calmar los ánimos de los hinchas y el Siena y el árbitro volvieron a entrar en el campo, por lo que el encuentro se reanudó.
La imagen recuerda a la ocurrida en el mismo estadio, el Ferrari de Génova, durante un Italia-Serbia, cuando los radicales balcánicos obligaron a suspender el partido.