
Mayo de 1991. El base titular del equipo yugoslavo y líder del Partizán de Belgrado, Zeljko Obradovic, recibe la llamada de Dragan Kicanovic, director deportivo del club, para ser informado de que el equipo se acababa de quedar sin entrenador tras la marcha de Dusko Vujosevic. "Pues resulta que tengo uno perfecto para ti: yo mismo", le respondió sin titubear Obradovic, que rápidamente dio la transición de la cancha a los banquillos. Desde entonces, el veterano técnico de Cacak no ha parado de ganar Copas de Europa con varios clubes: nueve con cinco equipos distintos (cinco de ellas con el Panathinaikos).
El Partizán de Belgrado, que se había quedado sin jugadores como Vlade Divac y Zarko Paspalj, afrontaba una nueva era con Obradovic como entrenador y un equipo rejuvenecido, liderado por el talento de Aleksander Djordjevic y Predrag Danilovic. Junto a ellos, jugadores como Nikola Loncar, Zeljko Rebraca, Ivo Nakic, Igor Perovic o Vladimir Dragutinovic. Palabras mayores...
Por aquel entonces, la Guerra de los Balcanes estaba resquebrajando Yugoslavia: una terrible contienda fratricida que sacudió de lleno a las seis antiguas repúblicas yugoslavas (Serbia, Montenegro, Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia del Norte) pero que también iba a salpicar en mayor o menor medida al resto de Europa.
Tres clubes yugoslavos en España
Una guerra que, por supuesto, también implicaría al deporte y en este caso al baloncesto. La FIBA no tardó en tomar cartas en el asunto y decidió prohibir a los clubes yugoslavos que jugaran en sus canchas. Tres clubes eran los afectados y casualmente los tres elegían España como hogar provisional: el Slobodna Dalmacija —antigua Jugoplastika de Split (Croacia)—, vigente campeón continental, con tres títulos consecutivos (1989, 90 y 91) con jugadores en sus filas como Toni Kukoc, Dino Radja o Velimir Perasovic, escogió La Coruña para jugar allí sus partidos como local; la Cibona de Zagreb (Croacia), antiguo equipo de Drazen Petrovic, se desplazaba a Puerto Real (Cádiz) y el Partizán de Belgrado (Serbia) eligió Fuenlabrada, a pocos kilómetros al sur de Madrid.
Septiembre de 1991. El Real Madrid de George Karl disputa en esta localidad cercana a la capital de España un amistoso frente al Estudiantes de Rickie Winslow y John Pinone para celebrar la inauguración del Polideportivo Fernando Martín, construido pocas semanas antes en honor al fallecido Fernando Martín (3 de diciembre de 1989). El recinto contaba entonces con un aforo para 5.100 espectadores, pero en 2007 se efectuó una reforma —construcción de una nueva grada en el fondo norte y aparcamiento subterráneo— para que el recinto pudiera acoger a 600 aficionados más.
Un pabellón que llamó también la atención del pívot yugoslavo Milenko Savovic, que hasta junio de aquel 1991 había sido jugador del Granada CB. Amigo íntimo de Zeljko Obradovic tras haber compartido ambos vestuario en el Partizán, Savovic le informó al nuevo entrenador de la situación del Fernando Martín y el club serbio se puso manos a la obra con la intención de encontrar un nuevo hogar ante la dura realidad que vivía Yugoslavia. Buscaron Fuenlabrada en el mapa y el entonces alcalde de la ciudad y actual presidente del Carplús Fuenlabrada, José Quintana, removió Roma con Santiago para traer al Partizán a la ciudad madrileña. Ahí comenzó la leyenda de un equipo que ha acabado pasando a la historia con el sobrenombre de Partizán de Fuenlabrada.
La afición de Fuenlabrada, históricamente apasionada por el baloncesto, se identificó rápidamente con el equipo de Zeljko Obradovic, y éste respondió a la generosidad de los habitantes fuenlabreños, que se habían dejado la piel para que los serbios encontraran una nueva casa ante la Guerra de los Balcanes.
El nacimiento de la Liga Europa
En 1991 da comienzo el nuevo formato de la Liga Europea de la FIBA, el germen de lo que es hoy la Euroliga. Por primera vez se intenta hacer una gran liga continental, con varios equipos por países y con más clubes en liza que nunca. El Partizán eliminó al Szolnoki Olajbányász húngaro en una ronda preliminar de dieciseisavos de final y luego disputó la fase de grupos contra el Joventut, Estudiantes, Philips Olimpia Milano, Bayer Leverkusen, Maes Pils, Aris Salónica y Den Helder, jugando sus partidos como local en Fuenlabrada y terminando cuarto clasificado en el grupo B con un balance de nueve victorias y cinco derrotas.
Llegaron entonces los cuartos de final de la Liga Europea, en los que el Partizán elimina a uno de los gallos de la competición, la Virtus Bolonia, para sellar su billete a la Final Four de Estambul. Junto a los serbios, también consiguieron su billete el Philips Olimpia Milano, entrenado por Mike D’Antoni, y dos españoles: Joventut y Estudiantes, que se enfrentaron entre sí con victoria para el conjunto verdinegro (91-69).
Antes, en la primera semifinal (14 de abril de 1992), el Partizán se había impuesto al Olimpia Milano de Antonello Riva, Riccardo Pittis y Johny Rogers por 82-75, con 22 puntos de Danilovic y 21 de Sasha Djordjevic. Llegó dos días después la gran final contra el Montigalá Joventut de Jordi Villacampa, Morales, Corny Thompson y los hermanos Jofresa.
El triple agónico de Djordjevic
Los serbios ganaron aquel partido del 16 de abril por un apretadísimo 71-70. Y es que sólo tres segundos separaron a la Penya de la gloria, que se veía acariciando el título con el 68-70 en el electrónico. Pero entonces apareció Sasha Djordjevic con la ametralladora: anotando un triple increíble para dar la gloria a los suyos en la recién creada Liga Europea. El primer y único título continental en la historia del Partizán. Fueron los serbios quienes alzaron los brazos en la cancha del pabellón Abdi İpekci de Estambul, pero Fuenlabrada también disfrutó del triunfo como si fuera suyo propio. No era para menos.
Han pasado ya tres décadas desde aquel 16 de abril de 1992. Treinta años de hermanamiento entre dos equipos que son historia del baloncesto.
El 21 de septiembre de 2012, el Fernando Martín de Fuenlabrada acogió un emotivo partido de homenaje entre el Partizán de Belgrado y el Baloncesto Fuenlabrada, ante 5.000 espectadores con la presencia de Predag Danilovic y Nikola Lonkar, entre otros, conmemorando así los 20 años de la Copa de Europa del Partizán de Fuenlabrada (victoria de los madrileños por 89-64).
Este viernes 9 de septiembre (21:00 horas), diez años después y en el trigésimo aniversario de la gesta serbia, el Pabellón Fernando Martín vuelve a acoger un Fuenlabrada-Partizán. Los Lamar Peters, Carlos Suárez, Eyenga, Bagayoko, Zhang y compañía contra Tristan Vukcevic, Zach LeDay, Dante Exum, Papapetrou... todos ellos, por supuesto dirigidos desde el banquillo por el gran Zeljko Obradovic, que en junio de 2021 volvía a hacerse cargo del equipo de su vida 28 años después.
El de esta noche es mucho más que un partido amistoso: un duelo cargado de emotividad que se encargará de recordarnos la epopeya del Partizán de Fuenlabrada y su maravillosa singladura que trasciende el baloncesto, un deporte que no deja de regalarnos historias increíbles.

