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EMOTIVA RUEDA DE PRENSA

Carlos Moyá, la retirada de un grande

El tenista español Carlos Moyá ha anunciado su retirada definitiva a los 34 años, tras varios meses tratando de recuperarse de una lesión que al final no ha podido superar. Su último encuentro oficial será en diciembre, en Sevilla. No hay duda de que se marcha un grande del deporte de nuestro país.

El tenista español Carlos Moyá ha anunciado su retirada definitiva a los 34 años, tras varios meses tratando de recuperarse de una lesión que al final no ha podido superar. Su último encuentro oficial será en diciembre, en Sevilla. No hay duda de que se marcha un grande del deporte de nuestro país.

El pasado miércoles 17 de noviembre fue un día triste para el mundo del tenis. Carlos Moyá, uno de los más grandes de las últimas décadas, anunciaba su retirada obligado por las lesiones que le han ido afectando desde hace años. Como era de esperar, el mallorquín no armó ningún show para comunicarlo, nada espectacular; una muy emotiva rueda de prensa en un hotel de Madrid fue suficiente.

"Las razones de mi retiro se deben a un problema en el pie que padezco desde hace muchos años, una artrosis de la que me operé pero que ha dejado muchos efectos colaterales". Eso sí, aseguró que se retirará en la pista, como siempre había soñado; concretamente en el Masters Nacional de Sevilla. Será la última oportunidad para disfrutar de la raqueta más elegante de nuestro país.

Carlos Moyá (Palma de Mallorca, 27 de Agosto de 1976) saltó a la fama en 1997, cuando sorprendentemente se plantó en la final del Open de Australia, en la que cayó ante el entonces intratable Pete Sampras. Gracias a ello terminó el año dentro del top ten de la ATP. Pero fue sobre todo su estilo, su elegancia, su enorme calidad, lo que más llamó la atención. Cómo se movía por la pista, los golpes imposibles, los passings incontestables...

En los dos años siguientes tocó la cima; en 1998 ganó su único Grand Slam, al adjudicarse Roland Garros en una final ante Àlex Corretja que quedará grabada en la memoria del tenis español. Y en 1999 se convirtió en el primer español que se colocaba como número uno del mundo, desbancando nada menos que a Pete Sampras, quien llevaba 102 semanas en esa posición.

Desde ese momento Moyá fue intercalando grandes alegrías con grandes frustraciones. Las lesiones nunca le respetaron, y eso hizo que fuera capaz de caer en primeras rondas de varios Grand Slam pero también capaz de conseguir un total de 25 títulos, entre ellos los Masters de Montecarlo (1998), Cincinnati (2002) y Roma (2004), y, sobre todo, la Copa Davis de 2004, en la que consiguió dos de los tres puntos que logró España ante Estados Unidos.

Muchos acusan de él la falta de regularidad debido a su vida fuera del deporte. Quizá no haya sido el mejor ejemplo, es cierto, pero poco puede decirse de un tenista que ha estado quince años, lesiones incluídas, no sólo en el circuito, sino en el más alto nivel del mismo, que ha sido número uno del mundo, que ha ganado un Roland Garros y una Davis, y que ha vivido tanto en el mundo del tenis que basta nombrar su primer gran rival, Pete Sampras, y su último gran rival, Rafa Nadal. Cualquiera pensaría que hay un mundo entre ambos tenistas; él, no.

Gran amistad con Nadal

Precisamente con el actual número uno del mundo siempre le ha unido una gran amistad. E incluso algo más que eso. Rafa siempre ha dicho que fue su gran ídolo, que cuando vio a Moyá ganar en Roland Garrós fue cuando decidió que quería dedicarse seriamente a eso del tenis, con 12 años. Han compartido grandes momentos tanto en los circuitos como en su Mallorca natal, y siempre han hablado maravillas el uno del otro.

"Desde los 14 años ha entrenado conmigo, y siempre me ha preguntado las dudas. Nos hemos beneficiado el uno al otro. Para nada me debe nada de lo que haya conseguido" dijo Charly, aunque seguro que el de Manacor no está del todo de acuerdo. "Ha sido un número uno, y ha aportado muchísimo al deporte español" fue lo único que pudo decir Rafa durante su retirada.

Y es que si Nadal ha sido la culminación del mejor tenista de la historia de nuestro país, Moyá pudo haber sido perfectamente el pionero. Ya no sólo por haber sido el primer español número uno del mundo, sino porque con su juego alegre, preciso y precioso consiguió enganchar al tenis a toda una generación. Durante varios años, en Mallorca, y seguro que en el resto del país, todos los niños jugábamos al tenis o algo que se le pareciera con Moyá como ejemplo. "Yo soy Carlos Moyá", le decías a tu rival de turno, con la consiguiente discusión inmediata porque él también quería serlo.

Por eso, la retirada de Moyá es un día triste para él, para los aficionados, y para el mundo del tenis en general. Eso sí, como era de esperar, el mallorquín se fue de buen humor. Realmente estaba muy afectado, pero nunca perdió, como nunca ha perdido en su vida, la sonrisa. Como el genio que es, alcanzó a despedirse, entre lágrimas, con aquél mítico "Hasta luego, Lucas" con el que se dio a conocer.

Le espera una nueva etapa, quizá más placentera, junto a su mujer Carolina Cerezuela y su hija recién nacida Carla. Seguro que ahí también será un número uno, porque siempre lo ha demostrado.

¡Hasta luego, Charly!

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