Pagaron justos por pecadores, ya que los miembros de seguridad de dentro del estadio poco tienen que ver con lo que ocurre fuera de Anfield. Guardiola, escocido por la derrota, tenía que descargar su frustración de alguna manera. Se ve que el meneo que le metió el equipo de Klopp (3-0) no le sentó nada bien al ínclito entrenador del lazo amarillo.
