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El penúltimo raulista vivo

Anda suelto estos días por Mestalla un elefante de Zaandam

Haga la prueba. Busque usted en Google la frase "entrar como un elefante en una cacharrería" y podrá comprobar cómo sale la foto de Ronald Koeman. Porque, además de mentir como un bellaco, eso es precisamente lo que ha hecho el holandés en el vestuario del Valencia, entrar como lo haría cualquier elefante de sabana si, de repente, le sacásemos de Africa y le introdujéramos en una cacharrería. Digo que Koeman miente porque ayer, cuando los periodistas le exigieron una explicación a su decisión de apartar del equipo a Santi Cañizares y David Albelda, él dijo que la decisión afectaba a los dos próximos partidos cuando sabe mejor que nadie que eso no es cierto. El representante de los jugadores puede confirmar que el entrenador les dijo a ambos (eso sí, por separado) que no volverían a vestir jamás la camiseta del Valencia. ¿Por qué miente Koeman? ¿Le obligan a ello desde arriba? ¿Fue para eso, para mentir, para lo que le trajeron tan precipitadamente, o fue para entrenar?

Lo cierto es que Juan Soler tiene bastantes más problemas ahora que cuando Quique Sánchez Flores estaba sentado en el banquillo: el equipo está, deportivamente hablando, bastante peor; el club, que parecía que había aparcado por fin la tradicional guerra de guerrillas entre las diferentes familias, vuelve a arder por dentro; Koeman, el hombre elegido para suplir a Quique, lejos de ser un pacificador, se encuentra cada día que pasa un poquitín más cómodo en su recién estrenado papel de Atila; y, por si todo eso fuera poco, ahora mandan al recadero para decirles a Cañizares y Albelda, dos tipos que llevan más de diez años partiéndose la cara por esos colores, que ya no van a volver a vestir la camiseta del Valencia. En un mes y medio, un holandés que acaba de llegar procedente de una Liga de chicle y que, sorprendentemente, ha dado muestras más que evidentes de un profundo desconocimiento del fútbol español y, por supuesto, de lo que se trae entre manos en el Valencia, acaba de caer en la cuenta de que quienes sobran son esos dos jugadores y no Manuel Fernandes, con quien ya tuvo problemas en el Benfica.

Sin que sea, desde luego, lo más relevante, esa decisión de prescindir para siempre de Cañizares y Albelda le va a salir cara al Valencia. Primero, por la influencia, ganada por los años de servicios prestados, que ambos jugadores tenían en ese vestuario; y segundo porque, no lo olvidemos, el portero tiene contrato hasta junio de 2009 y el centrocampista internacional hasta junio de 2011. Han dejado suelto al elefante holandés por la cacharrería de Mestalla y, como buen elefante que es, ha destrozado toda la vajilla de porcelana fina que han puesto a su paso, pero ahora tendrá que venir alguien para pegar los trocitos. No sé si Koeman, a quien no le habría gustado nada que un entrenador hubiera hecho con él esto mismo, tendrá mucha, poca o ninguna personalidad, pero lo que sí sé de buena tinta es que Cañizares y Albelda no son precisamente dos "mingafrías" y estoy seguro de que van a luchar por lo suyo.

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