
El Chelsea es el vigente campeón de Europa y del mundo, y en esta edición de la Champions ha alcanzado con holgura los cuartos de final, en los que se medirá al Real Madrid. No hay duda de que hablamos de uno de los mejores equipos del momento en el fútbol mundial. Sin embargo, su futuro a corto plazo se presenta complicado. Muy complicado.
Todo, a raíz de la sanción impuesta por el Gobierno británico a Roman Abramovich por la estrecha relación que ha mantenido con Putin y con el régimen ruso durante décadas. Una sanción que ha obligado al oligarca ruso y propietario del Chelsea a poner al club en venta. Y no sólo eso. Desde el momento en que se impusieron las sanciones, cada movimiento que realice el club debe ser supervisado y aprobado por el gobierno británico.
Esto se traduce en que, ahora mismo, no puede vender ni fichar jugadores. No puede afrontar renovaciones ni mejoras de contrato. Incluso la venta de entradas o los gastos por desplazamiento del equipo deben ser aprobados por funcionarios, que velan por congelar los activos de Abramovich. Además, varios patrocinadores han decidido rescindir los vínculos con el club.
Afrontar una renovación complicada
La situación llega en un momento convulso en lo que a los contratos de los futbolistas refiere. Dos de los tres centrales titulares del equipo, Antonio Rudiger y Andreas Christensen, terminan contrato en junio. Y el club no puede ofrecerles la renovación. Formarán parte de un mercado de verano que se presume único en fichajes a coste cero. A ambos, de hecho, ya se les ha vinculado con Real Madrid y Barcelona respectivamente.
Además hay varios futbolistas de peso en la plantilla cuyo contrato expira en 2023. Se trata de Thiago Silva, Marcos Alonso, N’Golo Kante, Barkley y Jorginho. Ante la imposibilidad de mejorar sus condiciones, todos ellos podrían buscar salir del Chelsea este verano por un precio muy inferior a su valor. Un caso similar al que ya sucedió con Courtois en el verano de 2018.
Un caso especial es el de César Azpilicueta. El defensa español terminaba contrato también este próximo mes de junio, si bien disponía de una cláusula por la que se le renovaba por un año más si alcanzaba un mínimo de partidos. Tuchel anunció recientemente que había llegado a ese límite y, por tanto, su renovación se había realizado automáticamente. Sin embargo, desde la prensa británica no se tiene la certeza de que así sea ante la congelación de las operaciones del club.
Con todo, el Chelsea debería renovar prácticamente toda su línea defensiva en verano, y es muy probable que deba hacerlo sin la posibilidad de realizar fichajes.
En ataque la situación parece más controlada, con los contratos más largos de futbolistas como Werner, Ziyech, Pulisic o Lukaku, más allá de los desencuentros de este último con su técnico Thomas Tuchel.
Todo ello, rodeado de una incertidumbre que rodea al club día tras días. Los futbolistas tratan de alejarse de los rumores, pero no es tarea sencilla. Saben de la existencia de una "licencia especial" para que el Chelsea pueda operar en el día a día. Y de ciertas facilidades otorgadas por el gobierno en ese sentido, como la posibilidad de vender finalmente entradas para los partidos aunque en un principio se anunciara que no sería así.
Pero las incertezas en los jugadores y empleados respecto al pago de sus nóminas hasta final de temporada son reales. Un hecho que podría hacer que muchos futbolistas, aun con contrato en vigor, busquen una salida.
La solución podría pasar por la venta definitiva del club. Pero tampoco esa parece una operación sencilla. Aunque, siempre según la prensa inglesa, hay varios interesados en la compra, las exigencias del gobierno británico son muy elevadas en su objetivo de asegurarse de que Abramovich no reciba ningún beneficio de la operación.
Se aproximan unas semanas realmente complicadas en el panorama del club, más allá de lo que suceda en el terreno de juego…

