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Helmut Senekowitsch: Séneca nació en Austria

Cuadragésimo tercer artículo de Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, recordando al que fuera jugador austriaco del Betis en los 60.

Cuadragésimo tercer artículo de Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, recordando al que fuera jugador austriaco del Betis en los 60.
Helmut Senekowitsch, jugador del Betis a principios de los 60. | CIHEFE

La Historia nos cuenta que Lucio Anneo Séneca nació en Corduba, la actual Córdoba, el año 4 antes de Cristo, y fue un destacado político y filósofo estoico en aquel flamante imperio romano donde la violencia intrafamiliar, durante los reinados de Caligula y Nerón, acosaba a los Vips, siendo Séneca también víctima de ella en el 65 después de Cristo, según algunos autores por el dulce pero letal procedimiento de abrirse las venas en la bañera, antes de que el César le quitase de en medio.

Pues bien, a principios los años 60 del pasado siglo, y en Sevilla, la antigua Itálica o Hispalis, hubo otro Séneca, pero éste no había nacido en la vecina Córdoba, sino en la mucho mas lejana y alpina Austria. En realidad no se llamaba así, sino Helmut Senekowitsch, pero el apellido era demasiado largo, raro y difícil de pronunciar, de modo que la fértil imaginación popular andaluza, en su versión bética, le bautizó con el mismo nombre que el inmortal filósofo cordobés, al igual que algunas décadas mas tarde harían con el defensa bosnio Faruk Hadzibegic, al que dieron en llamar ‘Pepe’ por eso de abreviar.

La escuela futbolística vienesa

Helmut Senekowitsch era natural de Graz, donde había nacido el 22 de octubre de 1933, y procedía del First de Viena. A principios de la década de 1960 el fútbol austriaco aun conservaba cierto prestigio continental, heredado de aquel maravilloso Wunderteam que a las órdenes del seleccionador Hugo Meisl y capitaneado en el campo por Matthias Sindelar (1903-1939) asombrase a Europa durante los años 30, antes de que otro austriaco, Adolf Hitler, anexionase su país de origen al Tercer Reich alemán en 1938.

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Era un fútbol que seguía los dictados de la escuela escocesa, de pase en corto y juego combinativo a diferencia del balompié inglés, mas directo, y que dentro de los esquemas de lo que se ha dado en llamar la Pirámide Invertida -es decir, el 2-3-5- ya se replanteaba la figura del mediocentro en tareas de organizador y no mero tapón defensivo, así como la posición de lo que hoy definiríamos como falso 9 (función realizada por el propio Sindelar), retrocediendo hasta el centro del campo, descolocando así a los zagueros, y sirviendo al resto de los puntas como haría veinte años más tarde Nandor Hidegkuti en la maravillosa Hungría de la primera mitad de la década de los 50.

Séneca en la Bética

El de Graz había pasado por el fútbol chipriota -Omonia-, para volver luego a su localidad natal, en las filas del Sturm Graz, donde permanecería entre los años 1955 y 1959, marchando más tarde a la capital, y enrolándose en el First hasta 1961. Senekowitsch era por supuesto internacional con Austria (llegó a completar 18 presencias en su selección, marcando 5 goles y tomando parte en el Campeonato del Mundo celebrado en Suecia en 1958). De hecho, llegó a enfrentarse en un par de ocasiones a España con su combinado nacional, la primera de ellas en noviembre de 1959 en Mestalla con victoria local por 6-3, con un gol suyo, y la otra en el Prater vienés en octubre del 60, con rotunda victoria austríaca por 3 -0 y un nuevo tanto de Helmut que abrió la lata en el minuto 34.

Posiblemente su buen papel en ambos encuentros fue lo que persuadió a la directiva bética, encabezada por Benito Villamarín, para realizar su contratación en el verano de 1961. Va a debutar con su nuevo equipo el sábado 2 de septiembre de 1961 en la primera jornada liguera, y ante su propia afición, frente al Mallorca, en un partido que ganaron los baleares por 0-1. Pese a la derrota, Senekowitsch gustó mucho a la parroquia bética, siendo el mejor de su equipo, pues se mostró como un jugador rápido, buen pasador y driblador, y con un disparo potente, aunque declararía que había encontrado el fútbol español con mayor dureza e intensidad que el de su país.

En su apodo no latía solamente una cuestión de similitud fonética de su apellido centroeuropeo con el del clásico filósofo cordobés. El de Graz era un jugador de excelente técnica, inteligente y muy preciso en sus lanzamientos de balón, de manera que bien podía emparentársele con la aristocracia del pensamiento. Su primera temporada como verdiblanco -jugando en todos los puestos de ataque, aunque con preferencia como interior izquierdo- ofrece un más que notable rendimiento. Disputó todos los encuentros de Liga salvo uno, 29, marcando 4 goles, aunque no pudo intervenir en la Copa del Generalísimo debido a su condición de extranjero.

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La segunda campaña ya no fue tan brillante -15 encuentros-, aunque vio puerta en más ocasiones, anotando media docena de tantos, acompañando en esa faceta a Luis Aragonés y Fernando Ansola, dos jóvenes talentos que tendrían mucho que decir en el fútbol español de los años siguientes, mientras que en la tercera, en la que los béticos lograron una magnifica clasificación, siendo terceros tras Real Madrid y Barça, su aportación ya fue meramente testimonial, pues se redujo a tres partidos, con ninguna diana en su haber.

De modo que en 1964, una vez concluidos sus tres años de contrato y ya cumplidos los 30, va a regresar a su país, uniéndose al FC Wacker Innsbruck por espacio de siete temporadas, en la última de las cuales el equipo tirolés se mediría en la Recopa con el Real Madrid, en su caidad de campeón de Austria, aunque Senekowitsch, ya muy veterano y en la recta final de su carrera, no actuó en ninguno de los dos encuentros (0-1 favorable al Wacker en un desangelado Bernabéu, y 0 a 2 para los blancos en la ciudad austriaca).

Un técnico trotamundos

Nada más colgar las botas, pasará a sentarse en los banquillos. Tras entrenar en Austria y en México, vuelve a nuestro país, para dirigir sin demasiado éxito al Athletic de Bilbao durante la temporada 79-80, en una época de transición del conjunto vasco, entre el equipo de la Operación Retorno (el que jugara, y perdiera, las finales de la Copa de la UEFA y la del Rey de la temporada 76-77), y el que Javier Clemente conduciría al bicampeonato de Liga y al Doblete en la campaña 83-84.

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Después trabajaría en Grecia y en Alemania, haciéndose cargo del Cádiz en el curso 88-89, para regresar al Mediterráneo Oriental - Grecia y Chipre- y poner fin a su carrera como técnico en su país natal en 1997. En total dirigiría a nada menos que a 18 clubes en sus 26 años como entrenador, no permaneciendo nunca más de dos temporadas en ninguno de ellos. En 1978 llevará a la selección de Austria al Mundial de Argentina donde nos aguaría la fiesta, ya que en el primer partido va a derrotar al combinado español por 2-1, con un equipo donde destacaba por encima de todos la presencia del goleador Hansi Krankl. Séneca fallecería en la localidad austríaca de Klosterneuburg el 9 de septiembre de 2007, a pocas semanas de cumplir los 74.

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