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Del 11M a la DANA: la resiliencia de Julián Calero, líder dentro y fuera del campo

Entrevista al entrenador del Levante, donde nos cuenta como han vivido él y sus jugadores la DANA que arrasó con Valencia hace tan solo unos días.

Entrevista al entrenador del Levante, donde nos cuenta como han vivido él y sus jugadores la DANA que arrasó con Valencia hace tan solo unos días.
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El entrenador madrileño lleva poco más de 10 años entrenando en el fútbol a nivel profesional habiendo comenzado su carrera en el equipo de su ciudad, el AD Parla. Después de un paso por equipos de la Comunidad de Madrid, se marchó a Portugal como segundo entrenador de Julen Lopetegui en el Oporto.

De allí se trasladó al Real Oviedo como segundo entrenador de Fernando Hierro, al que también acompañó en la experiencia que vivió en la Selección Española, cuando tuvo que sustituir a Julen Lopetegui como seleccionador nacional en el Mundial de 2018.

A partir de ahí, se impulsó su carrera a nivel profesional con su experiencia en Segunda División B con el Rayo Majadahonda y de ahí directo a la Segunda División profesional, con su estancia en el Burgos. En su gran año allí, se llegó a soñar incluso con el ascenso, gracias a una primera vuelta de ensueño.

Fueron varias temporadas en el conjunto castellanoleonés hasta coger las riendas de un Cartagena desahuciado en el primer mes de competición, equipo en el que jugaba su hijo Iván Calero. Este año, ha cambiado de club, llevando el mando del Levante Unión Deportiva desde el 1 de julio de 2024, viviendo, por lo tanto, en primera persona la DANA del pasado 29 de octubre, que ha afectado de forma trágica a toda Valencia.

Julián Calero fue Policía Local en Madrid. Justo el día que se produjeron los atentados del 11M en Madrid, él estaba trabajando cerca de la estación de Atocha. Julián junto a su compañero de patrulla, fue uno de los agentes que encontraron una de las mochilas de los terroristas. Hoy, tras haber vivido de primera mano los efectos de la DANA en Valencia, nos concede una entrevista a Libertad Digital, donde nos confiesa cómo le sirvió esa experiencia y su formación como Policía para vivir esta catástrofe. Pero para ello, empezaremos desde el principio:

-¿Cuál fue su mayor preocupación al ver los desbordamientos y todo lo que estaba pasando, qué se le pasaba por la cabeza?

"Al comienzo de todo, la preocupación creció poco a poco. La lluvia fue acelerando su intensidad y cuando estábamos en casa, nos dimos cuenta de que aquello no era normal. Lo que nos preocupaba al principio era que esa agua pudiera subir tanto como para llegar a nuestra casa, pero, por suerte, estábamos en alto y por lo tanto, era complicado. También nos preocupaba que la gente que vivía en la parte baja de los edificios pudiera estar en peligro.

Una de las cosas que más me preocupaban era mi mujer, porque estaba viajando hacía Valencia y sabía que estaba en la carretera a 50 kilómetros de aquí. Y, cómo nos quedamos sin comunicaciones de ningún tipo, la preocupación era estar con mi familia para asegurarme de que estaban bien, porque no sabía nada de ellos y más viendo la bárbara cantidad de agua que bajaba como si fuese un río salvaje".

- Chiva (lugar donde reside el entrenador junto a su cuerpo técnico) ha sido uno de los territorios más damnificados, con hasta 445 litros por metro cuadrado. Una vez que se quedaron incomunicados y aislados, ¿qué hicieron durante todo ese tiempo?

"Nos dimos cuenta de que estábamos incomunicados cuando bajamos por la carretera para intentar ir por la calle y vimos que con el coche era imposible porque se habían caído árboles y muros. El agua superaba el metro y medio. No teníamos ni luz, ni agua, ni cobertura. Nos quedamos bloqueados y fue una situación de nerviosismo por saber qué había pasado.

Íbamos a casa de los vecinos para ver que tal estaban. Claro, yo ahí también pensaba en mi mujer, que seguía en la carretera, y no sabía qué le habría pasado. A la mañana siguiente amaneció y seguíamos incomunicados. Nos dimos cuenta entonces de que el desastre era absoluto. Encontré un sitio con un poco de cobertura para poder llamar a mi mujer para que se volviese a Madrid.

A partir de ahí lo que hicimos fue hacer fuego, para calentar la comida que se estaba descongelando en el frigorífico y esperar a que llegasen noticias de lo que pasaba. El cuerpo técnico pasábamos todo el día juntos, ayudando a quitar barro y a achicar agua. Ese día las comunicaciones volvieron muy poquito a poco, a eso de las cinco de la tarde".

- ¿Cómo cambia el día a día centrado en los entrenamientos al de esta situación tan especial?

"Una vez que te das cuenta de que lo que hay es un escenario de guerra, con carreteras intransitables, gente aislada que intentas ayudar, y en el que llegamos a encontrar hasta un perro perdido que estuvo tres días con nosotros hasta que gracias a su chip encontramos a su dueño, te das cuenta que la situación ha cambiado.

No pudimos entrenar los dos primeros días, pero al tercero sí que pudimos salir por un camino que se había habilitado para llegar a la ciudad de Valencia sin tener que pasar por las zonas afectadas para poder llegar a entrenar en el estadio. Nos levantábamos a las 5 de la mañana para ir desde Chiva hasta Valencia y poder entrenar en el Ciutat de Valencia".

-Usted fue uno de los policías que encontraron una bolsa de explosivos en el 11M, y vivió esa situación desde dentro. Otra vez le ha tocado vivir una catástrofe desde el ojo del huracán, ¿qué ha sido lo más difícil de ver y afrontar teniendo en cuenta su experiencia en el 2004?

"Son dos situaciones muy diferentes, una provocada por la barbarie humana en un acto terrorista y, esto, ha sido una catástrofe natural imparable. Pero realmente, lo más difícil era ver a la gente que lo había perdido todo y, sobre todo, a la gente que estaba buscando amigos y familiares desaparecidos, que eran muchísimos. Son dos situaciones parecidas en cuanto al dolor interno, pero diferentes, porque aquí era inevitable el desastre de agua".

- ¿Le ha servido su formación y experiencia como Policía para afrontar esta situación tan anómala?

"Mi formación como Policía sí que me ha servido, y mucho. He mantenido la tranquilidad en todo momento, sabía cómo ayudar a la gente y cómo mantener la calma en situaciones de riesgo y alta tensión. Estamos formados para ello y para dirigir a la gente en situaciones en las que no saben qué hacer, como, por ejemplo, montar cadenas de agua, trasladar a personas, dar tranquilidad y mantener la calma de la gente ante una situación como esta. Además, me ha ayudado mucho mi experiencia vivida en el 11M para poder mantener mi propia calma en esta catástrofe".

- Cuando pudisteis volver a entrenar, ¿qué fue lo más difícil y lo más bonito de afrontarlo por primera vez después de todo?

"Una vez que pasó todo y volvimos a los entrenamientos, lo más complicado era mentalizar a la gente para volver a una normalidad que era imposible. Estábamos entrenando en el estadio y, a la vez, se estaba preparando una recogida de alimentos y voluntarios para ayudar dentro del Ciutat de Valencia.

Intentar mantener la concentración en el entrenamiento después de haber llegado por caminos en los que la situación era desastrosa con coches volcados y amontonados, todo lleno de barro, escombros, frigoríficos, lavadoras, etc., era imposible. Luego acabábamos los entrenamientos y los jugadores, el cuerpo técnico y los operarios de las oficinas nos poníamos a ayudar a la gente. Yo, en mi caso, llevaba medicinas a quien lo necesitase de forma urgente, sobre todo a las personas más mayores.

Eso fue lo más bonito, pero a la vez, lo más difícil, pues era muy complicado hablar de fútbol y mantener la concentración cuando eras consciente de la situación. Para ello intentábamos poner entrenamientos con ritmo para que los jugadores olvidaran la situación".

-¿Cómo vivió el momento del homenaje en el Ciutat de Valencia el pasado fin de semana y qué sensación le dejó el encuentro ante el Elche?

"Es para estar muy orgulloso del club, la gente y los jugadores. De todo el mundo que formó parte de un minuto de silencio, del que yo no había vivido nunca uno igual. Fue tan rotundo y tan sentido que me emocionó mucho. A mí personalmente me conmocionó muchísimo y me trajo recuerdos del 11M al ver a tanta gente llorando y tanta solidaridad en el estadio.

En cuanto al partido, me dio la sensación de que nos afectó mucho ese homenaje y nos tuvo durante la primera parte cohibidos, porque no éramos capaces de separar lo deportivo de lo humano con la desgracia. Nos costó mucho, pero en el descanso hablamos de soltarnos y de hacerlo lo mejor que pudiéramos siendo honrados por nuestra gente.

Hicimos una segunda parte muy buena, donde acabamos empatando, pero pudimos incluso ganar el partido. Nos fuimos con la sensación positiva de que lo habíamos dejado todo por intentarlo. Intentamos abstraernos y aislarnos para intentar competir, pero era imposible con el ambiente que había de dolor en el estadio".

-¿Cómo han vivido sus jugadores estos momentos y cómo afrontan ahora todo lo que queda de liga después de vivir una situación como ésta?

"Los jugadores han vivido la situación como los demás ciudadanos, con mucha pena, mucho dolor y con mucha solidaridad. Han ayudado en todo lo que han podido. Han estado en la recogida de alimentos, han llevado agua… Han estado increíbles. Trabajaban primero en el campo, entrenando, y luego ayudando a los voluntarios. Me siento muy orgulloso de todos ellos.

Ahora hay que afrontarlo como todo en la vida. Esto ya ha pasado y hay que seguir hacia delante poniendo todo lo que tienes e intentando reciclarte para darle la máxima normalidad a la situación.

Nosotros tenemos que seguir jugando y compitiendo. Tratamos de mentalizarles para que, a pesar de ver el desastre cada día por las carreteras y caminos, estén concentrados en hacer su trabajo lo mejor posible".

-Ahora mismo el equipo es séptimo con dos partidos menos en comparación al resto, ¿qué aspiraciones tiene el Levante para lo que resta de temporada?

"Es verdad que tenemos dos partidos menos, pero la sensación es que tenemos que competir bien. Somos un equipo que, cuando competimos, estamos a un nivel alto de la categoría y podemos hacerlo muy bien contra cualquiera.

Nuestras aspiraciones, día de hoy, son hacer las cosas bien cada día para intentar estar lo más arriba posible y, por lo tanto, intentar meternos entre los seis primeros, que son los que tienen opción de jugar playoff. Pero sabemos que es complicado, porque hay el doble de candidatos que de plazas, pero queremos ser uno de los equipos que lo estén.

Intentaremos no descolgarnos y que esta situación no nos afecte en exceso, para llegar a las diez últimas jornadas peleando por estar entre los seis mejores".

-Justamente encima del Levante en la clasificación se encuentra el Zaragoza, equipo de su hijo Iván, ¿cómo es enfrentarse a él, qué sentimientos se viven? ¿Y cuándo lo tenía a sus órdenes en Cartagena, que se siente al dar instrucciones a su propio hijo?

"Somos dos personas acostumbradas a competir. Hablamos mucho durante la semana para ayudarnos y conversamos sobre la liga. Creo que, por el nivel de ambos equipos, vamos a estar cerca el uno del otro en la clasificación, así que vamos a tener una batalla bonita, pero en la que cada uno mira por sus intereses, como es lógico, e intenta hacerlo lo mejor posible.

En Cartagena lo tuve entre mis 24 hijos, porque decidí que, en vez de tener un hijo dentro del vestuario tendría 24 y así tratarlos a todos por igual. Supimos diferenciar muy bien lo deportivo de lo personal, intentábamos hablar poco de ciertas situaciones comprometidas como pudiera ser el vestuario, por ejemplo.

Él me lo puso muy fácil, porque jugó muy bien e hizo una segunda vuelta extraordinaria. Por lo tanto, fue bonito poder dar instrucciones a mi hijo. Durante toda mi vida he intentado ayudarle en su formación como futbolista y a su desarrollo. Poder tenerle cerca y darle instrucciones ha sido muy especial.

Además, él lo hizo muy bien, aceptó el rol de hijo por un lado y el de entrenador por otro. Ha sido una situación fantástica e increíble, que pensaba que nunca iba a hacer por los problemas que le podría crear a él dentro de un vestuario. Pero los dos lo hicimos muy bien para que no hubiera ningún problema. Además, acompañaron los resultados, así que salió todo perfecto".

De este modo el entrenador madrileño del Levante se ha sincerado con nuestro medio, trayendo su lado más personal y su experiencia contada de primera mano en esta situación tan trágica que ha tenido que vivir nuestro país con la DANA del pasado pasado 29 de octubre, con especial daño en Valencia y Castilla-La Mancha.

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