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Carlos Henrique Raposo o cómo engañar al mundo del fútbol

Conocido como Kaiser, este jugador militó en 11 clubes durante 20 años sin jugar un solo minuto. ¿Cómo es posible? Es el mayor estafador del fútbol.

Conocido como Kaiser, este jugador militó en 11 clubes durante 20 años sin jugar un solo minuto. ¿Cómo es posible? Es el mayor estafador del fútbol.
Captura de pantalla de la película-documental The Greatest Footballer Never To Play Football | The Greatest Footballer Never To Play Football

El mundo del fútbol, del deporte en general, está lleno de historias personales que pueden sorprender a más de uno. Por su épica, su tragedia o por ser imborrables. Y otras por ser totalmente inverosímiles, aunque reales. Sin duda, la de Carlos Henrique Raposo es tan surrealista que este futbolista, llamémoslo así, es el mayor impostor de la historia del fútbol. Un personaje que contó con la connivencia de todos los que le rodeaban para convertirse en The Greatest Footballer Never to Play Football.

Al igual que muchos niños alrededor del mundo, Carlos Henrique quería ser futbolista. Uno de los motivos era llevar dinero a su humilde casa, pero no tenía cualidades para ello. Entonces, a base de mucha imaginación consiguió entrar en ese mundo… y así estuvo dos décadas en las que apenas disputó unos pocos minutos y nunca anotó un gol siendo delantero. Pero, a base de labia se las ingenió incluso para grabar un vídeo con sus mejores jugadas y goles. Entre sus supuestos logros, el jugador conocido como Kaiser habría sido campeón de la Copa Intercontinental de 1984, con Independiente de Avellaneda, ganándole 1-0 al Liverpool FC de Inglaterra (hecho que nunca sucedió).

Debemos saber que Raposo era apodado como Kaiser por su gran parecido con el futbolista alemán, Franz Beckenbauer, también se dice que es por una botella de cerveza. Pero no se le parecía absolutamente en nada más… Pese a amar el fútbol sus dotes no eran las adecuadas.

¿Cómo logró su engaño tanto tiempo?

Pese a que, como decimos, su habilidad no era el fútbol, a lo largo de sus 20 años de carrera llegó a militar en 11 equipos diferentes. El objetivo de Raposo era estar el menor tiempo posible en cada uno, entre 3 y 6 meses, y cambiar antes de que alguien se diera cuenta de su engaño. Así, pasó por el Puebla, el Botafogo, el Flamengo, el Ajaccio, el Bangu, el Fluminense, el Vasco da Gama, El Paso y el América. Es decir, estuvo la mayor parte de su carrera en Brasil, pero también en México, Francia, Estados Unidos o Arabia Saudí. Como es de suponer, cualquier futbolista en ese tiempo hubiera jugado no menos de 600 partidos oficiales, pero los registros de Raposo marcan solamente 14 partidos jugados y tan solo unos minutos. Un récord que demuestra su encanto como estafador.

Pero, ¿cómo lograba su objetivo? El ‘modus operandi’ era siempre el mismo… fingía una lesión en el primer entrenamiento y luego se pasaba la temporada en la enfermería. Pasados algunos meses, como mucho un año por equipo, rescindía su contrato con el club en cuestión, yéndose habiendo cobrado lo firmado y volvía a repetir el proceso en otro equipo. Pero no siempre le salió a la perfección, de hecho, en 1989, cuando estaba a punto de debutar en el Bangu, por temor a que lo descubrieran, comenzó una discusión con un aficionado del equipo rival para ser expulsado.

La llamada falsa del Barça

Como pasaba tan poco tiempo en cada club necesitaba mantener vivo el interés de los equipos del mundo y, para ello, hizo todo tipo de trampas y sobornos. Algunos de ellos fueron que pagó a periodistas para que le dedicaran reportajes en la prensa escrita, regalaba camisetas oficiales del equipo a grupos de jóvenes para que coreasen su nombre o filtraba ofertas de clubes extranjeros de relevancia.

Tal era la avaricia de Raposo que llegó a simular una conversación telefónica con Josep Lluís Núñez, que supuestamente estaba interesado en traerle al FC Barcelona: "Señor Núñez, ¿puedo llamarle yo dentro de una hora? Justo ahora hemos acabado de entrenar", dijo sin inmutarse. También es recordado por fingir comunicaciones en inglés con importantes equipos de la Premier, una mentira que fue descubierta cuando un médico que había vivido en el Reino Unido escuchó sus conversaciones sin sentido.

Un icono del fútbol mundial

Tal fue la locura por este supuesto jugador de fútbol que se llegó a hacer una película documental sobre su vida: Kaiser! The greatest footballer never to play football. Y, en declaraciones a la misma, Ricardo Rocha, le dedica unas palabras: "Kaiser ha sido una de las figuras más icónicas del fútbol mundial. Solo tenía un problema: el balón". Es lo que podríamos llamar con cierta dosis de ironía "el falso nueve definitivo". Otros nombres tan conocidos de la época como Bebeto, Renato Gaúcho o Zico fueron algunos de sus compañeros en la gloriosa historia del futbol brasileño de los 90, pero nunca recibieron ni un pase de él.

Pero, además de para salir de la pobreza, se dice que Raposo decidió convertirse en futbolista cuando comprobó que las que chicas se volvían locas por ellos. De hecho, los que le conocieron afirma que era más fácil encontrarle en la noches interminables de los clubes de moda que en el campo de entrenamiento. Pero con Kaiser, llamado así por Beckenbauer o por una botella de cerveza del mismo nombre, nunca se sabe.

Una película sobre su vida

La vida de este extraño futbolista, además de contener mucho sacrificio, también está ligada al sexo, el dinero, las fiestas y la fama. De eso trata la película "Kaiser", un documental que relata la vida de Carlos Henrique Raposo. Como cuentan en el film algunos jugadores, Raposo logró engañar a directivo, clubes, periodistas e incluso miembros de la mafia para que creyeran que era un jugador talentoso, algo que sólo fue posible por la falta de información de mediados de los 80.

Él mismo, ya con 55 años bromea sobre todo aquello: "Todos los equipos a los que me uní celebraron dos veces: cuando firmé y luego cuando me fui". El falso futbolista hace alarde durante todo el documental de su vida glamorosa y de su innumerable cantidad de encuentros con mujeres. "Era adicto al sexo, como Michael Douglas. Me acostaría con al menos tres mujeres por día", asegura.

Actualmente, el protagonista de esta historia, quien supo compartir equipo con leyendas como Rocha, Renato Gaúcho, Romario, Branco y Bebeto entre otros, dirige un gimnasio y se autodenomina Personal Trainer. Atrás han quedado sus años de sexo, dinero y fama, una verdadera vida de película.

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