
Renuncia para hacer realidad un sueño. Kylian Mbappé abandonó el vestuario del París Sant-Germain para aterrizar en la capital española y hacer magia en el Santiago Bernabéu. El francés llevaba varios años queriendo vestir la camiseta del Real Madrid y Florentino Pérez tanteando al jugador. Finalmente, el 16 de julio pudo hacer realidad su deseo ante un estadio repleto de madridistas ilusionados con el nuevo fichaje galáctico.
Después de varios meses en Madrid, el periódico L'Equipe ha desvelado la cifra a la que Mbappé dijo "no" para hacer las maletas a su nuevo destino: 250 millones de euros. Un dinero que habría percibido si hubiese prolongado su contrato un año más bajo las órdenes de Luis Enrique, una decisión opcional que había firmado en su última renovación. De ese total, 70 millones formarían parte de su salario – 20% de subida respecto al año anterior – y el resto, los 180 ‘kilos’, pertenecerían a un bonus y derechos de imagen. Al no prolongar su relación con el PSG, no hubo negociación y la cláusula no se hizo efectiva.
A modo de compensación
El Real Madrid no llegaba a las mismas cifras de salario ofrecidas por el equipo presidido por Nasser Al Khelaïfi, pero encontró una salida para que el jugador saliese beneficiado en su llegada: los derechos de imagen. Kylian tiene un 80% de los mismos, algo noticioso en el club blanco ya que lo normal es que los futbolistas lo repartan 50/50. Por otro lado, el salario del francés es de 32 millones de euros brutos.
Además, Florentino Pérez no hizo ningún desembolso por el fichaje del delantero, pero sí a Mbappé en concepto de prima por haber llegado en calidad de libre. La cifra ascendió a 117,5 millones de euros, menos de la mitad de lo que habría recibido de continuar en París. Sin embargo, la ilusión del delantero por jugar en el Real Madrid inclinó la balanza hacia el lado blanco.
Desde su entrada en el vestuario del Santiago Bernabéu, la ‘Tortuga’ ha disputado 44 partidos, alcanzando los 31 goles y cinco asistencias. Lo siguiente en su lista, lograr algún trofeo vestido de blanco – ya sea individual o colectivo –, con la posibilidad de enfrentarse con su exequipo en una hipotética semifinal de Champions League, un trofeo todavía ausente en su palmarés.


